Los 4 grandes              4 puntos

The Big Four, Indonesia, 2022

Dirección: Timo Tjahjanto.

Guion: Johanna Wattimena y Timo Tjahjanto.

Duración: 141 minutos.

Intérpretes: Abimana Aryasatya, Putri Marino, Luthesa, Arie Kriting, Kristo Immanuel, Marthino Lio, Michelle Tahalea, Budi Ros.

Estreno: en Netflix.

Producto típico de la era de las plataformas, la película indonesia Los 4 grandes nunca oculta su intención de ser un objeto de consumo. Pensado, diseñado y filmado con los dos ojos puestos en el mercado global, el octavo título en la filmografía del director Timo Tjahjanto encaja con prolija precisión en el molde más actual del cine de factura mercantil. Esto incluye su propuesta multitarget, la combinación de elementos procedentes de varios géneros populares y las citas a determinadas estéticas englobadas bajo el paragua de lo “vintage”. Pero también la decisión de homogeneizar sus marcas de origen, con el fin de diluir su carácter particular (aquello que antes se definía como “exótico”) bajo una fachada visualmente más cercana al filtro de Instagram que al cine.

Se trata de una comedia de acción que combina humor físico con artes marciales, algo habitual en el cine producido en el sudeste asiático más o menos desde comienzos de la década de 1970. Por eso no extraña que Los 4 grandes busque con descaro pegarse a esa tradición de cine de explotación, no solo desde la fotografía o el tono narrativo, sino incluso a partir de una banda sonora funk-soulera con aires decididamente motownescos. Los protagonistas son un grupo anónimo de justicieros compuesto por cuatro hermanos adoptivos, quienes bajo el entrenamiento y la dirección de su padre se encargan de combatir al crimen organizado. En la secuencia inicial, por ejemplo, desbaratan una banda que utiliza un hogar de niños como fachada para traficar órganos humanos.

Desde el comienzo Los 4 grandes deja clara su decisión de abrazar el registro estilizado de la violencia, trabajando las escenas de acción de forma acrobática, no solo por el diseño coreográfico de lo que ocurre en la pantalla, sino por la labor que se realiza desde la puesta y movimientos de cámara. En esa búsqueda cinética se encuentra lo más destacable, por no decir lo único, que la película tiene para ofrecer. Lejos del montaje frenético del cine de acción made in Hollywood, acá las escenas de combate cuerpo a cuerpo o los tiroteos son registrados con una combinación de precisión y preciosismo, que se acerca a títulos como La redada, verdadero clásico del siglo XXI del cine de acción de Indonesia o, salvando las distancias, al cine de maestros como John Woo o Johnnie To.

A pesar de ello, el resto de la película nunca logra estar a esa misma altura (ni mucho menos). El humor no sobrepasa el nivel más básico, los personajes son construcciones unidimensionales basadas en estereotipos y todo el relato no consigue ser más que una sucesión de hechos ligados por motivaciones precarias. Si contar con esa aspiración global que convierte a Los 4 grandes en una especie de No Lugar cinematográfico (¿una No Película?), que hacen de este un buen ejemplo a la hora de hablar de la gentrificación en la industria del cine.