El aire como espacio virtual del tiempo, forma de la nada atravesada por todo. El aire que respira el bandoneón de Pablo Jaurena, uno de los más notables instrumentistas de la actualidad. Retrato del aire, justamente, se llama el disco del bandoneonista, arreglador y compositor cordobés, publicado por Acqua Records. Trece obras articulan un rico e inteligente compendio de la tradición del bandoneón, sus gestos y sus nombres. Además de su versión “en físico”, redondito y lustroso, con un sobrio arte de tapa, Retrato del aire se ventila orondo por los inestables corredores de las plataformas digitales.

En su primer registro como solista, Jaurena redondea con creces lo que un trabajo conceptual de solo fueye necesita y exige. Por un lado, el intérprete define con soltura de consumado maestro el punto de fusión entre la destreza técnica, la inteligencia musical y la sensibilidad expresiva, desde la inflexión afectuosa, el arresto recio o el firulete garboso, además de un plan preciso sobre lo que hay para decir. Esa arquitectura del aire se termina de montar con la elección del repertorio. Están los compositores, claro, y también los arregladores. Detrás de la del compositor, la del arreglador es para el tango una institución que sostiene su propia tradición, y en este sentido Jaurena propicia con sapiencia y delicadeza combinaciones memorables.

“Es un disco de obras de bandoneonistas arregladas por bandoneonistas”, advierte el músico al comenzar la charla con Página/12. El arreglo que Néstor Marconi hizo sobre “Lo que vendrá”, de Astor Piazzolla -un prodigio polifónico al extremo de la exigencia técnica-, inaugura un repertorio que en su lograda variedad incluye además “El marne”, de Eduardo Arolas, en la versión de Leopoldo Federico; “Sur”, de Troilo, según Raúl Garello -arreglador histórico de la orquesta de Pichuco-; “Pedro y Pedro”, el tema que Piazzolla compuso recreando los estilos de Mafia y Laurenz, y “De profesión tango”, de Julio Pane, dedicado a Leopoldo Federico. “Este tema comienza con una cita de ‘Cabulero’, de Leopoldo”, acota Jaurena, que se suma creativamente a esta genealogía con dos obras propias: “Retrato del aire”, el tema que además de dar nombre al disco de alguna manera lo condensa estilísticamente, y “Zambita florecida”, una disrupción folklórica pertinente al recorrido musical del compositor.

“También está ‘Recuerdo de bohemia’, de Enrique Delfino, en el arreglo de Máximo Mori, que fue uno de los grandes maestros del bandoneón”, enfatiza Jaurena. “Mori para mí es uno de los grandes olvidados, que como gran intérprete conocía perfectamente las características y las posibilidades del bandoneón, al que le forjó un idioma propio, una escritura original, inconfundible e intransferible. Lo que él escribía para el bandoneón no se podía tocar de la misma manera en otro instrumento”, agrega el músico.

“Más que escuelas, mi formación musical tiene distintas vertientes”, dice Jaurena, que entre la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba, la Orquesta Escuela Emilio Balcarce y numerosos encuentros más o menos formales con distintos maestros fue amasando lo que hoy transmite también como docente. “Anduve por muchos lugares y pude conocer a muchos músicos notables, de los que fui tomando lo que pude, pero con el que estudié formalmente fue con Julio Pane”, continua. Fue justamente Pane, de los mejores fueyes de su generación y uno de los eslabones entre el bandoneón del presente y los maestros históricos, el que saludó la salida de Retrato del aire con un entusiasta posteo en las redes sociales. “Gracias Pablito, sos un bandoneonazo”, le escribió Pane a Jaurena. “Con Julio (Pane) estudié más o menos seis años. Por supuesto quedamos amigos y seguimos compartiendo música de distintas maneras”, continua Jaurena. “Pane es una influencia directa. Fue alumno de Julio Ahumada, también maestro de Dino Saluzzi. Es en esa línea técnica, que tiene que ver con el cuidado del sonido, la articulación del fraseo, un manejo particular del fuelle desde un lenguaje propio, con el que me identifico”.

La génesis de Retrato del aire se remonta a 2016, cuando Jaurena, invitado por la Asociación China de Acordeones y la marca alemana Hohner, cumplió una gira de conciertos y clases por gran parte de China. “La invitación era parte de un proyecto para difundir el bandoneón entre los acordeonistas, por lo que el programa tenía que ser representativo de la variedad posible del instrumento. Es este sentido traté de balancear un panorama lo más amplio posible, eligiendo entre los músicos que me influyeron, aunque quedaron muchas cosas afuera”, cuenta el bandoneonista. “Los organizadores me pidieron que incluya además ‘Por una cabeza’ y ‘La cumparsita’, temas muy conocidos allá, que tal vez de otra manera no hubiese elegido. Hice arreglos accesibles a los estudiantes y agregué también ‘Volver’, aunque con un tratamiento más libre, como una fantasía. Quedé muy contento con el resultado, al punto que los incluí en el disco para que contribuyan a la variedad”, asegura.

Músico experimentado, en la actualidad Jaurena es solista de bandoneón en la Orquesta Provincial de Música Ciudadana de Córdoba, integra el Trío MJC –Consagración en el Festival Cosquín de 2013-, el grupo del pianista Andrés Linetzky y la Orquesta El Arranque. Entre 2011 y 2015 fue director artístico de la Orquesta de Tango de la Red de Escuelas de Música de Medellín, dirigió además la Orquesta Escuela de Tango “La Cabulera” de la Universidad Nacional de Villa María y en Córdoba la Orquesta Típica Ciriaco. “Entre tantas experiencias, siempre me interesó estudiar los arreglos solistas, porque creo que ahí está la esencia de los estilos. Para cualquier bandoneonista, el disco solista es un momento particular, si se quiere una especie de tesis que en algún momento hay que defender. Pero yo no lo encaré por ese lado, sino más bien por el lado de tener a mano un repertorio que se hizo con motivo de aquella gira por China, que desde entonces me acompaña y me identifica. Con ese espíritu me di el gusto y lo grabé. Así quedó lo que considero la foto de un momento, el registro de una época, en tanto ya voy pensando en cosas nuevas”, concluye Jaurena.