“Gracias por este fiestón”, soltó David Guetta cerca del final de su DJ set. Y la verdad es que su vuelta a Buenos Aires, el viernes a la noche en el Movistar Arena, tuvo sabor a eso, convirtiéndose además en el primer gran evento musical de 2023. Parece mentira que haya pasado una década desde su actuación anterior en esta parte del mundo, pero el artista francés se puso al día con su feligresía porteña. Si bien el año pasado lanzó su más reciente single, “I’m Good”, que no faltó en este desembarco, el productor formado en las lides de la música house y devenido en pionero del EDM aprovechó su hiato discográfico para atender a sus fans sudamericanos a través de una gira por la región. El anuncio de su regreso sucedió a fines de noviembre, previo a que cualquiera pudiera imaginar que La Scaloneta le arrebataría a Francia el título de campeón mundial de fútbol. Y las entradas se agotaron en cuestión de días.

Así que el parisino, frente a ese hervidero de gente, se tornó en el primer icono galo en reconocer y saludar el triunfo argentino. Lo hizo en dos ocasiones, aunque en la segunda se notó que en la nación europea la derrota sigue teniendo sus heridas revueltas en cal. Antes de tamaña revelación, Javier Zuker, prócer nacional de las bandejas (estuvo antecededido por Balaciano, flamante revelación local), despedía su performance con un track digno de encender cualquier pista de baile: el techno melódico “The Rebirth”, firmado por Oniris, paisano de la estrella de la jornada. Lo que diferencia a Guetta no sólo de ese colega sino también del resto de sus pares franceses (salvo Daft Punk, por supuesto, quienes mundializaron el fenómeno) es que empujó a la música dance hacia los confines de la cultura pop. Y para muestra están esos tracks con hambre hitera.

Disfrutar de un show suyo está más cerca a la experiencia de un recital de un adalid popero que de una performance propiamente de música electrónica, con el DJ detrás de la mesa o en la cabina calibrando su repertorio en función de la reacción del público. El artista es un gran showman, incluso cuando toma el micrófono para arengar a la multitud. Por eso su ingreso a escena rozó la apoteosis, dosificando la ovación de esas 14 mil personas que sortearon el calor de la calle para disfrutar de una fiesta tempranera. No había pasado más de dos minutos de su irrupción, invocada por la onomatopeya colectiva del himno “Seven Nation Army” (que inmortalizó a The White Stripes hasta en los estadios de fútbol), cuando el productor puso a sonar “Titanium”, uno de los tantos clásicos que desenfundó a lo largo de su hora y media de presentación.

Una vez que preguntó si estaban listos para lo que se venía y tuvo la aprobación de su hinchada, el DJ disparó una artillería de temazos propios y ajenos. La voz de Sia entonces se fundió con su siguiente hit, “Element”, al que le secundó el remix de Guetta de la canción que disparó al cantante inglés Sam Smith hacia otra dimensión: “Unholy”. Ahí vino recién su flamante “I’m Good”, y a continuación liberó el remix de “Feeling Good”, cuya versión original pertenece a Michael Bublé. Al tiempo que mezclaba, saltaba y tomaba el micrófono, al artista lo respaldó una exquisita selección de visuales proyectadas en unas inmensas pantallas a las que le daba la espalda, como el de unas rosas estallando. Y en el medio consultó a su séquito: “¿Lo están pasando bien?”. Más tarde, pidió que sacaran las imágenes para que el público y la luz de sus teléfonos se transformaran en protagonistas.

Tras desear feliz año nuevo, rescató el imperecedero eurodance “Whats Is Love?”, de Haddaway. Luego de ese bombo en negra rebotando por todas partes, vinieron “Sexy Bitch” (desatando la euforia colectiva), “Sweat” (donde hace dupla con el rapero Snoop Dogg) y “Play Hard”. Al toque arribó la medianoche y, en un español con forma de baguette, felicitó a la Argentina por su Mundial. Hubo pogo con “I Gotta Feeling”, éxito de The Black Eyed Peas, y en “Without You” el DJ esbozó un corazón con las manos a lo Di María. En realidad, estaba recordando a su camarada Avicii (en abril se cumplirán cinco años de la muerte del DJ sueco). Si antes circuló la colaboración con Usher, seguidamente fluyó la que hizo con Shakira en “Don’t Worry You”. Y se despidió. Pero la gente quería seguir, y repitió “I’m Good”. Porque, como bien dijo al principio, Guetta nunca se pudo olvidar de la locura argentina.