El ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires Nicolás Kreplak dialogó con Buenos Aires 12 al término del masivo encuentro realizado en Gualeguaychú. “Un proyecto de Salud que apunta a lo colectivo no puede estar pensado dentro de un proyecto político que hace hincapié en la meritocracia y en excluir a los que menos tienen” remarcó.

--¿El encuentro cumplió con las expectativas?

--Las expectativas se superaron. Tuvimos una concurrencia masiva desde todos los puntos del país. Esperábamos tener entre 4 mil y 5 mil personas, pero superamos y llegamos a las 6 mil. Pese a eso, es cierto que cuando armamos el encuentro, surgió algo muy lindo que fue la multiplicación de los mismos. Tuvimos muchas reuniones en cada localidad, en cada región, en provincias, hospitales y en espacios sindicales. Se dieron de a cientos en las últimas semanas, lo que demostraba la voluntad de venir a Gualeguaychú. El viernes, por ejemplo, se llevó a cabo el primer encuentro nacional de estudiantes de la salud con 800 pibes y pibas de todo el país.

--¿Qué podes destacar de estas jornadas?

--Hoy se dio, junto a la presencia de muchísimos actores del sistema de salud, trabajadores y trabajadoras de las universidades, el broche fuerte de tener a Máximo Kirchner en el acto central. Esto le da la profundidad política, analítica, la territorialidad, el federalismo y la densidad de conocimiento de quienes realizan el sistema de salud, de quienes trabajan en él, que nos preanuncia que estamos ante un proceso de reforma del sistema de salud que tiene una potencia que es cada vez mayor.

--¿Qué se lleva el trabajador y la trabajadora de la salud que asiste a un encuentro como el que se vivió en estos días?

--El trabajador y la trabajadora que asistieron hoy se llevan la actitud contrahegemónica de que la solución a los problemas no es la respuesta individual, como muchas veces si instala, sino la idea de lo colectivo y del cuidado. Tenemos que trabajar en conjunto y cuidar a los otros y las otras. Esa es la fortaleza central de los trabajadores de la salud. Los que atraviesan esta experiencia se llevan la pujanza de saber que no están solos, de que hay miles y miles construyendo el mismo camino.

--La reforma no se da de un día para el otro.

--Si bien no es de un día para el otro, continuamente están sucediendo distintas iniciativas, desde las más grandes a las más chicas. Desde las macro, como las leyes del Congreso Nacional o de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, a las micro, que se construyen en los barrios, en los hospitales, en los servicios y las universidades. Éstas cambian las prácticas y, en vez de tender hacia la individualización y la liberalización, separando la enfermedad del resto del proceso vital, nosotros trabajamos sobre la integralidad. La integralidad de los procesos vitales, el cuidado de todas las personas, pero también del sistema de salud.

--¿Y los actores que exceden al Estado?

--Es ahí también cuando discutimos la realidad del financiamiento y de los actores del sistema de salud. Nosotros lo decimos claramente: no es que la reforma del sistema de salud que tenemos que construir es con el Estado y sin la seguridad social, sin el sector privado y sin las sociedades científicas. Es con todos ellos, pero el Estado debe tener un rol central porque garantiza el derecho de todos. Pero además de ello, todos, trabajemos donde trabajemos, tenemos que repensar como hacemos las cosas y actuar de una manera mucho más colectiva, más coordinada, trabajando más en la prevención y en el cuidado de la salud de las personas y no solamente en la tecnología y en la atención de la enfermedad.

--¿Es posible sin un contexto político nacional que acompañe?

--Tenemos que afirmar que no hay más posibilidades de pensar un proyecto de país que no piense su proyecto de salud. Cualquier proyecto de país integral, cualquier proyecto de país que busque soberanía, que busque prosperar como sociedad, tiene que pensar que una de las cosas a tener en cuenta es la salud. Eso es un problema que en todo el mundo existe y que en Argentina está muy patente, y que tiene una tradición fuerte.

--Entra en juego el contexto social

--Si. Algo que hace una década se pensaba al revés, era que podían existir tecnócratas de la salud que tuvieran la solución para los problemas sanitarios aplicables a cualquier país y a cualquier contexto y no es así. Tiene que ver con sus historias, con sus devenires políticos y con sus territorios. El proyecto de salud tiene que estar enmarcado en un proyecto político. Un proyecto de salud que apunta a lo colectivo no puede estar pensado en un proyecto político que hace hincapié en la meritocracia y en excluir a los que menos tienen. Eso debe pensarse de cara a lo que viene: el proyecto político necesita un proyecto sanitario, y viceversa.