Manteniendo la tradición

Il Trovatore es uno de los grandes clásicos de Buenos Aires, una joya del barrio de Caballito que abrió en 1963 y que desde entonces conquista el corazón de los vecinos. Estratégicamente ubicada en el cruce de las avenidas Acoyte y Rivadavia, esta heladería recibe gente desde todos lados. Es que Il Trovatore es de esas heladerías que no sabe de modas: parece detenida en el tiempo y esa postal que reproduce es parte de su encanto. A los sabores de antes como crema rusa, crema a la cereza, sambayón al Marsala o el omnipresente dulce de leche, le han ido sumado otros obligados por los paladares actuales como Kinder, Nutella/Roche, chocotorta o crema Oreo. Como buena heladería vintage no fallan los sabores que supieron convertirse en clásicos, desde la siempre controversial menta granizada a la amarena o el pistacho. Y hay otros bien propios como el flan Trovatore, la crema pastelera, el chocolate Cabsha o la banana Dolca que a costa de insistencia y fieles fanáticos están entre los inamovibles de la pizarra ($2900 el kilo).

Uno de los diferenciales de Il Trovatore es que allí aún se pueden conseguir suculentas copas heladas, esas que traen de todo y que hoy merecen vivir una nueva vida instagramera, como el Don Pedro, el Lemon Champ y el Sundae de frutas, rarezas en vías de extinción. Y aunque la costumbre de bañar el helado con chocolate parece haber perdido adeptos en la última década, acá es todavía una opción muy elegida ($280): no son pocos los salen del local con el cucurucho prolijamente cubierto y listo para el primer mordisco.

La heladería es uno de los pocos rubros gastronómicos donde pese a las aperturas constantes, la tradición sigue pisando fuerte con destinos icónicos que resisten el paso del tiempo. Uno de ellos es Il Trovatore, que al encanto del tiempo le suma calidad y respeto por lo que hacen. Desde que Vito Diana, un inmigrante italiano, decidió abrir esta heladería, Il Trovatore sigue allí, fiel a sus principios: uno de esos récords que no tantos pueden presumir.

Il Trovatore queda en Av. Rivadavia 5078. Teléfono: 4903-8828 y 4901-2187. Horario de atención: todos los días de 12 a 24. Instagram: @iltrovatorehelados.

Con guiños orientales

Poco pareciera tener que ver el helado italiano con el lejano Japón: sin embargo en Nausicaa, la heladería de Colegiales bautizada con el nombre de una de las preciosas películas del director Hayao Miyazaki, el vínculo cobra sentido. Su creadora es Rocío, que lleva el oficio en sus genes: junto con sus padres y hermanas trabajó en Bianca, la heladería familiar fundada en 1983.

En Nausicaa Roció decidió correrse del lugar común. Ubicada en una casona, el lugar es también un poco galería de arte además de cafetería, con una estética con evidentes influencias niponas. Esta es una heladería ideal para los que les gustan de sabores raros y combinaciones inesperadas. Los de fruta son todos veganos y a los más conocidos se suman el de pomelo con pera, el de ananá con albahaca o el de limón con Gancia y frutillas, perfectos para refrescarse en plena ola de calor porteña. En las cremas, untuosas y golosas sin empalagar, se nota la experiencia de Rocío. La de almendras, la vainilla con Rocher y el sambayón italiano con pasas y nueces son deliciosos. Lo mismo pasa con chocolates y dulce de leche (hay que prestar atención al chocolate negro al 70% con naranja). Pero los que verdaderamente sorprenden son los sabores especiales como la lavanda con arándanos, la vainilla con aceto o el maíz morado con aceite de coco, cardamomo, jugo de limón y arándanos ($2000 el kilo).

Un acierto extra y muy agradecido de Nausicaa es la caja Matsuri, donde sirven los helados: básicamente es un recipiente con divisiones interiores, donde los distintos gustos no se tocan entre sí, evitando ese conflicto eterno entre los distintos comensales. Además de heladería, en la cafetería hay rico café y una variedad de opciones dulces y saladas. Muy recomendados los alfajores (hay variedades exóticas como el de malbec o el de carrot cake, desde muy correctos $380) y las tortas como el Key Lime Pie o la Red Velvet (desde $440 la porción). Otra buena: los días de semana abre a las 8 de la mañana, tanto para un desayuno como para un capricho madrugador.

Nausicca queda en Capitán Ramón Freire 1101. Horario de atención: lunes a viernes de 8 a 24; sábados y domingos de 10 a 24. Instagram: @nausicaahelados.

Orgullo de aroma rosarino

Américo llegó a Buenos Aires precedida por su fama genuinamente ganada en Rosario, su lugar de origen. Entre otras cosas, esta ciudad suele ser considerada por muchos como la capital argentina del helado artesanal y Américo le hace honor a ese legado. Sus helados son cremosos, elaborados con la mejor materia prima, solo con productos naturales y sin uso de esencias. Ya son memorables los sabores como la menta, que lejos del usual dentífrico es de un verde suave gracias a su elaboración infusionando las hojas de esta hierba que se recolectan a mano. Para el dulce de leche decidieron elaborar su propio dulce y luego reversionarlo en helado. Los chocolates son todos de origen: hay de 40% y de 80% y, sacando el de dulce de leche bomba, son todos apto celíacos mientras que los de fruta son veganos ($2550 el kilo). Otro hit es la vainilla, elaborada con las codiciadas chauchas importadas.

Américo no apuesta a una larga lista de sabores sino a una selección corta pero contundente, donde están todos los sabores que conocemos (aunque algunos pueden no estar todo el año ya que están sujetos a la estacionalidad de las distintas frutas). Son helados que muestran calidad y equilibrio, sin que el exceso de dulce enmascare el gusto elegido.

El local porteño de esta casa rosarina está ubicado entre dos grandes locales de comida, medio escondido frente al río en Puerto Madero. Como pasa con los otros cinco locales de la cadena (el resto todos en la provincia de Santa Fe) la estética recuerda a las heladerías de las películas yanquis de otra época, con el heladero vestido de blanco y gorro haciendo juego. Tiene una pequeña barra y algunas mesitas afuera, ideal para esta época de calor asfixiante. Dos detalles bien pensados: a medida que se van acabando los sabores se van retirando de la pizarra para no generar falsas expectativas; y los lunes está abierto las 24 horas, como para una trasnoche repleta de sabor heladero.

Américo queda en Av. Alicia Moreau de Justo 876. WhatsApp 11-2479-1839. Horario:  mar a dom de 12 a 1 (jue cerrado, lun 24 horas). Instagram: @americohelados.