La decisión del Gobierno de buscarle la solución a los aumentos del precio de la carne vía un descuento en la compra con tarjetas de débito tiene un trasfondo político en una histórica disputa sectorial: la de los frigoríficos formales y los matarifes que, básicamente, faenan su ganado y venden por su cuenta, directamente y en general en la informalidad el producto a las carnicerías. Es decir, la carnicería se beneficia con un valor más bajo al comprarle al matarife pero, a la vez, se fuerza a la venta informal. 

Preocupado por el repunte que tuvo el precio y cómo impactará en el IPC de enero, el Gobierno salió a aprovechar esa contienda para negociar algún beneficio. En la mesa con el ministerio de Economía, Comercio Interior y la secretaría de Agricultura hay dos actores formales:  Mario Ravettino, titular del consorcio exportador ABC, y los directivos de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales, en su mayoría del interior, entre ellos Daniel Urcía. 

Curiosamente, el mayor lobbyista de los matarifes es un personaje histórico del sector. La referencia es para Nicolás Pino, que hoy preside la Sociedad Rural Argentina (SRA) pero a la vez es secretario de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAyMA), entidad que presidió hasta 2018. 

En este contexto, los frigoríficos exportadores le pidieron al Gobierno una serie de puntos para meterse en el mercado, mientras los matarifes están que trinan con la posibilidad de que las empresas formales aumenten la faena al mercado interno. Lo que piden los frigoríficos es un dólar carne, más competitivo, y mayores cuotas de exportación. Lo primero ya fue descartado por el Gobierno, lo segundo está en revisión, pero el acuerdo se pondrá en marcha de todos modos. "Dólar carne sería formalizar un tipo de cambio nuevo para otro sector de la economía", contó un alto funcionario nacional a Página I12. A decir verdad, el pedido no es una novedad: ya las industrias del vino han pedido un "dólar malbec" y las empresas del sector lácteo un "dólar leche". 

En este contexto, si el acuerdo se cumple, los carniceros tendrán producto en más volúmen para venderles a mejor precio a las carnicerías, que tendrán que formalizar, a la vez, la compra minorista. Todas aquellas canicerías que no tengan sistema, serán abastecidas por el Estado con un posnet. De todos modos, al final, si esos precios llegan a la carnicería dependerá más de la voluntad de compra de los carniceros que de los intentos del Gobierno de regular un escenario que es altamente complejo. La referencia es para el de los alimentos frescos. 

"Los matarifes matan la vaca, la suben a una camioneta y salen a vender. Y te meten 5 vacas en negro y 5 formales, laburan con dos ruedas afuera de la ruta", describieron empresarios que están en la negociación, para graficar cuál es el estado de situación. Otros, en tanto, tomaron con alguna sonrisa el rol de Pino en la disputa por los precios de la carne. 

Es que el titular de SRA empuja a diario por la baja de retenciones, quita de impuestos y transparentar los mercados, y luego es parte del andamiaje de la venta histórica de carne en condiciones comerciales de informalidad. Pino llegó a la Sociedad Rural de la mano de Luis Miguel Etchevehe, ex ministro de Agricultura de Mauricio Macri. Fue el creador del súper bono que premiaba el ascenso de Etchevehere a ministro, tras ser varios años titular de la Sociedad Rural.