El caso de Deolinda Torres puso en la agenda feminista el peligro de postergar medidas de protección y cómo la feria judicial se habilita discrecionalmente sin poner como prioridad evitar femicidios. La decisión del Juez Farías, quien en su momento no contestó cuando Deolinda fue a denunciar y a solicitar la renovación de la medida perimetral, en contraste con la perimetral de Paula Sánchez Frega por supuestas amenazas contra su agresor y actual convicto Patricio Pioli, dándole a este una perimetral contra ella, desnudó la desigualdad que padecemos ante el sistema judicial.

El 8 de enero de 2018 Deolinda fue asesinada a golpes por su ex pareja y papá de sus 4 hijes, Víctor Sebastián Condori. Ellos mantenían una relación desde que Deo era menor de edad, siempre violenta, siempre abusiva. La golpeaba, insultaba e incluso la amenazaba que si lo dejaba la iba a matar, en una ocasión llegó a darle dos puntazos. Ya la había ahorcado hasta desmayarla y fue uno de sus hijes quien tuvo que pedirle a su papá que no le pegue más. Lo dejó, lo denunció y estaba en pareja cuando buscaba que el estado la protegiera de su ex. En la última denuncia que intentó radicar por violación a la orden de restricción, se le había indicado que vuelva en febrero cuando culmine la feria judicial, pero su vida le fue arrebatada antes de que eso sucediera. Deolinda Torres tenía 31 años. Mientras dormía junto a su pareja Iván Herrera. Condori, irrumpió en la casa violentando la puerta de ingreso y mientras las víctimas dormían, el ahora condenado utilizó una barreta de hierro, con la que golpeó brutalmente a la pareja, para luego darse a la fuga. Herrera, muy malherido, logró reincorporarse y salió en busca de ayuda, siendo socorrido por vecinos, que fueron testigos de la violencia de género que Condorí ejercía sobre Deolinda. Cuando el personal de emergencias llegó al domicilio, encontró a la mujer detrás de un colchón y en medio de una habitación que terminó siendo la escena de un crimen. Deolinda murió en el hospital poco después. Y desde entonces el movimiento de mujeres de La Rioja jamás olvidó que el estado postergó su protección.

El 1 de enero de 2019 arrancamos el año con la noticia del femicidio de Karina Vayón. La historia se repite, Serrano violentó la puerta trasera de la vivienda de Karina para ingresar, pegarle con una maza de albañil y con un cuchillo cortarle el cuello ocasionándole la muerte.

Ya en 2020 tuvimos más suerte cuando el 20 de enero un hombre ingresó en el domicilio de su víctima y en su dormitorio, trato de forzarla a tener relaciones sexuales, y ante la resistencia saco un cuchillo y le tiro un puntazo en el brazo, y en el forcejeo esta logró zafar y correr a una vivienda vecina a solicitar ayuda. En principio el imputado fue procesado por desobediencia a la autoridad, ya que tenía una causa por lesiones leves y amenazas, por lo que se le había impuesto una medida de restricción que incumplió y terminó procesado por intento de femicidio.

Otra vez el 1 de enero de 2021 iniciamos el año con la noticia de un femicidio, esta vez el de Noelia Albornoz, Marcos Suasnada, al igual que los otros femicidas la mató en su domicilio en el barrio Urbano 41, solo que en esta ocasión el suboficial, tras asesinarla se quitó la vida. El 21 de enero de ese mismo año Leandro Olima roció con alcohol y prendió fuego a su pareja, pero ella sobrevivió. Y como si no fuese suficiente, el 26 de enero, en Olta, Mauro Peña, acuchilló a Melina Rojas. Su ex pareja, con quien tenían un hijo en común, se metió en su domicilio y la mató cumpliendo con la amenaza que le había hecho ese día. Tras la amenaza Melina había ido a radicar la denuncia y en la comisaría le dijeron que volviera más tarde, pero ese más tarde no llegó ya que su agresor la interceptó primero. Personas que vieron al acusado en horas de la tarde señalaron que se fue a jugar al fútbol y luego paseó en moto con dos chicas por el centro de la ciudad “como si nada”, y a la medianoche se entregó a las autoridades. En un primer momento la causa estaba caratulada como “muerte dudosa” pero después del primer informe de la autopsia ésta cambió a femicidio. El caso aún no tiene fecha de juicio.

El 20 de enero de 2022 el cuerpo de Susana Romero fue encontrado bajo unos escombros en el patio de una vivienda del barrio La Florida. Alexis Jonathan Tejada Peralta, dueño de la casa, quien se había comunicado a través de Facebook con Susana para solicitar sus servicios como trabajadora sexual, la asesinó con un golpe de un block de cemento y además la cortó con un arma blanca. Jonathan quiso encubrir el crimen y le pidió ayuda a un amigo al que le contó lo que había hecho, y fue este amigo quien dio aviso a la policía. "Me la mandé" le habría dicho a su amigo al contarle sobre el crimen.

El sábado 7 de enero en la Ciudad de Chamical, Cristian Mario "Tatu" Ochoa habría intentado asesinar a Marisol cuando, tras una separación, esta iba a retirar sus pertenencias de su casa en compañía de dos de sus amigas. Marisol llegó al hospital trasladada por el flete contratado tras escapar de su agresor quien la acuchilló en frente de sus amigas. Cuando la policía llegó al lugar, él estaba autolesionándose. Marisol milagrosamente sobrevivió, pero tiene una alta ambulatoria ya que sus órganos están muy comprometidos y mientras indaga en las repercusiones de las lesiones de su cuerpo, sobrevive con el miedo de que su ex pudiera quedar en libertad.

En este contexto la buena noticia del mes fue la reciente detención de Jonathan Paredes, un agresor con 17 denuncias por violencia de género cuya víctima convencida de que la iba a matar, en su desesperación lo escrachó en las redes sociales de Ni Una Menos La Rioja cuando observó que una jueza subía fotos con él en redes sociales. Los primeros días de enero, la sobreviviente ante la sospecha de que la jueza Ana Carla Menem estuviera trasladando al prófugo, se contactó con la Jueza Flamini, quien había pedido la detención del mismo el 21 de diciembre, advirtiendo sobre una foto que habría visto en las historias de instagram de la jueza Menem, en el que habría anunciado que se iban de vacaciones. Ante esta advertencia, la Jueza Flamini se contactó con la Jueza Menem informando que Jonathan Paredes estaba prófugo y que desde el 21 de diciembre lo estaban buscando para detenerlo. Paredes habría ingresado, tras evadir varias medidas de protección, el 19 de diciembre de 2022 al domicilio de la víctima quien al verlo salió corriendo de su casa a los gritos con miedo de que éste la matará. En la conversación que ambas juezas habrían tenido el 4 de enero, Menem habría reconocido que estaba en compañía de este Sr. Paredes y que intentaría convencerlo de que se entregue. Por esta razón la víctima representada por la Dra. Cattaneo realizó una presentación ante el Consejo de la Magistratura denunciando este delito y pidiendo la destitución de la Jueza Menem y posteriormente realizó una denuncia penal contra la misma jueza acusandola de encubrimiento, incumplimiento de funcionaria pública y tráfico de influencias.

La única respuesta que la sobreviviente obtuvo de inmediato fue una carta documento por parte de la supuesta representación de la Jueza Menem en la que la intimó con acciones legales civiles y penales de no retractarse de las denuncias en las siguientes 48 hs. En este acto, la funcionaria, lejos de proteger a una posible víctima de femicidio, consideró oportuno hacerla sentir miedo también que quien posiblemente estuviera encubriendo a su agresor podría usar su poder persiguiendola judicialmente por exponer lo denunciado.

Por suerte, a pesar de la inacción judicial ante el pedido de habilitación de feria judicial solicitado por la sobreviviente de Paredes, el prófugo fue localizado por la policía en Cruz del Eje ya que unas personas a las que habría querido estafar alli lo habrían reconocido por la difusión de la noticia con su rostro.

Enero nos enseñó que la feria judicial se habilita solo para darle beneficios de prisión domiciliaria a violadores seriales, para perseguir judicialmente a madres protectoras criminalizadas por denunciar los abusos sexuales contra sus hijos, o para ponerle perimetrales a las denunciantes de violencia de género en contraataques.

Enero nos duele porque el feminismo no olvida, nos duele porque sentimos que socialmente no aprendemos nada con cada pérdida evitable, nos duele por el desamparo, por la desigualdad, por el hartazgo que se nos postergue para llorarnos cuando ya es demasiado tarde.