“Sentíamos que debíamos abrir a otro público, que quizás no es de nicho pero está ávido de este tipo de contenido”, reflexiona Elian Aguilar, director del Festival Buenos Aires Rojo Sangre, la ya tradicional cita para los amantes del cine fantástico, bizarro, terror y un largo etcétera de géneros que constituyen, advierte el organizador, los más demandados en las taquillas, aunque luego eso no tenga su correlato en el prestigio que se le dispensa. Las películas de género, además, “siempre sirven para hablar sobre los temas que circulan en la sociedad”, considera Aguilar. 

El BARS comienza este jueves y se extenderá hasta el 27 de noviembre. Tendrá su epicentro en dos sedes: el Multiplex de Belgrano (Vuelta de Obligado 2238) y el Centro Cultural General San Martín (Sarmiento 1551). Será nuevamente una edición híbrida pues conserva su pata digital, que podrá disfrutarse a través de la plataforma de streaming MUBI y el portal digital del gobierno porteño Vivamos Cultura, con sendas selecciones. “El objetivo es siempre mostrar al espectador el cine que no va a ver en otro lado”, destacan.

La pata digital, explica Aguilar, es una forma de ampliar el alcance nacional del encuentro, que ya es un hito a nivel latinoamericano, en cuya producción –además de la específicamente argentina- hace foco el BARS. “Descubrimos en 2020 que tuvimos visitas de otras provincias que muchas veces participan del Festival con cortometrajes y el Fin de Semana Sangriento. Este año a esa actividad se sumaron 130 equipos de todo el país”, cuenta. El Fin de Semana Sangriento es una convocatoria a equipos de cineastas para hacer un cortometraje en tiempo record y con presupuesto acotado. 72 horas trabajando a full para ofrecer algo novedoso a la audiencia. “Al digitalizarnos otras provincias pueden acceder al Festival”, dice Aguilar.

La vitalidad del cine de género es notable y no se detuvo con la pandemia. Incluso, más allá de algún coqueteo inicial con esa temática, pronto recuperó sus temas habituales. “En las ediciones de 2020 y 2021 tuvimos más películas que tenían que ver con la pandemia. Este año el panorama ya es más diverso, aunque sí hay una película bizarra japonesa que tiene al covid en el centro de la historia. Pero el resto responden a otras narrativas”, comenta. “Nosotros intentamos poner todo lo posible para saber cuál es el pulso de la sociedad, pero eso se va a ver más a largo plazo. Los cambios culturales no son de un año para el otro, eso es algo más profundo que se va construyendo con el tiempo”, plantea.

Uno de los hitos de este año es el regreso al CCGSM, una de las sedes que vio las primeras ediciones del encuentro, que ya supera las dos décadas de andadura. “Armamos una programación especial para ese espacio con documentales, películas en fílmico y las producciones de universidades, además de otras actividades”, explica. “Estamos intentando que el festival llegue a un público más diverso, porque aunque nuestro fuerte es el nicho, tenemos que intentar una apertura y comunicar que no sólo vas a ver películas ultraindependientes de gore, sino que tenemos películas tan abarcativas como lo fantástico permite: la ciencia ficción, la aventura, la comedia bizarra y más”.

Este año el BARS ofrecerá cientos de cortometrajes y más de 60 largometrajes programados en diferentes competencias y categorías, con películas como Mad Heidi (Johannes Hartmann, Sandro Klopfstein), Megalomaniac (Karim Ouelhaj), Jeepers Creepers (Timo Vuorensola), Shark Side of the Moon (Glenn Campbell, Tammy Klein), Holy Spider (Ali Abbasi), Les 5 diables (Léa Mysius), Terrifier 2 (Damien Leone) y Hasta los huesos (Luca Guadagnino). De Latinoamérica ofrecerá títulos como Satanic Hispanics (que incluye un segmento dirigido por Demian Rugna), Huesera (Michelle Garza Cervera), Legiones (Fabián Forte) Los Olvidados 2 (Nico Onetti) Algo que pasó en año nuevo (Jorge Luis Pinarello) o El Último Hereje (del referente local Daniel de la Vega).

Entre las perlitas más llamativas de esta edición se encuentra A praga (“La Maldición”), una película inédita del mítico cineasta brasilero José Mojica Marins (con su icónico alter ego Zé do Caixão). Mojica Marins es considerado el fundador del cine de terror brasileño. Era –lo pudieron comprobar los espectadores argentinos en sus dos visitas al país, para un BAFICI y para otra edición del BARS- un personaje en sí mismo. Como parte de su figura y con cierto halo de misterio, había dejado una película fantasma filmada en 1980 en Súper 8, de la que poco se sabía más allá del título. Apareció recientemente, después de su muerte, y ahora restaurada y completada se exhibe por primera vez en nuestro país en esta edición del BARS.

Otra actividad destacada será el festejo del vigesimoquinto aniversario de la inaugural película de muertos vivos argentina: Plaga Zombie (Pablo Parés y Hernán Sáez). En su homenaje se realizará una “caminata de terror” el 19 de noviembre a las 19 horas, en que invitan a los asistentes a ataviarse como zombies y partir desde el CCGSM, donde incluso habrá una estación de maquillaje zombie para que quienes quieran caracterizarse y participar del recorrido a lo largo de la avenida Corrientes. Luego se realizará una proyección especial de Plaga Zombie con la participación de sus responsables. Así el susto no sólo se expande, también gana adeptos.