Los profesores lo reconocen, las autoridades lo saludan, los chicos le piden sacarse fotos. Andrés Charadía se presta a cada requerimiento. Ex atleta olímpico, medalla de plata y de bronce en los Juegos Panamericanos de Indianápolis 1987 y Mar del Plata 1995, respectivamente, es uno de los deportistas que más se destacaron entre los uruguayenses. “No quería perderme este momento. Para mí todo nació acá y ver este momento es muy emocionante”, dijo Charadía, que también fue dirigente del atletismo nacional, entrenador en Qatar y ahora acompaña y aconseja en el país a talentos juveniles.

–¿Qué representa para usted que los chicos deportistas puedan contar con un Centro de Alto Rendimiento en su ciudad natal?

–Esto es un día de fiesta, que se estaba esperando hace mucho tiempo. Es un sueño plasmado. No solo para la gente de aquí, sino para todo el país y para el deporte en general. Es otro punto en el país donde se podrán seguir desarrollando nuevos atletas. El deporte, decimos, acerca a la gente y este centro funcionará como un punto de encuentro para el deporte provincial y nacional.

–Uno puede imaginar las condiciones en las usted comenzó a entrenarse ¿Cuánto cree que esta infraestructura pueda incidir en el entrenamiento de los futuros atletas?

–Es importante el marco, por supuesto, pero lo más importante para un deportista es la actitud. Su propia actitud, la actitud de los entrenadores. Lo más importante es tener la decisión de entrenarse duro para intentar superarse día a día.

–Hace unos años usted criticaba el momento del atletismo nacional, decía que era el más bajo de la historia, ¿sigue pensando igual? Digo porque, por ejemplo, en el país han aparecido nombres como Lauro, Comba, Toledo, Chiaraviglio…

–Tener cuatro o cinco atletas nacionales no significa que tengas un nivel mundial. Sigo sosteniendo que tenemos que desarrollar mucho más el deporte interno que el deporte externo. Ellos son los resultados, buenos resultados, pero lo que más tenemos que hacer es trabajar a nivel local para ampliar la base del atletismo nacional. Y hay que hacerlo teniendo en cuenta que para hacer resurgir al atletismo –que fue perdiendo atractivo frente a otros deportes- tenemos que entender que no es un deporte individual, sino que detrás de cada atleta hay un equipo apoyándolo.

–¿Cómo piensa usted que se debiera trabajar en este sentido?

–Se están elaborando programas para poder integrar las llamadas escuelas de iniciación, para poder llegar después a las academias de mediano rendimiento y finalmente a las de alto rendimiento. Para eso debemos trabajar en un cambio cultural dentro del atletismo nacional. Yo he visto un centro con 1500 chicos y sólo 9 profesores. Es decir, hay una base, pero faltan estructuras para que los atletas puedan seguir subiendo.

–Eso es algo que intentó plasmar como director técnico deportivo de la Confederación Argentina de Atletismo. ¿Por qué se alejó entonces de la CADA?

–Me fui cuando se finalizó mi contrato. Parece que no ha habido lugar en la Confederación para mí. Hay federaciones que les dan lugar a los ex atletas, pero cuando uno dice las cosas como las piensa y eso no coincide con lo la política que se quiere llevar a adelante, automáticamente te dejan de lado.