El fútbol argentino está dispuesto a no desaprovechar ninguna oportunidad de negocios que se le presente. En esa lógica debe entenderse el partido que Banfield y River jugarán este miércoles en el estadio Mario Kempes de Córdoba. El pretexto es definir cual de los dos será el rival de Boca en la final del Trofeo de Campeones 2020 postergada ese año en virtud de la pandemia. La verdad verdadera es intentar que haya un superclásico más que se tratará de insertar donde el calendario lo permita, de ser posible en el primer semestre y en medio de la participación de Boca y River en la fase de grupos de la Copa Libertadores. 

Es cierto que la disputa del Trofeo de Campeones está firmada con las empresas dueñas de los derechos de televisación (Disney-ESPN y Turner-TNT Sports). Y es muy posible que ambas hayan reclamado a la AFA el cumplmiento de lo pactado. Pero forzar la definición de una competencia pendiente desde hace tres años, se parece demasiado a un injerto. Nadie sabe por qué y para qué se juega lo que se juega. Y casi nadie recuerda que Boca fue campeón y River el subcampeón del torneo de Primera 2019/2020 y que Banfield fue finalista de la Copa Diego Maradona que se disputó entre fines de 2020 y principios de 2021.

Como Boca ganó las dos competencias oficiales de ese año marcado por el coronavirus, AFA resolvió que ambos subcampeones (River y Banfield) vayan este miércoles a una semifinal cuyo ganador irá ante Boca por el Trofeo pendiente. Un engendro que tiene por objeto cumplir con la televisión, pero tres años más tarde, y en paralelo hacer una jugada a futuro: si gana River, ESPN y TNT Sports podrán ofrecerles a sus clientes del pack fútbol, un superclásico más del que ya está previsto, el 7 de mayo en el estadio Monumental, por la 15º fecha del actual torneo de Primera. Negocio redondo.

Ya hay un antecedente al respecto: Atlanta ganó recién en 1960, la Copa Suecia que se había jugado en 1958 durante la disputa del Mundial de ese año y que nunca se había definido por falta de tiempo. Leon Kolbowski, el legendario presidente bohemio, hizo valer entonces los derechos adquiridos por su club en la cancha y logró que AFA le habilite la final ante Racing dos años más tarde. Ahora son las señales de televisión las que golpean la mesa. Y tambien Boca y River que quieren seguir sumándoles estrellas de brillo diverso a sus gloriosos escudos,

Nunca en sus 130 años de historia, el fútbol argentino ha puesto tantos títulos en disputa como en 2023. El Trofeo de Campeones 2020 se suma con retroactivdad a la Supercopa Internacional que Racing ya le ganó a Boca en los Emiratos Arabes Unidos, el actual campeonato de la Liga Profesional, la Copa Argentina, la Copa de la Liga, la Supercopa Argentina y el Trofeo de Campeones. Siete títulos en un año son un exceso. Pero el negocio de la pasión futbolera demanda. Y hay que satisfacerlo con lo que haya a mano. Aunque se traigan al presente, las copas del pasado.