Desde Doha

El podio del Mundial de Qatar ya tiene ocupado el último escalón: Croacia venció a Marruecos y se quedó con el tercer lugar. El rendimiento de los europeos es elogiable en las últimas dos Copas, ya que venían de perder la final en 2018.

Los que se quedaron decepcionados con la derrota de los marroquíes son los inmigrantes que se alojan en la zona de Asian Town (barrio asiático), quienes apoyan en gran medida a los africanos.

El barrio, a unos 20 minutos en auto desde la estación de metro Al Wakra, es el punto neurálgico de la parte industrial de Doha, y allí residen los que lograron construir los ocho estadios donde se desarrolla el certamen.

La Fan Zone (zona de fans) que se armó en el lugar les permite ver los partidos del Mundial. Ellos se juntan en un estadio de criquet, con pantalla gigante, y suman alrededor de 1.500. La atención ante la pantalla es suprema, debido a que la mayoría carece de televisión en las habitaciones en las que se alojan.

El lugar cuenta con puestos de venta de gaseosas, café, y comida rápida a precios muy accesibles. Los edificios en los que viven se ubican enfrente, y del otro lado hay dos shopping pequeños donde se puede bajar aún más las tarifas.

Lo curioso es que no viven mujeres, y los hombres son provenientes de países como Bangladesh, Nepal, Pakistán y otras naciones del este de Africa.

La renta de la vivienda les cuesta 150 riales qataríes, y gran parte de lo que les queda del sueldo -el promedio es mil riales, unos 275 dólares- se lo envían a sus familias en sus países de origen. Uno de los residentes contó que suelen ser cuatro por departamento, que poseen un baño y una cocina.

Las jornadas laborales le ocupan entre 12 y 14 horas, y suelen jugar mucho al criquet. El estadio se fue colmando a medida que pasaban los minutos, y el empate parcial de Marruecos fue festejado con mucho ruido. La única mujer que apareció, en el entretiempo y al final del partido, fue una cantante en el escenario montado al pie de la pantalla para entonar algunas canciones y entretener a los presentes.

El encuentro comenzó y al mismo tiempo finalizó un partido que se jugó en un sector del terreno, que luego fue utilizado como platea.

Marruecos no pudo revertir la situación en el segundo tiempo, y antes de que finalizara el duelo comenzaron a retirarse de la cancha. El destino no era lejano, ya que del otro lado de un alambrado los esperaban los edificios de cuatros pisos y seguramente otra noche de sueños gigantes.