Todo comenzó la semana del lunes 16, cuando médicos y trabajadores del hospital provincial "Evita" de Berazategui comenzaron a recibir consultas de amigos y familiares. Estaban sumamente preocupados por lo que aparecía públicamente como una tremenda epidemia de una bacteria desconocida. Lo real era la existencia de cuatro casos, dos de ellos fatales, de salmonella y shighella por carne y achuras en mal estado. Siguiendo esa punta, los médicos descubrieron un proceso creciente de viralización de audios con información falsa que, malintencionados o no, sembraban el pánico en la población. Al punto que autoridades sanitarias provinciales y municipales debieron emitir un comunicado. La situación sanitaria real no lo hubiera exigido pero decidieron, de esa forma, frenar una psicosis extendida. 

Con fecha del pasado jueves 26 de enero, el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires emitió una comunicación epidemiológica titulada “Sospecha de brote de origen alimentario en el municipio de Berazategui en investigación”. La palabra "sospecha" es clave. No aseguró el Ministerio de Salud  que había efectivamente un brote sino solo una sospecha ante la que debían tomarse medidas comunitarias de prevención.

Esa comunicación daba cuenta de que “en las primeras tres semanas del mes de enero de 2023 fueron notificados cuatro casos de adultos internados por diarrea aguda, tres de ellos en el Hospital Evita Pueblo y uno en una clínica privada, ambos establecimientos del municipio de Berazategui. Los casos presentaban antecedentes de ingesta reciente de carne y derivados. Frente a la situación descrita el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, conjuntamente con el Municipio de Berazategui, emite la siguiente comunicación con el objetivo de sensibilizar la vigilancia epidemiológica de casos y enfatizar el manejo seguro de alimentos para la población. Se aguardan resultados de diagnóstico etiológico que permitan definir el o los agentes involucrados”.

Dos de esos pacientes fallecieron: un hombre de 48 años, internado el 9 de enero, falleció el 12 y otro hombre de 36 años, internado el 13, falleció el 17. De los dos restantes, un hombre de 47 años, internado el 14 de enero evoluciona favorablemente y otro de 47, internado el 17, fue trasladado a la unidad de terapia intensiva, donde recibe asistencia respiratoria mecánica. Todos ellos habían consumido carne o achuras proveniente de los mismos comercios. En todos los casos, se detectó la presencia de bacterias salmonella o shighella.

¿Qué carnicería fue?

Frente a esta situación, la municipalidad de Berazategui activó rápidamente los protocolos correspondientes, detectó y clausuró las carnicerías, tomó y envió para su análisis las muestras pertinentes. Según pudo saber Buenos Aires/12, el único reclamo generalizado entre los habitantes es, para decirlo sintéticamente en una frase, “saber qué carnicería fue, para no comprarles nunca más. No tiene sentido que oculten ese dato”.

Si se trató apenas de cuatro casos, cuya causa fue inmediatamente detectada y neutralizada y no se detecta estadísticamente ningún aumento significativo de casos, ¿por qué emite el ministerio un alerta casi diez días más tarde? 

El área de salud municipal a cargo del médico Pablo Costa también emitió un mensaje, y se preocupó por difundirlo. 

“De esta situación fue informada la Dirección de Bromatología de la Municipalidad de Berazategui, que procedió a tomar muestras de mercadería de los comercios en los cuales los fallecidos habían comprado", dice el texto. 

"Estas muestras fueron enviadas para su análisis al SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) e INAL (Instituto Nacional de Alimentos). También el municipio procedió a clausurar una de las carnicerías por falta de medidas de higiene. En tanto, la Secretaría de Salud Pública e Higiene municipal informó que no se registra un aumento de casos de diarrea en los Centros de Atención Primaria de Salud (CAPS)."

Afirma también la comunicación municipal: "Asimismo, el Hospital Evita Pueblo de Berazategui tampoco detectó una crecida en los pacientes ingresados con estos síntomas. Desde el Hospital Evita Pueblo, se solicita a la población recordar la importancia de respetar las medidas de higiene y cuidado en la manipulación de los alimentos, la conservación de su cadena de frío y el correcto y frecuente lavado de manos. Por su parte, la Municipalidad de Berazategui informa que interpondrá una denuncia penal contra quienes originaron y/u originen noticias falsas para alarmar a la población”.

Funcionarios de Berazategui explicaron a este medio que buscaron anticiparse y dar cuenta de la desproporción entre los casos, su evolución y manejo y el nivel de alarma generado por los mensajes y cadenas de whatsapp. Es probable que el alerta epidemiológico del ministerio de Salud haya sido emitido también con la intención de devolver la preocupación a un nivel más realista. 

El alerta también contiene una serie de recomendaciones respecto del manejo de los alimentos, su cocción, higiene y consumo de agua potable, que no son esencialmente distintas de las recomendaciones habituales, reforzadas en buena medida por las indicaciones proporcionadas en medio de la pandemia para mejorar la higiena. 

La “guerra de Whatsapp”

La explicación al comunicado hay que buscarla en lo ocurrido entre los días 14 y 16 de enero, pero no dentro del hospital, sino en el espacio de la opinión pública, en los territorios digitales. Especialmente, en la plataforma de mensajería Whatsapp. Y el material podría ser muy útil para exponer cómo se construyen las fake news.

“Avisale a la gente de la pileta de natación, acaba de llegar un aviso del ministerio de salud. Circulan chinchulines y morcillas en mal estado. Hay 4 muertos en menos de 12 horas. Están contaminados con shighella, que es fulminante, te mata en pocas horas. No consuman achuras, aunque las cocinen bien, porque sólo a dos mil grados matás la shigella”, dice un audio con la leyenda “reenviado muchas veces”. La alerta del ministerio existe, pero es posterior al audio viralizado. Los muertos son dos y no cuatro. Si “circularan” achuras contaminadas con la bacteria, en estos días los casos se habrían disparado, pero nada de eso ocurrió. Ocurre que descubrir una fake news lleva tiempo. Hay que reunir información de distintas fuentes, leer con detenimiento, comparar. Y eso es aún más difícil de lograr bajo los efectos del miedo, una emoción poderosa que interfiere con la capacidad de raciocinio.

En las calles y comercios de Berazategui el tema no llegó a convertirse en una preocupación, probablemente porque opera el aprendizaje propio de experiencias anteriores. Pero como entre los territorios físicos y los territorios digitales no existe correspondencia absoluta, el mensaje circuló y generó temor en distritos muy lejanos a Berazategui, como Castelar, Villa Tesei y Parque Leloir.

Detrás de cada fake news no existe, necesariamente, un autor deliberado, con una intención perversa. Alguien genuinamente asustado puede encender la mecha. Después, es como gritar "fuego" en un teatro.

El antecedente

Tanto el tema, el manejo informativo y sus posibles efectos, son indisociables de un antecedente que data de fines de los últimos meses de 2016 y casi todo 2017. En ese entonces, se produjeron algunos casos de gastroenterocolitis, que la oposición política y los medios nacionales rápidamente atribuyeron al “problema del agua”. Sin evidencia que los avalara, muchos hablaron de napas contaminadas por contacto con líquidos cloacales.

La realidad era mucho más sencilla. Aunque nunca se encontró evidencia de contaminación, una versión la atribuye a una escuela que habría omitido las limpiezas periódicas y obligatorias de sus respectivos tanques de agua. En consecuencia, el agua que ingresaba limpia, se habría contaminado al entrar en contacto con las bacterias del tanque. Algunos niños que asistían a esas escuelas se habrían enfermado y contagiaron a sus familias. 

Sin embargo, la denuncia tuvo lo que los expertos denominan “efectos de verdad”, es decir, consecuencias sobre la realidad. El tema se mantuvo en agenda durante varias semanas, hasta lograr que el juez federal de Quilmes, Luis Armella, probado integrante de la denominada “gestapro” o “gestapo pro”, dictara una medida cautelar, que impidió por años realizar obras de agua en el distrito.

En 2020, en plena pandemia, como resultante de esa cautelar, los berazateguenses sufrieron pérdida de presión y caudal de agua. Empezaron a reclamar por un suministro insuficiente, producto de la imposibilidad de hacer obras, producto de la cautelar de Armella, producto de la presión mediática. En 2021 fue confirmado el procesamiento de Patricio Mussi, quien era intendente cuando ocurrió el incidente. En 2022, concejales opositores presentaron un pedido de informes sobre “la situación del agua potable en Berazategui”. Las fake news, a veces, tienen efectos de verdad.