La música de los peruanos Manganzoides está repleta de alusiones a Lima. A través suyo, la ciudad es una caricatura morbosa y enfermiza. De eso es mayormente responsable Gonzaleo, un tipo enorme –dos metros, más también– que toma la Stratocaster como un juguete. Aunque algunas letras que contribuyeron a esa estética, como Tren fantasma, del primer casete (Manganzoides, 1998) fueron de Diego García, tecladista original y fundador del prestigioso fanzine Sótano Beat. “Supongo que era una mirada que compartíamos”, dice Gonzaleo. Sus riffs surferos sobre colchones de teclado bien ‘60, la voz desgarrada de Rafo Komodo y letras inteligentes y divertidas de noches llenas de alcohol, excesos y adrenalina iban perfecto para una escena limeña que, para los ‘90, estaba estancada entre el dark, el metal y el grunge. “Ni una banda que tuviera vínculo con el rock peruano de los ‘60. Parecía que el mundo había empezado en los ‘80.”

Manganzoides y Electro-Z se distinguieron de lo demás y renovaron la escena. Curiosamente, en ambas se involucró el baterista Francisco “Tito” Melgar. “Estuve durante la formación de Electro-Z, pero no participé de la grabación del disco. “Luego, por el año ‘99, me volvieron a llamar para tocar en algunos conciertos”, relata. Electro-Z fueron fundadores del indie rock en Perú: “Una banda de amigos que escuchábamos Pavement, Guided By Voices, Sebadoh, Yo la Tengo. Las bandas de esa época, en Perú, no estaban influidas para nada por esa música”.

Para Manganzoides, su estilo nació del vacío. “Queríamos hacer una banda que hiciera música que nos gustaría ir a escuchar: la idea era combinar algo de garage, los Stooges, psicodelia, y ponernos a ensayar y divertirnos.” Eso fue en 1996. Su segundo álbum, Más dosis (2000) atrajo la atención de sellos como el argentino con base gringa No Fun Records; o Repent Records de San Francisco, con el que ese año sacaron un split con Sir Dance A-Lot; o el local Rastrillo Records, con relación hasta hoy.

Gonzaleo, que ha escrito en Sótano Beat, recuerda el trabajo de hurgar en la psicodelia sudamericana de los ‘60 como algo hecho por amor a la música. “Uno de los logros fue ubicar a Los Saicos y entrevistarlos por primera vez desde los ‘60.” Hay un video de 2006 con Erwin Flores, el cantante saico, cantando Demolición con Manganzoides después de 40 años. Francisco acota: “En los ‘80, Demolición ya era un tema más o menos conocido en la escena subterránea local, porque Leuzemia, una banda punk de esa época, ya había empezado a versionarla”.

Separados desde 2006 y con proyectos como Los Protones, Chamanes y Los Castigos, que de algún modo los mantienen ligados, Manganzoides vienen juntándose una vez al año como tradición. Lo hicieron el 31 de octubre de 2015 y de 2016. Y aunque decidieron quemar la de este año en febrero, “como bonus track Buenos Aires no está mal”.

* Viernes 14 en Detroit Club, Rivadavia 17.558, Morón; sábado 15 en Club V, Corrientes 5008; y domingo 16 en Tío Bizarro, Pellegrini 878, Burzaco.