Valizas ya formaba parte del universo historietístico argentino desde mucho antes que Historieteca Editorial lo publicara. La novela gráfica de Rodolfo Santullo y Marcos Vergara apareció originalmente en el portal Historietas Reales circa 2010 y desde entonces, al ritmo de una página por semana, cautivó lectores. Luego una edición uruguaya había dado la oportunidad de leer la historia de corrido. Lo que faltaba era una edición nacional que la volviera más accesible.

Aquí los autores ubican la acción en un pueblito costero imaginario de Uruguay. Desde luego, Valizas existe en la República Oriental y es un balneario muy celebrado, pero no es esta Valizas que, por ejemplo, tiene faro. Y el faro será crucial en el relato de Santullo y Vergara, ambientado en plena dictadura uruguaya y en que la relación de dos hermanos –él pescador, ella tupamara- se pone a prueba en medio de lo más duro de la represión ilegal.

Esta fue la segunda colaboración entre guionista mexicano-uruguayo y dibujante argentino (de San Nicolás). La primera (Cena con amigos) había obtenido el Premio Solano López, y esta fue muy celebrada y para muchos aún más lograda en lo formal que la primera. Aquí el guión de Santullo es más profundo, consigue más capas de sentido y deja ver el crecimiento de su oficio como escritor. Además, el guionista consigue imprimir al relato un constante sentimiento de inquietud en que ni el lector ni los protagonistas saben de dónde puede venir el golpe, ni en qué momento. Es más, el impacto de esa incertidumbre en la mente de muchos de los personajes es una de las facetas más notables de la narrativa de Santullo, que es hijo de padres exiliados durante la dictadura: claramente hay allí una voz, un tono y un saber que le son familiares.

Además, Santullo combina este doble hilo del relato (dictadura uruguaya / tensiones familiares) con el recurso de pequeños relatos paralelos, anécdotas vinculadas a los faros, que ofician de alegorías y subrayan distintos elementos del relato.

El dibujo de Vergara, en tanto, es espectacular. Es difícil concebir un libro dibujado íntegramente en tono arena (o sepia, u ocre, si se prefiere, pero esencialmente, en distintos tonos de arena). Vergara lo consigue y eso ya es un logro en sí mismo, pero además y visto con la distancia de más de una década, se advierte que es el libro en que el nicoleño consolida muchos de sus recursos gráficos y narrativos, donde encuentra un ritmo para contar, donde las expresiones de los rostros van dejando la ampulosidad para ganar en sutileza. Y aunque algunas páginas se sienten más desparejas que otras, también se descubre ahí la búsqueda del dibujante y la construcción de nuevos recursos para levantar su apuesta ante el lector. Así las cosas, Valizas no sólo resulta una gran recuperación de uno de los “clásicos” de la nueva historieta argentina, también es un documento notable para estudiar el crecimiento de un guionista central en la escena y uno de sus exponentes gráficos más destacados.

Lanzamientos

Estrella Roja (Manuel Loza / LocoRabia)

La épica de La guerra de las galaxias desde la perspectiva de alguien del hemisferio sur, con consciencia de clase y un manejo notable del lenguaje de la historieta. Es un modo –de muchos posibles- de describir Estrella Roja, en que Loza narra una gran revolución espacial con la limitación autoimpuesta de usar sólo los recursos formales de los orígenes de la disciplina. Y no sólo funciona, sino que además emociona.

La caja vol.3 (Esteban Podetti / Historieteca)

Es difícil decir sobre Podetti algo que no se haya dicho ya. Su serie de La caja debe figurar entre lo más hilarante –e incorrecto hasta el punto justo- de los últimos años en el humor nacional. Ácido hasta el hueso, impiadoso incluso con aquello que aprueba, el autor entra aquí en los años de la peste, y su particular estilo gráfico agrega una cuota de grotesco y surrealismo al ya de por sí extraño y distópico momento que a su muy especial modo retrata.

Flor de espadas (Nicolás Mobilia e Ignacio Segesso / Multiversal Ediciones)

Lentamente la aventura con ambientación local va ganando espacio en la oferta editorial. Flor de espadas propone una licuadora intensa de iconos nacionales (que van del Obelisco a la Logia Lautaro, pasando por mitos camperos y Roberto Arlt) para ofrecer al lector aroma argentino en “una de aventuras”. El resultado funciona y agradece mucho el trabajo del dibujante, que narra bien e incluso impacta en varias páginas. El guión cumple y además promete nuevas aventuras.

El nuevo milenio (Rocío Espina / La Pinta)

Espina recrea con herramientas sutiles el clima social y económico de los años de la Alianza que llevó al estallido de 2001. Un retrato que es tanto social, como barrial y familiar, pues al mismo tiempo que la joven autora recrea, documenta y recuerda esos años de infancia, también presenta a su familia y especialmente a su padre, lo que termina de convertir a la novela gráfica en un libro conmovedor en que lo particular y lo grupal no tienen divisiones tan definidas.

Viñetas

Ganadores Banda Dibujada

El Movimiento Banda Dibujada entregó la décima camada de sus premios con una ceremonia particular, pues fue la primera tras dos ediciones suspendidas por la pandemia de coronavirus. El jurado –integrado por Diego Arandojo, Laura Vazquez Hutnik y Roberto Barrios- trabajó sobre una selección de libros publicados entre 2019 y 2021. Además, los miembros de BD otorgaron el Premio a la Trayectoria al mendocino Ricardo Cangialosi. Los Premios Banda Dibujada celebran lo más destacado en historieta infantil y juvenil, aunque en esta edición el jurado sumó la categoría de “ficción para toda la familia”. Brian Jánchez se alzó con el premio de mejor libro de ficción infantil de autoría nacional por El increíble barco pirata volador, publicado por Maten al Mensajero, mientras que en la subcategoría “Primeras lecturas” el reconocimiento fue para Fernando Calvi y su Zonia y el fuego (Mamut/Hotel de las Ideas). Como Humor gráfico fue destacado Yoco Yaca, de Chanti (vía Comiks Debris). También recibió su premio la antología Pumbapá, impulsada originalmente por el fallecido Diego Cortés. Por otro lado, la flamante categoría de “ficción para toda la familia” fue para El viaje de Luka, de Dolores Okecki, una de las poquísimas autoediciones en ganar un premio importante en los Banda Dibujada. En lo que toca a historieta para jóvenes, el jurado otorgó tres premios: Cayetano (Saracino/Brondo, por Comic.ar), El golpe de la cucaracha (Gato Fernández, por Historieteca Editorial) y Guaraní (Agrimbau/Ippóliti, por Hotel de las Ideas). También para jóvenes, pero en humor gráfico, el premio fue para Tute por Superyó (Penguin), y además el jurado habilitó una subcategoría dedicada al terror y el suspenso, en que ganó Knock knock Monk, de Alesio Rossino y Jonathan Crenovich, editado por Capsula. En lo que hace al material de autores extranjeros, obtuvieron premios Cleopatra del espacio vol. 1 - Práctica de tiro, de Mike Maihack (Editorial Común), Yonky el Zombi - El crucero del terror, de Marko Torres (Comiks Debris), y El gato del rabino - Integral vol. 1, de Joann Sfar (Hotel de las Ideas). Además, Judith Gociol ganó en la categoría Libro teórico o de difusión por Universo Mafalda (Penguin). Finalmente, hubo menciones especiales para la serie Escuela de Monstruos, de El Bruno (publicada íntegramente por Editorial Pictus) y la colecciones “Musarañita” (de Musaraña Editora) y “Regreso” (de Hotel de las ideas).