“Estoy detenida por una enfermedad”, aseguró la mujer que esta mañana se paró ante el Tribunal Oral Criminal 30 de la ciudad de Buenos Aires. La China --un seudónimo puesto para resguardar su identidad-- tuvo una emergencia obstétrica, pero está presa desde hace dos años y llegó a juicio oral acusada de “homicidio agravado por el vínculo”: la justicia le imputa haberle dado muerte a su hijo recién nacido. Desde el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que apoya su defensa, sostienen en cambio que la mujer no se percató de que estaba embarazada, que vivió una “negación del embarazo” y que el feto nació sin vida.

Este lunes comenzaron su declaración “La China” y un gendarme. El proceso judicial se extenderá tres jornadas en total.

Desde el equipo que acompaña a la mujer, que está detenida hace casi dos años, aseguran que no para de llorar, porque tiene una mezcla de culpa por no haberse dado cuenta de que estaba embarazada y por el hecho de continuar detenida lejos de su familia. La China está esperando el fallo judicial privada de su libertad en el Penal de Ezeiza.

“Lo que pasó hoy fue importante para ella porque pudo declarar ante el tribunal y la fiscalía, contar su historia y sus antecedentes de otros embarazos”, sostuvo Vanina Escales, coordinadora de la agenda transversal feminista del CELS, organismo que se presentó como "amicus curiae" en la causa.

En un video, La China cuenta que ella tiene antecedentes de no haberse dado cuenta  de que estaba embarazada en varias ocasiones, incluso con pérdidas de sus embarazos casi llegados a término. “Ella no tiene síntomas, no le crecen los senos, no deja de menstruar en ningún momento y esto se sumó al contexto de pandemia, en donde no se realizó los estudios ginecológicos como muchas otras mujeres. Además, el aumento de peso lo asoció directamente al sedentarismo de la pandemia”, explicó Escales.

La China es una mujer venezolana que el 15 de diciembre de 2020 --según el relato de la mujer y su defensa-- se despertó con dolores muy fuertes de ovarios, se tomó unos antibióticos y continuó contestando mensajes laborales, porque trabajaba de contadora cuando se empezó a descomponer. Al sentir que tenía una hemorragia, tomó las sábanas manchadas y las tiró a la basura para no asustar a sus hijos. Un cartonero que pasaba por la zona encontró el feto en la basura y dio aviso a un gendarme. A partir de las cámaras de seguridad de la Ciudad fue rastreada e identificada.

A los días fue detenida acusada de “homicidio agravado por el vínculo”. Los peritos y médicos que la examinaron --tanto oficiales como de parte-- coincidieron en que La China presentaba una negación generalizada del embarazo, que redundó en un desconocimiento total sobre la situación, y determinaron que la enfermedad placentaria que tiene y que la llevó a perder otros embarazos avanzados hizo que el feto que gestaba naciera sin vida.

La autopsia determinó que “el bebé murió por el desprendimiento de la placenta y no por violencia". Tenía entre 38 y 39 semanas de embarazo. “Se la acusa de no haberlo llevado a recibir atención médica oportuna de inmediato. ¿Pero cómo llevar a alguien que no sabés que existió?”, afirmó la abogada, Indiana Guereño.

El marido de La China, que fue sobreseído el año pasado, nunca se dio cuenta de que su mujer estaba embarazada, a diferencia de embarazos pasados donde sí fue capaz de notarlo. “Hay cuerpos y cuerpos, y esto es más común de lo que una cree. No es solo este caso, son muchos a lo largo y a lo ancho del país”, remarcó Guereño.

Este no es el único hecho de estas características que están llevando a cabo desde el CELS porque la emergencia obstétrica es tratada frecuentemente por la justicia penal pero con otras carátulas, como en este caso. “Estamos acostumbradas a escuchar sobre el embarazo psicológico pero es muy poco común escuchar sobre la negación del embarazo. Esto último pasa en 1 de cada 475 nacimientos; la persona parturienta tenía negación de su embarazo”, remarcó la coordinadora del CELS.

Además, desde el organismo remarcan que la mujer debería poder estar esperando el proceso judicial en libertad o con una prisión domiciliaria. “En el caso de ella no hay justificación para que estuviera detenida esperando a ver qué sucede. Tiene dos hijos, uno de ellos con una discapacidad, no hay razones para esta arbitrariedad”, dijo Escales.

“Estamos pidiendo que se aplique perspectiva de género en la justicia, que es nada más y nada menos que ponerse en las zapatillas de esa mujer, entender el contexto y sacar los prejuicios de cómo es un embarazo ideal”, concluyó la Guereño. 

Informe: Mercedes Chamli.