El ángel de la muerte      5 puntos

The Good Nurse, EE.UU., 2022

Dirección: Tobias Lindholm.

Guion: Krysty Wilson-Cairns.

Duración: 121 minutos.

Intérpretes: Jessica Chastain, Eddie Redmayne, Kin Dickens, Noah Emmerich, Nnamdi Asomugha

Estreno en Netflix.

No puede empezarse esta crítica sin una advertencia: es imposible escribirla sin "espoilear", ya que es la propia película la que "espoilea" quién es el asesino, allá por la mitad de su recorrido. El ángel de la muerte, cuyo título original es casi el contrario (The Good Nurse), se basa en el caso real, muy difundido, de un enfermero que confesó haber asesinado a veinticuatro pacientes de distintos hospitales, aunque se cree que pueden haber sido cuatrocientos. La película devela de quién se trata y de ahí en más el único interés radica en saber cómo van a hacer los investigadores del caso en arrancarle una confesión, aunque esto sea claramente poco interesante.

Amy (Jessica Chastain) es una enfermera y madre soltera de dos niñas, que descubre que tiene una condición cardíaca. Pero debe mantenerla oculta ante las autoridades del hospital, ya que develarla implicaría perder el puesto, un lujo que Amy claramente no se puede dar. A poco de andar se presenta en el hospital un nuevo enfermero, Charles Cullen (Eddie Redmayne), de aspecto angelical y dispuesto no solo a cubrir a Amy, sino a darle una mano con las hijas, a quienes en sus horas de trabajo Amy no puede atender, ya que no cuenta con los medios para contratar a alguna cuidadora. Una paciente que se hallaba en condiciones estables muere por exceso de insulina, y Amy, sorprendida, decide investigar. No pasa mucho tiempo antes de que descubra que el amable Cullen pasó por nueve hospitales antes de llegar a éste.

Hay un primer problema en la trama, que como puede verse no es menor, y es que no se entiende cómo puede un enfermero pasar por nueve puestos sin que nadie investigue cómo fue que lo echaron de todos. En el hospital actual intentan “tapar” lo que puede haber sucedido (hay dos detectives investigando el hecho), para no recibir una grave sanción de las autoridades en salud, y se puede inferir que en todos los hospitales sucedió lo mismo. ¿Pero no es un poco demasiado que un enfermero asesine a veinticuatro o a cuatrocientos pacientes, en el plazo de unos pocos años (no tiene más de 40), sin que en algún momento “salte” la verdad? Teniendo en cuenta que la película se basa en un caso real debe aceptarse que fue así. Pero cuesta.

Develada pronto la identidad del asesino, en casos “normales” el guion hubiera optado por dos posibilidades: el juego del gato y el ratón, con Cullen tratando de asesinar a Amy a partir del momento en que empieza a sospechar de que su colega lo está investigando, o convertir a la protagonista en una de esas heroínas que luchan solo contra todo un sistema, tipo Erin Brockovich. Con buen criterio, el realizador danés Tobias Lindholm (guionista de Otra ronda) elude incurrir en ambos clichés. Pero, más allá de un convincente tono menor, a cambio de eso se queda sin nada.