Hay dos organismos que pujan por tener la mayor representatividad del futsal en el país. Por un lado, está la poderosa AFA, afiliada a FIFA y Conmebol. Tiene una gran presencia metropolitana, con clubes de larga tradición como Pinocho, Boca, San Lorenzo, River, Argentinos Juniors, entre tantos otros. Existen cuatro divisiones (A, B, C y D) y 10 categorías (las tres promocionales y desde la octava hasta la Primera División). Por otro, aparece la histórica Confederación Argentina de Futbol de Salón (CAFS), que pisa fuerte en el Interior, con representatividad en 20 provincias y cuatro categorías. Las diferencias no son sólo ideológicas, sino que hay matices reglamentarios. En la CAFS los laterales se sacan con la mano y la pelota es más chica. La batalla entre la FIFA y los creadores del futsal alguna vez llegó a tribunales. Porque la multinacional con sede en Suiza al ver que fracasó su nombre “Fútbol 5”, comenzó a llamar futsal a esta actividad, por idea de João Havelange. La FIFA, dicen sus detractores, se apropió del nombre del deporte, casi 60 años después de que surgiera el futsal originario. El primer partido registrado fue el 8 de septiembre de 1930 en el Club Juventus, de Montevideo, por una idea del profesor de educación física Juan Carlos Ceriani.