La idea de que en el fútbol se juegan dos tiempos de 45 minutos está cambiando. No en los papeles, sino en los hechos. Si bien los árbitros tienen la potestad de dar un tiempo adicional por las veces que la pelota estuvo detenida, la primera ronda de partidos del Mundial se caracterizó por extensiones insólitas y que hasta marcaron un récord.

Habitualmente los jueces prorrogan el tiempo de juego dos o tres minutos, pero en el torneo internacional se vieron escenas como adicionales de 14 minutos. Esto era algo esperable, así lo había adelantado la FIFA en la previa al Mundial.

De hecho, el partido de Inglaterra contra Irán duró en total 117 minutos y 16 segundos, muy lejos de los 90. Así, se convirtió en el partido más largo de la fase de grupos de la historia. Duró casi tanto que un partido con dos alargues.

La explicación de la FIFA

La FIFA está haciendo un esfuerzo por controlar con mayor precisión la cantidad de minutos en los que se detiene el juego durante los encuentros.

A esto hay explicación que sumarle una declarada intención de no apresurar las intervenciones del cuerpo médico, para darle a cada jugador la atención que corresponde, y el debut del VAR.

Cuando se ven los motivos por los cuales el juego se frena, se observan escenas de lesiones, decisiones del árbitro del VAR, sustituciones, penales y tarjetas rojas.

A eso hay que sumarle la habitual picardía de los jugadores que “hacen tiempo” cuando su equipo va ganando.

Pierluigi Collina, presidente de la comisión de árbitros de la FIFA, adelantó en la previa al arranque del Mundial que los árbitros recibieron instrucciones de llevar la cuenta del tiempo perdido durante los partidos.

Sobre el tema, precisó: “En Rusia, tratamos de ser más precisos a la hora de compensar el tiempo perdido durante los partidos y por eso se vieron seis, siete o incluso ocho minutos añadidos”.