El fortalecimiento político interno en materia de decisiones económicas que operó tras la salida de Martín Guzmán y la designación de Sergio Massa -que llegó al cargo con consenso del Presidente y varias charlas con la vice, Cristina Fernández- podría ser analizado como un hecho positivo para la turbulenta convivencia del Frente de Todos, pero las blancas también juegan. Hay un factor, el mismo que aprovechó el escenario de confusión de junio del 2022 para sacar tajada, que sigue constante y pone a prueba la fortaleza de la estructura de Massa: los factores de poder, el mercado y los formadores de precios aceleraron el paso en año electoral y le generan al Gobierno una serie de “corridas” que le ponen a prueba la estabilidad política en un período en el que se empieza a jugar sus posibilidades electorales. “Nos pulsean todo el tiempo, lo vemos, pero el poder político lo tiene el ministro”, responden cerca del jefe de Hacienda, donde hay confianza casi ciega en el proceso de disputa con el Círculo Rojo.

En los pasillos del ministerio de Hacienda circula una máxima que, de algún modo, explica bien el contexto e identifica el problema. Diferentes funcionarios contaron a PáginaI12 que aún en un escenario macro y micro menos difícil en relación a la mitad del año pasado, hay conductas del poder económico que reflejan que su partido es otro. Esa idea hay que mirarla, dicen, en acciones y en nombres propios. 

Quién movió los bonos

Hace unos días, el titular de la Comisión de Valores (CNV), Sebastián Negri, le puso el ojo por pedido de Massa a una pesquisa sobre los que especularon con la compra de bonos en la previa a la recompra de deuda por 1000 millones de dólares. Y fue más allá, empezó a mirar las operaciones con dólares financieros (MEP y CCL), para buscar anomalías que tendrían que ver con presiones devaluatorias y, ergo, inflacionarias, que empujaron vía estos dólares una cotización del dólar blue que ya estaba recalentada por la demanda veraniega y que cerca de Massa estiman que frenará la próxima semana. 

Por otro lado, en Comodoro Py también se abrió una causa judicial que el Gobierno apoya y que podría dar más datos de los que usaron información privilegiada, la CNV citó a diez sociedades de Bolsa para que den datos y lo que es más concreto, convocó a otras ocho para que expliquen cómo movieron sus propias carteras en el momento previo al anuncio de Massa. Allí parece estar el meollo de la cuestión.

Si bien se conoce poco, el organismo también trabaja en medidas de prueba que no se difunden y son muy concretas. Tanto que la mayor parte de las firmas del mercado convocadas pidieron, sin éxito, una prórroga para juntar la información. “Hay 72 horas y no hay más que eso”, les respondieron. 

Mientras tanto, la CNV alimentará la causa en en los tribunales federales con todo el material, lo cual observan como algo positivo porque en materia investigativa el organismo está acotado. La Justicia podría pedir teléfonos y desgrabaciones como medidas de prueba. Massa sigue con la idea de que la especulación con dólares financieros, que esta semana se estabilizó, tuvo como objetivo calentar el blue para que se vaya a precios alterando la mesa inflacionaria. El ministro, según describen, es un hombre de "garrote y negociación", y esa será la dinámica. 

La lapicera de Techint

Conectando las puntas, la teoría no parece tan descabellada. Esta semana, empresas alimenticias nucleadas en la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), empezaron a filtrar que si la divisa paralela sigue al alza “habrá que analizar la estructura de costos y precios”. La entidad la conduce Daniel Funes de Rioja, que cuenta con cierta desconfianza de los socios, dado que le critican no haber podido evitar que avancen los acuerdos de congelamiento y sendero de precios llamados Precios Justos. En pocas palabras, si él no presiona, lo harán las empresas en forma individual. Algunas de esas mismas industrias, además, lo corren a Funes en la Unión Industrial Argentina (UIA), entidad que también preside y donde mandan Arcor y Techint. La casa fabril renueva sillón de mando en abril y todo es político. 

El ultimátum de los halcones de Paolo Rocca en la entidad para Funes fue directo o por allegados: “o sos más duro con Massa o sos más duro con Massa”, le dijeron, palabras más, palabras menos. Lo que Techint ve es un dólar que cree está retrasado y que hay que "corregir" por los métodos habituales del poder económico, el lobby de instalación devaluatoria y la necesidad de remarcar precios por mayores costos. 

En este escenario, le cuestionaron además a su presidente que haya sido parte, junto a su par de la CNI industrial de Brasil, Robson Andrade, de una foto emblemática junto a Alberto Fernández y Lula da Silva en el acto del Museo del Bicentenario. En esa postal se los ve agarrados de las manos de los mandatarios, en gesto de apoyo a un modelo industrial. El problema es que los industriales argentinos quieren el modelo industrial con libre mercado y dólar caro, y hoy buena parte de ellos juegan, aún ante la destrucción del entramado fabril entre 2015 y 2019, con los candidatos de Juntos por el Cambio.

Vale decir que el problema de la UIA y el manejo de Techint es bastante más complejo e implica, directamente, a los jugadores más críticos que no se animan a lo que muchos piden: sacarle la lapicera al holding. Para Funes, en tanto, el problema es el doble sombrero de UIA y Copal, que cada vez que puede le recuerda el propio Massa.

Se agrandó la Mesa

El otro frente de disputa en el establishment es el campo, hoy en su mayoría inclinado a ser apéndice del macrismo y factor clave para la obtención de divisas ante reservas aún poco robustas. Si bien Massa sabe que el proceso es medidas ortodoxas ahora para recomponer y tener base para, luego, hacer la política que quiere, también hay picardías además de favores al sector. 

Casi imperceptible fue la movida para sumarle a la Mesa de Enlace un hermano menor dialoguista, algo que alteró los nervios de la representación rural. En las últimas reuniones por la sequía, el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, les dio el mismo status a los dirigentes de la Mesa Agroalimentaria Nacional, que a las cuatro entidades de Enlace y sumó dos cuadros de esa organización al debate, lo que les puso los nervios de punta a CRA, Coninagro, Federación Agraria Argentina y Sociedad Rural, y desató esa rebelión previa contra Massa, aún cuando no se habían hecho los anuncios de ayuda a sectores afectados por la seca. 

“Luchamos y trabajamos para lograr la soberanía alimentaria, somos el otro campo”, es el mensaje que la Mesa Agroalimentaria tiene en redes, y lo llevan a las mismas mesas en las cuales su par de Enlace se obsesiona casi exclusivamente con que les bajen las retenciones. Mientras tanto, cerca de Massa celebraron las lluvias de los últimos días y consideraron que "se viene una buena cosecha". 

Massa, Cristina y Axel, con reuniones frecuentes

Desde el entorno de Massa y CFK hacen el mismo diagnóstico sobre las tensiones que afronta el Gobierno y cómo se plantaron los grupos de poder. El ministro habla con la vice seguido, de las medidas y de política, un nexo que no es solo con ella sino, muy fluido, con el gobernador bonaerense Axel Kicillof. Hace unos días se recrearon, en el predio del Estado en Chapadmalal, las tertulias de Massa, Kicillof y sus equipos técnicos que solían hacerse en las oficinas del tigrense en Avenida Libertador. 

Siempre tienen matices, cuentan, pero todos ellos creen que, si no se cierra el círculo de la política de Todos, será el Frente presa de una oposición que, en los papeles, tiene hoy a su representación más activa en las posibilidades de erosión del poder económico. Por eso llamó la atención cómo el Presidente Alberto Fernández, en este contexto, dejó afuera de una reunión de Lula y organismos de derechos humanos al ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, no sólo histórico militante de la causa sino uno de los hombres fuertes del kirchnerismo.

El plan freezer

De la misma manera, todos ven que sin un combate exitoso a la inflación no hay futuro. Así, la idea es que se harán todos los acuerdos de precios necesarios para llegar a las PASO con un escenario ordenado. El secretario de Comercio, Matías Tombolini, prepara una extensión a otros rubros del sendero de precios que no habilitará aumentos mayores a 3,2 por ciento en casi ningún sector. Se está armando un acto para hacer los anuncios, que no sólo incluirán esa bajada de línea para alimentos y bebidas sino que se sumará también el rubro electro, entre otros. 

En paralelo, según supo este diario, se dará a conocer un programa de estabilización del precio de frutas y verduras. El tema ahí es complejo porque en el indicador de inflación de enero ese rubro pegó fuerte. 

¿Qué esperan de IPC del primer mes del año? Entre un 5,5 y un 5,3, algo arriba del 5,1 de diciembre y la segunda suba consecutiva de la inflación desde el 4,9 de noviembre. El recalculo es al alza porque, además, habrá impacto de regulados (prepagas, tarifas y combustibles). De todos modos, cerca de Massa siguen confiados en que la meta del 3 adelante en abril es más que posible porque en febrero los precios volverían a estar por debajo del 5. “No tenemos dudas”, sostienen. A su favor, el 3 es una trampa que permite cumplir la meta con un 3,8 o 3,9, que son casi un 4 por ciento con una inflación que hoy está en 5 faltando tres meses para el momento clave. Naturalmente, Massa cree que la pata central de la estabilización de precios es el ordenamiento de la macroeconomía, más los complementos de los acuerdos. 

Las blancas también juegan

Una a favor es que hay algunas empresas que parecen alinearse con sus pedidos. Esta semana, Coca Cola, Unilever, Colgate y Johnson ya avisaron que cumplirán con los aumentos máximos a productos de Precios Justos que están por fuera de la canasta de 2000 productos congelados. Nunca había pasado que les avisaran a los comercios, por escrito, sobre esta decisión de hacer caso. “Los tienen agarrados con las importaciones”, contó alguien que conoce el paño. Al parecer, el Gobierno endureció el otorgamiento para empresas que incumplen los acuerdos de precios. Las multinacionales, sobre todo, están obligadas a obedecer porque muchas importan desde sus filiales en Brasil. Los más rebeldes siguen siendo los nacionales, Arcor, Molinos y Ledesma, curiosidades de la burguesía nacional.

Quizás sea este caso el que mejor refleja cómo funciona hoy el Frente de Todos en lo económico. Hacienda comanda a Agricultura, Producción, Comercio Interior y Exterior más AFIP y Aduanas. Estos dos últimos organismos son clave y tiene en el titular del fisco, el kirchnerista puro Carlos Castagnetto y en Guillermo Michel, su némesis en Aduanas, cuadros de extrema confianza para un abordaje integral. Parece ser la primera vez que en el Gobierno de Fernández la articulación funciona, pero lo dicho, las blancas también juegan y el partido es el más complejo.