Dibu Martínez (10): como en casi todo el Mundial, le llegaron poco y la fue a buscar adentro. Claro, nada de eso importa ya con el diario del lunes: en su salsa, la de los penales, bailó y de lo lindo: atajó el segundo de ellos (a Coman) e inclinó la historia. En el tercero, que lo pateó afuera Tchouaméni, hasta se animó a tirar unos prohibidos. Durante los 120 minutos, arañó el heroísmo en el primer penal de Mbappé pero en el 2-2 dejó la sensación de que pudo hacer algo más. Se hizo gigante en el final tapando con los pies el mano a mano a Kolo Muani. Esa atajada y la del penal le valen los 10 puntos y la eternidad. Hecho para ser protagonista.

Nahuel Molina (6): alguna vez el inolvidable Roberto Perfumo dijo -algo así como- que la tragedia del defensor es que se puede hacer todo bien durante 89 minutos, pero un error le termina alegrando la tarde a su rival. Lo de Molina fue excelente por 79 minutos, devorándose a Mbappé. Incluso una recuperación suya inició la jugada inolvidable del 2-0, pero se durmió fuerte en el 2-2 dejando solo nada menos que al 10 francés.

Cristian Romero (7): como todo el equipo, su nivel con la Argentina arriba fue notable. Se le critica que va muchas veces al piso pero, esta vez, le salieron todas. La salida de Giroud le sacó un peso de encima, ya que había perdido la primera con el gigante galo -el árbitro cobró foul francés-. Tuvo un corte soñado al inicio del segundo tiempo, generando el ataque que terminó con volea de De Paul. No salió en las fotos de los goles franceses, pero quedó envuelto en la desesperación final, haciendo varias faltas. Zafó de que le cobren pase atrás cuando se la tocó de rodilla a Dibu sobre el final, en un momento de locura total. Según la estadística de la FIFA, recuperó 18 pelotas: una barbaridad.


Nicolás Otamendi (6):
su grandísimo Mundial se chocó con el penal del 1-2. Quedó de último hombre, dejó picar la pelota de más y pagó por su lentitud ante Thuram. Con el resultado puesto, fue apenas un detalle menor para el excelentísimo cacique del fondo argentino.

Nicolás Tagliafico (7): sus artes defensivas lo pusieron de titular y se encargó de ser guardaespaldas del diabólico Ángel por la banda izquierda. Se lo deglutió a Dembelé y tuvo más trabajo con la entrada de Kolo Muani. Vale destacar un cruce notable dentro del área en el segundo tiempo: se hizo tan gigante en esa jugada que pareció Otamendi. Pasó poco al ataque.

Rodrigo De Paul (9): ¡qué hombre! Su Mundial fue de menor a mayor, tendencia que se repitió en la final y no precisamente porque haya arrancado mal sino porque su segundo tiempo fue notable. Sabio para manejar los tiempos cuando fue necesario, como en aquella final contra Brasil en Brasil. Resumió todo lo que significa en una misma secuencia: pisó el área y definió de volea -atajó Lloris- y al instante estaba yendo al piso y tapando la contra de Hernández. Pillo como él solo, se le metió en la cabeza a los rivales durante el 2-0: Rabiot lo castigó fuerte a los 54 y Mbappé también cayó en sus redes con una patadita... Hizo lo que pudo para dormir la historia pero no alcanzó.


Enzo Fernández (9):
 arrancó un tanto errático, fallando el primer pase en ataque pero fue a trabar y ganó. Esa es su filosofía: nunca darla por perdida. Se hizo enorme cuando el partido se puso 1-0 y todo empezó a pasar por él. En el eterno tiempo de descuento del primer tiempo, ganó dos seguidas yendo a trabar: emotivo. Incluso se ganó -y bien ganada- la amarilla por cortar una contra en ese tramo. Tuvo unos quites fenomenales cuando la cosa ya estaba empatada, incluso en la última del partido ante el temible Mbappé. Según el reporte del partido, recorrió 15 kilómetros: una locura (lo siguen los 13,6 de Mac Allister).

Alexis Mac Allister (10): van tres palabras hermosas para el Colorado: jugadorazo de Selección. Su tarea al inicio fue quedarse con Griezmann y vaya que lo hizo. Cuando el equipo plasmó su superioridad en cancha, le tocó sumarse a los ataques... ¡Y vaya que lo hizo! En el 2-0 vio a Di María como si estuviese sintonizando la tele, un espectáculo. En el segundo tiempo generó otro jugadón al anticipar al rival, aunque se quedó sin nafta para definir una vez en el área. Hubiese sido extraordinario, como su actuación. Salió con la cosa 3-2, por Pezzella.


Ángel Di María (10):
 el fútbol le debía varias y Fideo se las cobró todas en la final del mundo, nada más y nada menos. Un acierto inconmensurable -uno más- de Scaloni: su aparición por la banda izquierda fue un jaque mate desde el vestuario. Dembelé tenía todas las fichas para ser alquilado y Di María directamente lo compró en un pago, sin cuotas. Bailoteos por allá, lujos por acá, pases tres dedos, caños y mucho más. Generó el penal y definió el inmejorable segundo gol. De las mejores actuaciones en una final del mundo, sin duda alguna. Le tocó salir con el partido 2-0 y ver el drama desde el banco.

Lionel Messi (8): esta historia no podía terminar sin Messi sabiendo cuánto pesa la Copa. De yapa, el 10 hizo doblete en una final histórica. No fue una actuación genial del capitán, como las que venía teniendo, pero el ídolo no falló en los momentos clave: los penales y para mandar a guardar el rebote en el 3-2. Quedó en la foto del 2-2 por perder la pelota en mitad de cancha, extrañamente ubicado por izquierda. Cuando había que poner, apareció despejando una pelota al córner en área propia, entendiendo lo que estaba en juego. A sus 35 años y en su quinto Mundial, es un merecido campeón del mundo, como para que Diego sonría desde el cielo junto a Don Diego y Doña Tota, como dice la canción.

Julián Álvarez (8): el hombre que no sabe lo que es el cansancio. Muy picante en la presión, volvió a confundir a quienes se dediquen a la lectura de mapas de calor: estuvo por toda la cancha. Reaccionó muy bien al controlar una pelota alocada en la jugada del penal y asistió a Mac Allister en el gol del 2-0. Había dudas de cómo saldría el equipo del entretiempo con la ventaja a su favor y la Araña fue el mensajero: fue a molestar cuanta salida francesa se le ponga por delante, como para que no queden dudas que la Selección iba por el tercer gol. Su único disparo al arco fue en la segunda parte, haciendo esforzar a Lloris con un tiro al primer palo.

El mapa de calor de Julián Álvarez: omnipresente. (Crédito: Sofascore)

Marcos Acuña (6): fue el primer cambio de Scaloni y le tocó entrar nada menos que por Di María. Se las rebuscó para imitarlo de alguna manera, enganchando y enganchando por esa banda. Su mejor acción le valió una amarilla: cortó impecablemente una contra en la última jugada del tiempo regular, cuando los franceses se venían tras un córner argentino. En el tiempo extra le metió una bocha deliciosa, tres dedos, a Lautaro para que quede mano a mano.

Gonzalo Montiel (7): la mano que metió para el penal del 3-3 nos complicó la vida pero, como con Dibu, terminó pesando más lo que hizo en la tanda de penales. Vale destacar el remate que metió a lo Karate Kid y terminó en córner tras un desvío.

Lautaro Martínez (6): entró al final del primer tiempo extra y tuvo dos chances claras en apenas tres minutos. Terminó siendo clave en el 3-2: se la bajó como un crack a Messi y con un bombazo le "rompió" el brazo a Lloris para dejarlo fuera de combate cuando Messi llegó para empujarla. La jugada del final, un cabezazo a cualquier lado, resumió el Mundial del bahiense, peleado con el arco.

Leandro Paredes (7): muy criterioso, su ingreso en el tiempo extra le dio aire (y del bueno) a un equipo cansadísimo. Patadón a Kamavinga como para agitar las aguas cuando estábamos 3-2 y penal adentro en la definición.

Germán Pezzella (-): entró con el 3-2 y en apenas unos segundos se topó con el 3-3. Desafortunado.

Paulo Dybala (-): ingresó para los penales y le tocó reventar dentro del área la última jugada del partido, cuando Mbappé estaba dispuesto a pasarse medio país. En el penal no falló: al medio y, así, Argentina pasó al frente.

Lionel Scaloni (10): los uno por uno de este diario no suelen incluir a los técnicos, pero valga la excepción. El denominado "joven inexperto", algunos años después de su criticada asunción, es campeón del mundo. Como a lo largo de cada cita en Qatar, movió las fichas, corrigió errores y acomodó la cosa según el rival. Este domingo tuvo quizá su acierto más notable: apostar por Di María desde el inicio y mandarlo por izquierda. Fue un jaque mate desde el vestuario. Luego, con lo impensado ya ocurrido, su equipo volvió a reaccionar para ser dominador en el tiempo extra, como contra Países Bajos. Otra muestra de carácter. Hay DT para rato.