Ligada a las nociones de justicia, valor y generosidad, la figura de aquel caballero andante nacido en La Mancha es el eje de la puesta que estrenó el director Jorge Eines. Es por esto que en la obra se dice que cada vez que alguien hace algo bueno sin mirar las consecuencias se nos viene a la cabeza el personaje creado por Cervantes. Escrita por José Ramón Fernández la obra se llama Yo soy Don Quijote de la Mancha y puede verse los viernes en en la Sala Inda Ledesma del Espacio Experimental Leónidas Barletta del CCC (Diagonal Norte 943). Sus intérpretes son Claudio Garófalo y Florencia Lorenzo, la escenografía y el vestuario son obra de Pablo Calmet.

Director teatral, pedagogo y ensayista, Eines debió exilarse con el golpe del ’76 cuando en Buenos Aires comenzaba a hacerse notar con sus puestas, a pesar de su juventud. En España logró reconocimiento y hasta sala propia en Madrid, Tejido abierto, también nombre de su grupo. Desde hace años que el director vuelve a su país con sus montajes y seminarios. Precisamente, recientemente fue presentado en Sagai el libro Jorge Eines, una selva de palabras, biografía escrita por Emeterio Díaz Puerta, publicada por Losada.

“Cervantes inventó un caballero andante que no ganó batallas”, dice Eines en la entrevista con Página/12, y enseguida compara a Alonso Quijano con el personaje de la "Balada para un loco" de Horacio Ferrer y Astor Piazzolla: “como él, el loco amaba la libertad y hacer el bien”. Ambos son, en palabras del director, “buscadores de lo justo y lo verdadero”. Y tienen, además, el coraje de decir las cosas tal como son. Es por esto que en el montaje se entrecruzan.

La idea del realizar esa asociación de personajes le pertenece a Eines, pero quien realizó la dramaturgia fue Fernández, de quien ya lleva puestas otras tres obras. Siguiendo su modalidad de trabajo, en los ensayos que comenzaron iniciando el año, ambos actores pusieron el cuerpo antes que las palabras: “Primero hay que hacer, luego integramos la palabra”, sostiene. Apasionado por la enseñanza de su propia técnica actoral, Eines advierte que “los actores muchas veces quiebran las reglas del realismo con acciones que nos resultan sorprendentes”. En sus libros habla acerca de la importancia del ensayo como espacio e instancia de juego de los cuerpos en movimiento. Su forma de trabajo se aparta de la ortodoxia: “me opuse siempre al Actor’s Studio, a la hiperbolización de copiar la vida y de 'sentir' como único valor en la actuación”, detalla el director.

Al referirse a esta puesta que da cuenta de algunas de las situaciones vividas por el Caballero de la Triste Figura, Eines explica que allí se puede apreciar lo que ya es una marca de su estilo: los actores asumen varios personajes cada uno y la transformación se da en la escena misma mediante un cambio de objetos o accesorios del vestuario. “Es un modo de hacer evidente la técnica”, sostiene el director. Además del protagonista, el escudero y su burro, los personajes que aparecen en el montaje son Sanchica, la pastora Marcela y, extraída de la novela de caballería Amadís de Gaula, la Bruja Urganda. Todas ellas mujeres que saben lo que quieren y cómo conseguirlo.

-¿En qué medida el teatro le sirve para mirar la realidad?.

-Para ver la realidad y para darle un sentido. De la realidad argentina que nos castiga y nos contamina a todos, la grieta es el gran tema. Finalmente acaba siendo un templo donde se va a rezar, porque parece que la condición de la existencia de la política es la confrontación. Y el odio de uno alimenta el odio del otro. Si a este espectáculo no le va bien o no funciona, es porque no se comprende la resignificación que hace de esta realidad.

-¿Cómo relaciona al Quijote y al loco de la balada de Piazzolla con la grieta?

-Cuando hago el cruce entre el Quijote y el Loco, estoy hablando del hombre bueno, no codicioso, no miserable, caballeroso. Y para terminar con la grieta, los que se sienten a hacer un acuerdo deben estar dispuestos a dejar de ganar, a aceptar perder algo que les es propio.

-Don Quijote alude a las utopías…

-Y una utopía podría ser desarmar esta realidad que padecemos. Pero hay minigrietas en cada lado de la gran grieta, porque no se sabe cómo existir si no es confrontando.

*Yo soy Don Quijote de la Mancha, Espacio Experimental Leónidas Barletta del Centro Cultural de la Cooperación (Diagonal Norte 943), viernes a las 20.