El deshielo de los glaciares, tanto los que se encuentran en masas continentales como los que se ubican en las montañas, puede generar catástrofes ambientales. Investigadores afirman que su principal responsable es el cambio climático y que, si se profundiza, las especies y los humanos no llegarán a adaptarse a los nuevos ecosistemas que se originen.

En noviembre de 2022, la UNESCO aseguró que para 2050 se derretirán un tercio de los glaciares que se encuentran en lugares declarados como Patrimonio Mundial. Según el mismo informe, por culpa del cambio climático se pierden 58 mil millones de toneladas de hielo por año, lo que ocasiona un incremento del nivel del mar en un 5 por ciento en todo el mundo. Esto podría generar desde inundaciones hasta escasez de agua para las comunidades que dependen de ellos.

El organismo que pertenece a las Naciones Unidas planteó lo que está sucediendo con algunos glaciares ubicados en Latinoamérica. En Argentina, por ejemplo, se refirieron a los ubicados en el Parque Nacional de los Alerces donde desde el 2000 los glaciares perdieron la mitad de su masa. En Perú, en el Parque Nacional de Huascarán, en cambio, se redujeron en un 15 por ciento.

Diferentes tipos de glaciares

“Cuando uno dice glaciar se refiere a una masa de hielo y nieve, algunos involucran rocas, pero cada país que tiene glaciares los interpreta según sus requerimientos, no hay una definición adoptada internacionalmente”, explica Jorge Luis Ceballos, glaciólogo colombiano que trabaja en el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM).

En la región existen diferentes tipos de glaciares muy distintos entre sí, como los que se ubican al sur, tanto en Argentina y Chile, como los que se encuentran cerca de la línea del Ecuador. Sobre estas variedades, Ceballos explica: “Los glaciares se pueden dividir según la morfología, la superficialidad, la temperatura o por dónde se desprenden. También por la latitud y la extensión. Al sur, por condiciones climáticas, hay glaciares muy extensos. Hablamos de miles de kilómetros cuadrados. Por ejemplo, en la Argentina no contabilizan como glaciar a lo que se extiende por menos de una hectárea. En cambio, en Colombia tenemos 33,8 kilómetros cuadrados de glaciares repartidos en seis pequeños glaciares”.

Parque nacional Los Glaciares, Argentina. Imágen: EFE


El “sendero del cambio climático” en Colombia

De los seis glaciares que existen en Colombia solo dos son monitoreados año tras año: el Sierra Nevada El Cocuy y el Volcán Nevado Santa Isabel. “Desde la Constitución de 1991 las comunidades indígenas adquieren más autonomía. Estos glaciares coinciden con resguardos indígenas y tienen un sentido espiritual, cosmogónico. Para ellos, investigarlos es ofensivo”, agrega el glaciólogo sobre la imposibilidad de realizar estudios más profundos en los restantes glaciares de Colombia. A pesar de esto, las comunidades y los científicos lograron llegar a un acuerdo en 2008 para que se pueda monitorear el glaciar Sierra Nevada El Cocuy.

Ubicado en la frontera con Venezuela, este glaciar es el más extenso de Colombia con 13 kilómetros cuadrados, aunque en los últimos diez años por el cambio climático perdió más de tres kilómetros cuadrados.

El destino del Volcán Nevado Santa Isabel es el que más preocupa al país ya que desde 2010 su área se redujo en un 77 por ciento. “Es un glaciar bajito en altitud, desfavorable a las condiciones climáticas y el hielo tiene mucha ceniza volcánica —detalla Ceballos—. Como es muy visitado por los turistas, pusimos avisos donde se indica hasta dónde había hielo hace 150 años. Se llama ‘el sendero del cambio climático’. Se derrite muy rápido, en el transcurso de la próxima década quedará casi extinto”.

El último glaciar de Venezuela

Mientras tanto en Venezuela solo queda un glaciar ubicado en la Sierra Nevada de Mérida. En el proyecto “El Último Glaciar de Venezuela” investigadores intentaron explicar qué sucede en el suelo cuando avanza el deshielo en el pico de Humboldt, donde el glaciar en 1910 cubría 337 hectáreas y en la actualidad se extiende aproximadamente por una hectárea.

“Nuestro trabajo fue fundamentalmente sobre ecología, estudiamos el proceso de formación de un nuevo ecosistema tras la retirada del glaciar. Para los seres vivos que colonizan las rocas tras el hielo, se abren espacios nuevos donde vivir. Primero llegan líquenes y musgos, se asocian con las bacterias, crean suelo donde pueden crecer las plantas con raíces, llegan los animales que viven de ellas”, explica Alejandra Melfo, física venezolana que participó del proyecto. Melfo agrega que este fenómeno, que parece “una nueva oportunidad, una esperanza” es en realidad un problema. “El cambio climático y el aumento de la temperatura que permite que especies que vivían más abajo ahora puedan colonizar las partes altas de la montaña está sucediendo muy rápido. Nuestro estudio parece indicar que el cambio es demasiado rápido para que la naturaleza pueda adaptarse”, observa la investigadora.

Para Venezuela, la consecuencia del deshielo no radica en la pérdida de acceso al agua, como en otros país. La pérdida es sobre todo cultural, simbólica y turística. “Con la pérdida del glaciar se acaba un paisaje emblemático, un atractivo turístico, una época… Mérida, la ciudad que se llamaba ‘de las nieves eternas’, descubre que la eternidad tiene fin, y que se está acabando. Es un golpe muy duro para nosotros”, explica Melfo, quien agrega que desde el proyecto intentan concientizar sobre las consecuencias del cambio climático.

Los glaciares tropicales de Perú

Perú alberga el 70 por ciento de todos los glaciares que hay en el mundo. Se trata de 2.600 glaciares tropicales, aunque, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el país ya perdió el 50 por ciento de la superficie glaciar que solía tener. Según un informe de la UNESCO, en el país andino el deshielo provocó que aparecieran 3.000 nuevas lagunas, algunas con alto riesgo de provocar inundaciones.

El deshielo provocó que aparecieran 3.000 nuevas lagunas. Imágen: Inaigem Perú.

Además de los glaciares ecuatoriales ubicados donde comienzan los Andes, en la región se encuentran los patagónicos, de Argentina y Chile. En este último país, para establecer lo que es un glaciar utilizan los criterios de la Dirección General de Aguas, donde ponen el foco en el tiempo de su existencia. Consideran glaciar a cualquier “masa de agua terrestre en estado sólido que haya perdurado al menos 5 años, con presencia de hielo y eventualmente neviza y nieve superficial”.

Impacto del deshielo en Chile

Según el último Inventario Público de Glaciares realizado en 2022, en Chile hay 26.169 glaciares, entre los que se encuentran los glaciares de montaña, de valle o rocosos. René Hernández Tapia, abogado ambientalista e integrante de la Fundación Glaciares Chilenos, denuncia que para protegerlos solo existe una ley, la 19.300, que posee casi 30 años. “Existen otras normas tangenciales pero ya muy lejanas como las que regulan las áreas protegidas y que a mi juicio solo generan confusión en la ciudadanía desviando la atención de la verdadera necesidad de protección glacial específica que posee la nación”, explica el abogado.

Por la cantidad de glaciares que existen en este país, el deshielo no golpea de la misma manera a todos los glaciares. “Los glaciares en Patagonia son glaciares de grandes extensiones de hielo que aún, bajo las condiciones de calentamiento atmosférico en la región, no han tenido el alarmante retroceso que han sufrido en la última década de forma acelerada los glaciares de los Andes Centrales de Chile”, detallan desde la Fundación Glaciares Chilenos.

Explican además que la existencia de estos glaciares son fundamentales para las regiones de la zona central del país, “pues más del 80 por ciento de la población nacional reside en esta zona y, por tanto, la presión en los recursos hídricos es completamente diferente a los sectores más meridionales del país”. “En el sector del Norte Chico, en cambio, hemos visto una fuerte afectación de los glaciares blancos, que son más reducidos en superficie que los del sur”, agregan.

En 2007, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas identificó a Chile como una zona crítica: “La disponibilidad de agua y la generación hidroeléctrica se verán reducidas seriamente debido a la degradación y retroceso de los glaciares”.

El deshielo no afecta a todos los países de la región por igual. En Venezuela y Colombia, por ejemplo, el derretimiento de estas masas de hielo no generaría un impacto sustancial en la población a diferencia de Perú o regiones de Chile y Argentina donde los deshielos afectarían de forma directa a sus habitantes. Desde la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtieron que para muchas ciudades andinas, el deshielo de los glaciares “representa la pérdida de una importante fuente de agua dulce que actualmente se utiliza para uso doméstico, riego y energía hidroeléctrica”. El impacto dependerá, en parte, de las políticas de protección que apliquen los gobiernos para conservar los glaciares y mitigar las consecuencias del cambio climático.