Desde San Pablo

Hay una canción de Divididos que dice: “¿Qué ves, qué ves cuando me ves? Cuando la mentira es la verdad”. Esto pasa en Brasil. Las fake news se apoderaron del espacio virtual. Construyen una realidad paralela. Son el espinazo dorsal de la posverdad. Circulan como desechos cloacales en la construcción de su mundo de alcantarillas. Es tal la potencia con que irrumpieron en esta sociedad, que el último contacto de Lula con los periodistas antes de la elección, fue dominado por el tema. Se volvió omnipresente del principio al fin.

Mienten descaradamente

“Hay personas que descaradamente mienten, que no tienen ningún respeto por la verdad. Yo tengo 77 años y nunca había visto una fábrica de mentiras y maldades, en verdad, como las que dice el presidente que gobierna este país. Gracias a Dios me parece que el pueblo brasileño va a hacer un cambio, porque este país necesita reconstruirse en base a una persona que tenga credibilidad, una persona que garantice estabilidad jurídica, política y social”, arrancó Lula apuntándole a las usinas de la desinformación.

Hablaba en un local del Partido de los Trabajadores (PT) ubicado a media cuadra de la avenida Paulista, sobre la calle Carlos Sampaio 305, en el barrio de Bela Vista. Había llegado retrasado, con sus candidatos a vicepresidente y gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin y Fernando Haddad. Pero también con la ecologista Marina Silva, su esposa Janja y una sorpresa: su amigo, el expresidente de Uruguay, José "Pepe" Mujica, diez años mayor que él.

Hacía demasiado calor en el recinto vidriado ubicado al fondo de la casona decorada con imágenes del PT y sus referentes paulistas. Tres ventiladores no alcanzaban para refrigerar a casi un centenar y medio de periodistas, reporteros y camarógrafos comprimidos entre sí. Había muchísimos colegas argentinos, casi en proporción parecida a la de los brasileños.

Lula no fue el único que habló de fake news. Haddad comenzó la presentación del encuentro – que de conferencia de prensa viró a discursos contra las mentiras oficialistas – y, como Alckmin, se defendió de la tormenta de noticias falsas. Mencionaron un par de boutades que circulan en las redes y que desacreditaron ante los periodistas. Después de sus breves exposiciones, el líder histórico del PT volvió a cargar contra la propaladora oficialista. Tranquilo, pero sin bajar el tono de sus denuncias.

Contraataque

Contraatacó contra la noticia que le atribuye Bolsonaro de pretender terminar con la figura jurídica del MEI o Microemprendedor Individual, que es aquella persona que trabaja por su propia cuenta, un empresario Pyme y/o asalariado con un ingreso mínimo y que se inscribe de manera gratuita en una página web del Estado. Lula recordó que “el MEI fue creado por mí cuando era presidente de la República. La ley general de micro y pequeña empresa fue creada por mí también y ellos (por los bolsonaristas) dicen en las redes sociales que yo quiero acabar con el MEI”.

Pepe Mujica lo miraba con su serenidad campechana. Marina Silva, ubicada pocos pasos más atrás, seguía la escena igual que Janja. Pero Lula continuaba como si estuviera en un acto del PT, sensiblemente afectado por la factoría de fake news que no descansa. “Sinceramente, no alcanzo a concebir cómo alguien que disputa una elección y miente descaradamente la campaña entera, sin límites para desafiar a las instituciones, un ciudadano descontrolado así no tiene condiciones psíquicas para gobernar a un país del tamaño de Brasil. Y lo digo porque adentro del debate lo noté nervioso. Y hasta pedí pararlo un poco para ver si la persona se calmaba”.

El sábado al mediodía, Haddad retuiteó la crítica a un libelo que circula en Brasil como las aguas servidas de la desinformación. Dice: “¡¡¡Advertencia!!! La extrema derecha ha impreso innumerables panfletos falsos como éste y los está distribuyendo por todo Brasil. Es una suciedad sin fin. Todo en ese papel es FALSO…”

Es tan rudimentaria su hechura que lleva un rostro de Lula fotocopiado y el escudo del PT con una serie de reivindicaciones que le atribuye al Partido de los Trabajadores. Desde el “control de la prensa y de las redes sociales” al “desarme general de la población”. Algo que no estaría mal a sabiendas de lo que ocurre todos los días y que la cultura armamentística del clan Bolsonaro pregona desde sus polígonos de tiro.

A los tiros

Durante la tarde, la diputada oficialista Carla Zambelli sacó un arma y le apuntó a un hombre en una esquina del barrio Jardín, de los más acomodados de San Pablo . Fue una pequeña muestra de la ley del Far West con la que varios sectores del oficialismo se identifican.

Hay fake news que quedarán en la historia y ya forman parte de una antología. El cierre de iglesias que llevaría adelante el PT de acceder al gobierno es una de ellas en este 2022 de alto voltaje electoral.

En el clan Bolsonaro las tareas están bien repartidas. La comunicación virtual es obra de Carlos, el concejal por Río de Janeiro con casi 3 millones de seguidores en Instagram. Aquí lo definen como el “estratega del ecosistema de desinformación”. Así ganó su padre, el militar levantisco y nostálgico de la dictadura, las elecciones de 2018. En aquella oportunidad una de las noticias falsas de calado más hondo decía que Haddad – por entonces el candidato a presidente del PT – había pedido distribuir mamaderas con forma de pene para combatir la homofobia desde la cuna en las guarderías. La producción de sentido apuntaba al perfil de quien ahora aspira a gobernar San Pablo. Había sido ministro de Educación de Lula y de Dilma Rousseff.

 

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