"Muchos comerciantes reconocen el valor de un municipio activo e involucrado en la defensa de sus derechos, de su supervivencia", dice Marcelo Romio, en una charla con Buenos Aires/12.  Con cuarenta y ocho años y dos hijos, cuenta su historia como comerciante y dirigente pyme local. 

--Vos venías del comercio, ¿qué mirada tenías de la política cuando estabas afuera? ¿Qué te impulsó a cambiar?

--Vengo de una familia de comerciantes y de dirigentes de comercio. Mi viejo fue vicepresidente del Centro Comercial de Berazategui y yo, de chico, lo acompañaba a las reuniones. Recuerdo la convertibilidad, la crisis del 2001, como el neoliberalismo destruyó el comercio chico. Todo eso fue dejando una huella. Recuerdo que mi viejo había hecho una inversión ambiciosa, la máquina Minilab que revelaba el rollo de treinta y seis fotos en una hora. Con la devaluación la cuota se disparó y de golpe estaba asfixiado. El dueño de la máquina, que lo conocía bien, le dijo “vos tenela, después vemos, cuando todo se acomode refinanciamos”, pero la historia pudo ser mucho peor. Nunca me banqué la desigualdad, de manera que fue un acercamiento gradual, hasta que en un momento se dio casi naturalmente, primero la banca, después la presidencia.

--¿Los comerciantes tienen presente su dependencia del mercado interno? ¿Hay una mirada política sectorial?

--A lo largo de mi vida, vi a muchas familias de la zona construir un patrimonio gracias al comercio. Estabilidad, estatus, casa en la costa. Un sector es gente muy trabajadora, concentrada en lo suyo, con poco registro de lo que pasa más allá de su actividad. Muchos compraron el cuento de que la Argentina es cíclica y que cada tantos años explota, como si fuera una catástrofe natural, y la consecuencia de eso es el famoso “sálvese quién pueda”. Básicamente, por desconocimiento. Yo intento acercar esos dos mundos. Porque también hay muchos comerciantes que, después de tantos años de un municipio activo e involucrado en la defensa de sus derechos, de su supervivencia, lo reconocen como un valor, como un activo. Sin ser peronistas, ya reconocen la importancia del gobierno municipal. Es un avance importante.

--Todo el mundo recuerda cuando Mussi no permitió la apertura de un hipermercado. ¿Fue un punto de inflexión o fue la continuidad de políticas anteriores?

--Hay muchísimas políticas y anécdotas para contar. Acá no entraron los hipermercados, no entró Farmacity, cuando su principal lobista era el entonces ministro Quintana, tempoco permitimos la llegada de Remax. Eso se resolvió con ordenanzas que se votaron en el Concejo Deliberante. También contamos con una ordenanza de “compre local”, que hace que hoy los negocios tengan, a la entrada, una góndola naranja con artículos con la leyenda “Hecho en Bera”. Somos el municipio récord en materia de parques industriales, tenemos doce. En Berazategui hay una veterinaria municipal, porque el 80% de la población tiene mascotas, vacunar sale plata, castrar sale plata y no todos tienen los recursos. Ahora estamos trabajando en el tema de los alquileres. La oficina de control inmobiliario municipal funciona desde 2014 pero gracias a una modificación reciente ahora recibe denuncias de abusos e infracciones a la ley de alquileres comerciales y de vivienda. Antes las recibían los martilleros, que estaban de los dos lados del mostrador. Uno de los conflictos más habituales es por el monto de renovación. Se habla de nuevo contrato, más que de renovación, porque eso incide en el honorario del martillero y es un factor distorsivo. El alquiler es la mayor preocupación, de las familias en el caso de las viviendas, y de los comerciantes en el caso de los locales. La municipalidad hace veredas nuevas o mejora el espacio público y eso automáticamente empuja hacia arriba los alquileres comerciales. Se generan burbujas especulativas y eso va a seguir pasando si el valor del alquiler se deja librado al mercado.

--¿Esas medidas son replicables en otros distritos? ¿Los vienen a ver? ¿Los consultan?

--Muchas son aplicables, claro. Pero el problema es que en la mayoría de los distritos las grandes superficies ya están instaladas, en algunos casos desde hace muchos años. Es mucho más complejo revertir el daño que anticiparse e impedirlo. Lo importante es que los municipios tengan una política respecto del comercio, porque el comercio también genera empleo. Antes sólo tenían en su radar a la industria, de a poco empiezan a incorporar al comercio y toda su problemática. Acá en Quilmes, Mayra Mendoza empezó a desayunar con los comerciantes periódicamente. Conocerlos y escucharlos es el primer paso.

--¿Qué políticas para el comercio plantea la oposición? ¿Pesa el recuerdo de los años 2016-2019?

--Entiendo que es cueste hablar del tema después de lo que hicieron cuando fueron gobierno. La combinación de tarifazos e importación indiscriminada forzó el cierre de muchas fábricas y comercios. Debe ser por eso que, al menos acá, la oposición no habla de comercio. Si tienen una política, que imagino que deben tenerla, no la explicitan. Uno, por sentido común, puede inferirla: si son libremercadistas a ultranza, deben estar en contra de cualquier regulación o intervención municipal, pero no lo dicen. Nosotros, en cambio, regulamos la presencia de las franquicias. Había cuatro Grido en pocas cuadras. ¿Y la heladería artesanal, tradicional, cómo sobrevive? No les dijimos “afuera”, si no “hasta acá”.

--¿Seguís atendiendo el negocio? ¿Qué te dice la gente cuando te ve detrás del mostrador? ¿Te cuentan las costillas?

--Todos los días. Salgo de la municipalidad, me tomo el bondi y a eso de las cinco de la tarde estoy detrás del mostrador como siempre. La gente ya se acostumbró, soy un personaje más del elenco estable del centro de Berazategui. Conozco a todos, todos me conocen, nos saludamos con un beso, con el mendigo y con el gerente del banco. De hecho, vienen al negocio con planteos y reclamos que son municipales. Ya me tienen a mano, el local termina funcionando como una segunda oficina municipal.

--Los opositores dicen que los Mussi, Juan José y Juan Patricio, se turnan para manejar el municipio como si fuera una empresa familiar. ¿Qué les respondés?

--Que caminen al lado de él un día y van a entender todo. A los ochenta y un años, tiene más agenda que cualquiera de nosotros. La gente no lo deja jubilarse: “doctor, por favor no afloje”.