Según el conocido libro Guinness de los récords, que colecta anualmente récords mundiales, el magnate sudafricano Elon Musk se transformó en el hombre que más dinero perdió en la historia: 182 mil millones de dólares desde noviembre de 2021. Que pueda perder semejante monto es posible, en primer lugar, porque lo tiene: llegó a tener una fortuna de 320 mil millones. Sin embargo, estos números resultan engañosos porque los más probable es que nunca podría haber tenido ese dinero disponible.

¿Perdió entonces lo que nunca tuvo? La pregunta es filosófica, pero la forma en que se autopercibe el mercado en la actualidad tecno-financiera define si alguien “posee” una fortuna y, xuando se rasca la superficie, los números resultan bastante arbitrarios. Primero hay que repasar qué posee Musk, al menos, según el mercado.

Las empresas de Musk

El sudafricano nacido en 1971 creó un sinnúmero de empresas. La primera, dedicada a servicios de agendas online, fue Zip2 que en 1999 vendió por 22 millones de dólares. Faltaba poco para que estallara la primera burbuja puntocom. Con ese dinero financió el desarrollo de PayPal, que vendió en 2002 a Ebay por 500 millones.

Ya en esos tiempos en que las perspectivas de los negocios en internet eran inciertas, las empresas se vendían por su potencial calculado a ojo por supuestos expertos que contaban con pocos antecedentes históricos para compararlos y muchos intereses por moldear el futuro. Musk comprendió que debía prometer proyectos disruptivos y convencer al mercado de que crecerían por años. Y lo hizo muy bien. Pero ese futuro, quedó atrás y las herramientas de seducción de empresario se agotan.

En la actualidad Musk posee acciones en varias empresas: en 2002 fundó SpaceX dedicada a productos y servicios aeroespaciales que en 2020 dio un salto a la fama al realizar su primer viaje comercial. En una reciente ronda con inversores obtuvo 750 millones de financiamiento y su cotización se calcula en 137 mil millones. Dentro de Space X está Starlink, la empresa que lanza pequeños satélites de a decenas desde 2019 para ofrecer servicios de internet. La empresa aún no genera ganancias debido a la costosa inversión inicial en lanzamientos. Los últimos cálculos indican que Musk posee cerca de un 44 por ciento de SpaceX, aunque usó una parte para la compra de Twitter.

Pero la mayor parte de su fortuna está en Tesla, una empresa que perdió cerca del 60 por ciento de su valor durante 2022. La caída en las cotizaciones de las empresas es generalizada, pero en este caso se suma lo difícil de justificar un cotización equivalente, por ejemplo, a diez veces la de la automotriz GM pero vendiendo casi la mitad de autos que esta. En algún momento las expectativas perdieron todo contacto con la realidad. Las acciones personales de Musk en la empresa, también fueron utilizadas para financiar la compra de Twitter.

En comparación, las otras empresas de Musk tienen un valor escaso. SolarCity dedicada a productos fotovoltaicos y servicios, fue comprada en 2016 por 2600 millones y luego se transformó en una división de Tesla. Por otro lado Neuralink, creada para construir interfaces cerebro-máquina, busca inversores y solo tuvo algunas presentaciones muy criticadas y poco prometedoras pese a los esfuerzos de su fundador. Había quiénes la valuaban en 500 a 1000 millones de dólares en 2021.

La Boring Company, fundada en 2016, se dedica a hacer túneles para reducir el tráfico en la superficie con un moderno sistema de perforación llamado Prufrock que, supuestamente, solo necesita dos días de preparaciones para comenzar a trabajar y es capaz de hacer 11 kilómetros de túneles diarios. De momento solo concluyó un túnel de menos de 3 kilómetros en Las Vegas por el que circulan coches autónomos de Tesla (que cuentan con un conductor de control). El año pasado, antes de la debacle general la empresa estaba cotizada en unos 6.000 millones de dólares.

Musk también es uno de los fundadores de OpenAI, una organización sin fines de lucro que produce algunas de las herramientas de Inteligencia Artificial más accesibles para el público en general como ChatGPT.

Una piedra en la billetera

La kriptonita financiera y mediática de Musk es Twitter, empresa que compró en 2022 a un precio excesivo de 44.000 millones de dólares. Allí hizo solucionismo tecnológico a cielo abierto retocando el código de la aplicación caprichosamente sin medir las consecuencias. El daño que produjo a la red y a su imagen de genio empresario será difícil de revertir. Como Twitter ya no cotiza en bolsa, es difícil saber cuánto valdría ahora o si alguien estaría dispuesto a comprar acciones.

En definitiva el "relato" del mercado hacía que todo lo que tocara Musk generara expectativas desmedidas gracias a una serie de profecías autocumplidas. Los antecedentes del empresario en sus comienzos, sus proyectos ambiciosos y simultáneos, a los que se agrega una personalidad avasallante, seducían a los inversores y permitían inflar las expectativas, las mismas que ahora perdieron influencia.

Los fierros siguen siendo los mismos, Tesla es una empresa enorme y con potencial. Probablemente Space X también lo sea, pero el mercado ahora prefiere un poco más de realidad concreta. Por eso es que Musk puede perder tan rápido cifras de dinero que alcanzarían para cambiar el destino de un país entero. Lo cierto es que si Musk hubiera intentado vender sus empresas todas juntas en su mejor momento, difícilmente habría obtenido el monto que supuestamente valían: la sola oferta masiva habría provocado una caída en la cotización difícil de revertir. Entonces la pregunta sigue vigente: ¿Musk perdió lo que nunca tuvo?|