Familiares, amigos y ciudadanos conmovidos por el caso de Lorenzo Altamirano se movilizaron ayer en reclamo de justicia por el asesinato del músico y artista callejero que fue una víctima al azar de un enfrentamiento entre dos facciones que se disputan negocios con la barrabrava de Newell's. Con carteles y banderas que expresaban la angustia y la bronca por tal hecho, marcharon pacíficamente por bulevar Oroño hasta el lugar en donde los asesinos lo bajaron del auto y le dispararon tres veces. El reclamo de justicia estuvo dirigido a todas las autoridades, principalmente al gobernador Omar Perotti y a los fiscales que investigan el caso, e incluso al presidente del club, Ignacio Astore por su silencio ante lo ocurrido.

Un centenar de personas se concentró durante la calurosa tarde de domingo en el cantero central de Bulevar Oroño y 27 de Febrero para rendirle homenaje a Jimi, apodo con el que conocían al joven de 29 años que el miércoles 1 de febrero volvía caminando a su casa luego de ensayar con su banda cuando fue secuestrado y golpeado en un auto para luego llevarlo frente a la puerta 6 de la cancha de Newell’s Old Boys, donde finalmente recibió 3 disparos, uno en la cabeza, otro en el estómago y otro en una de sus manos, dejando el cuerpo en la calle con un mensaje dirigido a personas vinculadas con la barrabrava y el narcotráfico.

Inicialmente, la hipótesis era que la víctima tenía vínculos con alguna banda criminal o con la propia barra, pero con el correr de las horas se confirmó que no existía tal relación y que Altamirano fue elegido al azar. Ese fue uno de los puntos que reiteraban, todavía incrédulos, sus amigos en la marcha de ayer: “Jimi no pertenecía a ninguna agrupación de este estilo y no le interesaba el fútbol. Jimi era un pibe como vos y como yo, malabarista y músico, que sólo volvía a su casa después de compartir una tarde con amigos”, se destacaba en uno de los panfletos que repartían junto con la foto de la víctima.

Entre la gente que se acercó ayer a marchar en reclamo de justicia no solo estaban sus familiares y amigos más cercanos sino también personas que lo conocían de las redes sociales o de haberlo visto dentro del mundo under rosarino y también vecinos y vecinas que entienden que el caso de Jimi marca un peligroso antecedente. “Esto le puede pasar a cualquier otro amigo. No saben el dolor que es hasta que te pasa, yo no sabía el dolor que era hasta que me pasó. Entonces, no hagan lo que hice yo, de esperar a que maten a un amigo para salir a la calle, salgan antes, salgan ahora, porque el próximo puede ser cualquiera”, relató a Rosario/12 una chica que lo conocía de los recitales y de amigos en común. Por eso, uno de los reclamos de la marcha era: “No sea indiferente, no espere a que le pase a uno de los suyos”.

Entre los que lo conocían, por ser amigos o de haberlo tratado en algún ámbito, todos recordaron a Jimi como una persona simple, humilde, buena y alegre, “sin maldad”, que amaba la música y que tenía nuevos proyectos por emprender. La tristeza por la pérdida y la bronca por lo aleatorio del hecho se podía ver tanto en los rostros de quienes sabían quién era como en aquellos vecinos y vecinas que escucharon la noticia en los medios y decidieron sumarse por la indignación de la falta de respuestas y la impunidad con la que se manejan las bandas narcocriminales en la ciudad.

Otra de las críticas que se expresaron en la marcha de ayer fue la forma en que los familiares de Altamirano se enteraron del crimen. En ese sentido, una de sus amigas relató a este medio cómo lo vivió: "El jueves a la mañana me despierto y tenía el mensaje de un amigo con la noticia de uno de los medios locales que decía su nombre y la edad y que lo habían matado por una nota dirigida a la barra de Newells. Lo primero que dije es que no podía ser él porque no tenía nada que ver con eso. Igualmente me quedé con una sensación rara y empecé a preguntar si alguien lo había visto y todos lo habían visto la noche anterior. Empezamos a preguntar hasta que llamamos al Heca y nos dicen que la única forma de que nos den la información es que vaya la madre personalmente. Ella fue y recién ahí le confirmaron que era él. Ni siquiera le habían avisado a la madre y eso también es triste, que sepan primero los medios antes que sus familiares y que se tengan que enterar por verlo en la tele con gente opinando de los motivos de su asesinato". 

 

A la hora de achacar responsabilidades, en los carteles se podían ver los nombres del gobernador Omar Perotti, del intedente Pablo Javkin y de los fiscales que investigan el caso, Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, y del fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos, Ademar Bianchini. “Mafia asesina”, “¿Quién va a dar la cara?”, “Narcopolíticos”, eran algunas de las frases que se repetían en las pancartas. Incluso se apuntó al presidente leproso por no salir a hablar del tema ni expresar su repudio por el homicidio como representante del club en el cual se produce la disputa entre bandas.