Organizaciones sindicales y de derechos humanos homenajearán es tarde al líder sindical Felipe Burgos, de destacada actuación en la provincia y la región y que fue secuestrado y desaparecido en el marco del terrorismo estatal de los años 70.

"El Andariego" Burgos, como todavía se lo recuerda por sus recorridas por las fincas de los Valles Calchaquíes a caballo y con su guitarra al hombro, fue uno de los fundadores, en 1969, de la Federación Única de Sindicatos de Trabajadores Campesinos y Afines (FUTSCA), bajo el lema, de rigurosa actualidad, "Ni tierra sin hombres ni hombres sin tierra". En palabras de Marcelo Rodríguez Faraldo, autor de la investigación “Felipe Burgos y la Federación Única de Sindicatos de Trabajadores Campesinos y Afines (FUSTCA)”, la FUSTCA "significó el mayor grado de organización y capacidad de incidir en políticas que tuvo el campesinado de Salta en toda su historia".

La FUSTCA agrupaba a trabajadores y a pequeños productores de los Valles Calchaquíes y también del norte provincial, donde había otros actores destacados de aquellos años, como Raúl Benjamín Osores y Asunción Pía Viltes, también perseguidos en los años de terror. Osores fue secuestrado y desaparecido y Viltes estuvo detenida y fue torturada. 

Además, Burgos y sus compañeros se interesaron por las condiciones de las comunidades indígenas, organizando la Unión de Pobladores Aborígenes (UPA). Burgos fue quien incentivó al gobierno de Miguel Ragone (que también fue secuestrado y desaparecido, en marzo de 1976) a pensar una política pública estatal dirigida específicamente a los pueblos originarios. Con la asunción de Ragone a la primera magistratura provincial, en mayo de 1973, Burgos integró su gabinete con el cargo de director General de Promoción y Asistencia a la Comunidad, que dependía del Ministerio de Bienestar Social, cargo desde el que siguió su trabajo de promoción de las poblaciones campesinas e indígenas. 

Las organizaciones que convocan a rendirle homenaje hoy recordaron que, entre otras acciones, la FUSTCA impulsó un proyecto de ley para expropiar tierras, un proyecto de adjudicación de tierras fiscales a habitantes indígenas y campesinos en el Chaco salteño, un proyecto de colonización y de reforma agraria y apoyaba que se dictara una nueva ley agraria nacional. Todas iniciativas que la malquistaron con las patronales, que ya venían bastante molestas con la organización sindical de los y las trabajadores rurales.

Propugnaba "una nueva vida, donde exista una mayor justicia, donde la riqueza del país sea distribuida más equitativamente, donde haya solidaridad entre todos los sectores, donde haya verdadero respeto por la persona humana, y donde el campesino deje de ser objeto de marginación y pase a ser actor y factor decisivo en la vida de los pueblos".

Inteligencia previa 

Felipe Burgos fue secuestrado de su casa en la localidad de Campo Quijano (a 35 kilómetros de la ciudad de Salta) el 6 de febrero de 1976, hoy hace 47 años. Un grupo de hombres de civil y armados llegó hasta la vivienda familiar en dos automóviles Ford Falcon a eso de la 1.30 de la madrugada. La patota llamó insistentemente, Burgos le dijo a su esposa, María Inés Caso, que se encerrara en el cuarto con las dos hijitas del matrimonio, y le pidió que no saliera, pasara lo que pasara. Ni bien abrió la puerta lo hicieron subir a uno de los vehículos, y lo desaparecieron. 

En la causa abierta para investigar este hecho, Caso contó que después se dió cuenta de que hubo inteligencia previa. Unos días antes del secuestro un hombre llegó a la casa con el pretexto de hablar con Burgos sobre la venta de una renoleta. Sin desconfiar, Caso lo hizo pasar pero cuando le convidó un vaso de agua alcanzó a ver el arma que el hombre llevaba entre sus ropas. Enseguida el visitante inventó una nueva excusa para retirarse.

La misma mañana del secuestro Caso empredió la búsqueda de su marido. En la ciudad de Salta se topó con un conocido, Alvarez Leguizamón, que se ofreció a acompañarla. Mientras caminaban escucharon que habían encontrado dinamitado el cuerpo de Felipe Burgos en El Gallinato (a 29 kilómetros de la ciudad de Salta, en el departamento La Caldera), que ya ha sido señalizado como lugar de exterminio en los años de terror.

Con un hermano de Burgos fueron a la morgue, a la que ingresaron Alvarez Leguizamón y su cuñado, pero no pudieron reconocer el cadáver porque les dijeron que estaba en avanzado estado de putrefacción. Caso se convenció de que no era el cuerpo de Felipe Burgos, que no llevaba ni un día desaparecido. Sin embargo, años después se topó con el hombre que les había dado esa información. Sin saber que era la esposa de Burgos, le contó que había estado internado en un hospital neuropsiquiátrico por la afectación que le provocó su trabajo en la morgue, incluso dijo que creía que lo iban a desaparecer por todo lo que había visto en ese lugar, y añadió que una de las peores cosas que había tenido que hacer era mentirle al hermano de su mejor amigo, Felipe Burgos, que su cadáver, que había recibido en una bolsa de arpillera, proveniente de El Gallinato, eran restos en avanzado estado de descomposición. 

Un vallisto con visión latinoamericana 

Felipe Burgos nació el 11 de abril de 1935 en la finca El Manzano, en el departamento de Rosario de Lerma. Rodríguez Faraldo cuent que el padre de Felipe, Indalecio Burgos, era un arriero que llevaba ganado vacuno a Chile, mientras que su madre, Esperanza Abán, trabajaba para finqueros de Las Lomitas, localidad próxima a Campo Quijano. 

Como integrante de una familia de diez hermanos, Felipe Burgos se crió realizando todo tipo de tareas rurales y vendía pan y empanadas preparadas por su madre. Sin embargo, su tío, el reconocido dirigente sindical Alberto Abán, que además militaba en el radicalismo, lo alentó a estudiar en escuela técnica en la ciudad de Salta. 

Muy joven, fue a trabajar como maestro en Cátua, en el departamento Susques de la provincia de Jujuy, en plena Puna, muy cerca del Salar de Cauchari, a solo 20 kilómetros del límite con Salta, y a un día a caballo desde la estación Olacapato, "donde conoció en profundidad las penurias de los más pobres y desde donde comenzó su militancia sindical", sostiene Rodríguez Faraldo. 

Felipe Burgos era también un ferviente creyente católico, influenciado por las posiciones que adoptó la Iglesia en el Concilio Vaticano II y la II Conferencia Episcopal de Medellín. Militó en la Democracia Cristiana (DC) y luego en el Partido Revolucionario Cristiano, por cuya vía llegó al peronismo, cuando este partido participó del Frente Justicialista para la Liberación (FREJULI) en las elecciones de 1973. 

Su primera experiencia organizativa fue el Centro de Promoción Rural Las Lomitas, fundado en mayo de 1965 y que tenía una fuerte vinculación con Acción Católica, a tal punto que se proponía evitar la contaminación de las familias rurales con el “virus del comunismo – marxismo – leninismo”.

Sin embargo, al año siguiente comenzó su acción sindical en la Federación Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (FATRE), donde su tío era delegado regional. 

En 1969 fue uno de los creadores de la FUSTCA, en desacuerdo con las autoridades nacionales de FATRE, "por el centralismo en la toma de sus decisiones y por el manejo discrecional de los aportes realizados a las obras sociales de los trabajadores rurales, quienes no percibían ningún tipo de beneficio en contraparte por los aportes realizados", cuenta Rodríguez Faraldo. 

La acción política y sindical de Felipe Burgos lo puso rápidadamente en la mira de la patronal y de la represión. Consecuentemente, recibió amenazas, fue persiguido por las fuerzas de seguridad, fue encarcelado y torturado y debió exiliarse en Chile durante la dictadura de Juan Carlos Onganía

En ese exilio siguió su formación y conoció otras experiencias de desarrollo rural en distintos países de América Latina, como Perú, Ecuador, Venezuela y Bolivia. En ese contexto, estableció nexos con organizaciones rurales, entre ellas la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT) que por entonces nucleaba a 6.000.000 de trabajadores en América Latina, y con la Federación Campesina Latinoamericana (FCL), con sede en Venezuela, "proyectando una vocación latinoamericanista del campesinado salteño", en palabras de su biógrafo. También participó de organizaciones internacionales como en la Federación Internacional de Sindicatos Cristianos de Trabajadores Agrícolas y la Federación Mundial de los Trabajadores de la Agricultura. 

La persecución al ragonismo 

La gobernación de Ragone soportó varios embates antes de caer, en noviembre de 1974. Ni bien lograron la caída de su gobierno, sus enemigos se ensañaron con él y sus seguidores o aliados circunstanciales. Fue lo que pasó con Burgos. 

Es larga la lista de cercanos a Ragone que fueron víctimas del terrorismo, paraestatal y estatal, y muestra con claridad que se buscó eliminar toda idea de equidad en la sociedad argentina. Eduardo Fronda, sindicalista de vendedores ambulantes y militante de la Lista Verde (que llevó la candidatura de Ragone en 1973) y que festejó el triunfo y la asunción del gobernador, fue detenido, torturado y asesinado en enero de 1975; Luciano Jaime, periodista y militante peronista cercano a la Lista Verde, fue secuestrado y asesinado en febrero de 1975; Guillermo Álzaga, secretario general del Sindicato Único de Empleados y Trabajadores del Tabaco de la República Argentina (SUETRA) y que había sido secretario de Trabajo de Ragone, fue asesinado el 18 de diciembre de 1975. 

Los militantes de la JP del Norte, como Nicolasa del Valle “Menena” Montilla, Pedro Urueña, René Santillán, Luis “Lucho” Vuistaz, su cuñada Sylvia Ruth Sáez de Vuistaz, Mario Bernardino Luna Orellana, Santos Abraham Garnica, Raúl Araujo (Federación Juvenil Comunista, con vínculos con el peronismo de la Tendencia), Benita Medina de Giménez y Raúl Osores, fueron secuestrados y desaparecidos. La pareja de Osores, Pía Viltes, fue detenida y torturada; Aldo Víctor Bellandi, que fue secretario de Movilidad, fue detenido y torturado; Luis Eduardo Risso Patrón, del PRT, pero que había accedido a una banca en Diputados mediante una alianza con el ragonismo, fue perseguido, secuestrado, torturado y asesinado; Ramón Gerardo “Chicho” Gallardo, también militante del PRT pero que había sido funcionario del ragonista Gerardo Bavio en la intendencia de Salta, fue secuestrado y desaparecido; las hermanas Francisca Delicia Torres y Carmen Berta Torres, ambas de la Lista Verde y la última funcionaria del área de Ambiente en el gobierno de Ragone, fueron desaparecidas.