En el momento de ser brutalmente asesinado, el genial poeta, cineasta y novelista italiano Pier Paolo Pasolini (1922-1975) estaba embarcado en dos ambiciosos proyectos de largo aliento: en literatura, la inconclusa y compleja novela Petróleo; en cinematografía, la película Porno-Teo-Kolossal. De Petróleo quedaron más de un millar de páginas que recién vieron la luz en 1992. De Porno-Teo-Kolossal, un guión dictado a una grabadora. Quiere la justicia poética, que en el último mes del año del centenario del nacimiento de Pasolini, estos últimos registros sean recuperados por la editorial argentina Interzona.

Siguiendo sus preceptos de preferir un mundo sacro a un mundo profano,  en Porno-Teo-Kolossal Pasolini ensaya una fábula religiosa, su propia versión de la Biblia. Pero ya no se trata del Pasolini de Teorema ni el de la Trilogía de la vida, que visualizaba en el sexo el último reducto del amor sincero y subversivo para escapar a las relaciones humanas viciadas por la voracidad del poder y del dinero del capitalismo.

Por el contrario, Porno-Teo-Kolossal puede ser leída como la visión invertida de Teorema. Si en ésta, un joven angelical de ojos azules entraba en la casa de una familia burguesa y de huésped no invitado se metamorfoseaba en Mesías que revelaba el mensaje liberador en el acto de copular con todas y todos; en Porno-Teo-Kolossal, los personajes principales, el Rey Mago Epifanio/Eduardo De Filippo y su sirviente Nunzio/Ninetto van en busca de un Mesías anunciado que no llega y se encuentran con un mundo sin redención donde el neocapitalismo contaminó todo: incluso y particularmente el sexo devino artículo de consumo o arma para dominar. En este sentido, Porno-Teo-Kolossal es la continuación de Saló o Los 120 días de Sodoma (1975) y el segundo episodio de la Trilogía de la Muerte.

Los sueños políticos

La odisea del Rey Mago y su sirviente (que parecen enamorados, pero que no encuentran sitio en el mundo para consumar su amor) consta de cuatro periplos alcanzados en tren: de Nápoles viajan a la ciudad utópica de Sodoma-Roma, lugar donde prevalece el sexo homosexual que, según la visión pasolinesca, no parece ser menos violento que el de aquellas sociedades en donde impera la heteronormatividad. Así, emulando al Génesis, se nos describe que jóvenes violentos de Sodoma intentan violar a los noveles huéspedes y precipitan su huida. 

La siguiente parada de los viajeros es Gomorra-Milán, lugar donde rige el caos y la violencia heterosexual: allí, regimientos de jóvenes desnudos someten sexualmente a las mujeres aun delante de sus hijos. También son torturados atrozmente y castigados con la muerte, un estudiante y un obrero por el delito de haber gozado del amor que no osa decir su nombre. Finalmente, Epifanio y Nunzio, se trasladan a Paris-Numancia, una ciudad  asediada por nazis-fascistas que propician el suicidio colectivo de los socialistas y los comunistas dando cuenta de que tampoco hay esperanza en estos sueños políticos. Finalmente, el destino de la pareja errante es Ur que representa cualquier lugar de Oriente. Allí los viajeros tampoco encuentran al Mesías, de hecho lo único que encuentran es la muerte. A Epifanio/Eduardo De Filippo y su siervo Nunzio/Ninetto ni siquiera les queda el consuelo de encontrarse en el Paraíso porque ya no existe.

Hacia lo que supuso el final de su vida, Pasolini se vio obligado a ir más allá de Nietzsche al afirmar que no solo no existía Dios sino tampoco ninguna utopía posible. No existía aquel Dios que el poeta imaginó incansablemente en sus creaciones ya sea encarnado en ángeles salvadores de bellos cuerpos desnudos -el Jesús de San Mateo, el Huésped de Teorema, los muchachos de la Trilogía de la vida- o en esos obreros y jovencitos lúmpenes que frecuentemente poblaron sus novelas y sus poesías, a los que siempre amó y por los cuales hubiera dado la vida; ni siquiera cualquier idea del Paraíso celestial o terrenal. Finalmente, el neocapitalismo con su pornografía mercantilista de cuerpos y almas había triunfado y arrasado con todo. La única luz posible quedaba en las y los  pobres napolitanos. Así, como a lo largo de toda su vida, en lo que fue su testamento político, Pasolini volvió a emprenderla contra la burguesía y a denunciar una verdad incómoda tanto para la derecha como para la izquierda anticipando su destino de poeta solitario que muere a manos de todos. 

Pier Paolo Pasolini, Porno-Teo-Kolossal seguido de El cine. Traducción y selección de Guillermo Piro. Interzona, Buenos Aires, diciembre 2022.