En diciembre de 2019 Cristian Mugni fue condenado a 5 años de prisión por una seguidilla de hechos de violencia contra su ex pareja y sus hijes. Días después, a pedido de la Fiscalía que lo llevó a juicio, fue citado a la audiencia donde se trataría el pedido de prisión preventiva ante la sentencia de primera instancia, pero él nunca se presentó. Desde entonces, permanece en rebeldía e incumple la condena que fue confirmada el 14 de octubre de 2020. Días atrás, el Ministerio Público de la Acusación difundió una foto con el pedido de colaboración para lograr dar con el prófugo que tiene pedido de captura activo. 

Hace tres años, el final de la causa penal y la resolución del juez Ismael Manfrín le dio alivio a la víctima que durante toda la relación con Mugni vivió episodios de violencia física, psíquica y económica. También sus hijes, contra quienes el acusado llegó a usar incluso una picana eléctrica. La situación de prófugo del acusado hace que para las víctimas parezca "que el juicio todavía está" y les hace "tener que permanecer en alerta y no poder pasar la página", señaló la abogada Juliana Tagliati, del Centro de Asistencia Judicial, que acompañó a la víctima en el proceso judicial. 

Mugni fue condenado por los delitos de "desobediencia a cinco órdenes de prohibición de acercamiento y lesiones contra sus hijos y su ex pareja", pero aún no está preso. "En este tiempo, hubo períodos en los que había pequeñas presencias -incluso en redes sociales de ella y sus hijes-, situaciones extrañas que la víctimas las relaciona a él", por el contenido sexista y otras cuestiones. Cuando se dictó la rebeldía, se lo buscó en varios domicilios, pero no se logró hallarlo. Ante nuevos datos, se volvió a activar este pedido de colaboración.

El derrotero judicial comenzó en 2015, cuando el Tribunal Colegiado de Familia 7 ordenó la prohibición de acercamiento del acusado a la familia: su expareja, los hijos e hijas de 9, 6 y 2 años y una adolescente de 15, hija de la mujer. "Esta es una causa muy importante, que cambió un paradigma porque a él lo terminan condenando por las lesiones dolosas en la salud mental" de las víctimas, recordó la letrada.

En la causa penal, la fiscal Teresa Granato le atribuyó a Mugni los delitos de desobediencia a una orden judicial, tres hechos de lesiones dolosas leves, lesiones dolosas agravadas por la relación preexistente y por mediar violencia de género, y desobediencia a órdenes judiciales de prohibición de acercamiento. Mugni llegó al banquillo en libertad, imputado por seis hechos. Si bien la causa se centró en sucesos ocurridos entre mayo y octubre de 2015, en el juicio quedó probado que la situación venía de larga data. 

Además de los sucesos relatados sobre lo que ocurría dentro de la vivienda que compartieron, otros hechos fueron ventilados en el debate oral. El 17 de octubre de 2015, dos días después de que se emitiera la orden de distanciamiento, Mugni interceptó a su ex pareja en Provincias Unidas y Mendoza. Ella se desplazaba en el asiento del acompañante de un auto, donde iba con otra mujer. El acusado les golpeó el vidrio del lado del conductor, y tuvieron que retirarse a gran velocidad. El 28 de octubre de ese año, el acusado se presentó en la casa de las víctimas, en bicicleta, y nuevamente violó la prohibición de acercamiento. Hizo lo mismo el 12 de noviembre, cuando su ex pareja estaba afuera, la tomó del pelo, la golpeó y la arañó. Cinco días después, la volvió a interceptar en una moto. Y el 19 de enero de 2016, le cerró el paso mientras ella iba en auto con sus hijos, intentó abrirles una puerta y ella tuvo que hacer maniobras para esquivarlo.

Antes del juicio, la mujer fue asistida por diferentes organismos estatales y evaluada por el riesgo que corría. También fue acompañada por la organización Mujeres de Negro. 

En el fallo de Cámara que en 2020 confirmó la condena de Mugni, el tribunal compuesto por Bibiana Alonso, Gabriela Sansó y Guillermo Llaudet expresó que "la violencia de género y en especial en su modalidad de violencia doméstica supone relaciones de fuerza para ejercer dominación y/u opresión". Y destaca la "situación de violencia doméstica en la que se hallaron no sólo la expareja, sino sus propios hijos, quienes además quedaron con profundas lesiones emocionales y vinculares".