Señala Adriana Guzmán, del Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia: “Nuestra intención ha sido recuperar denuncias para romper el cerco mediático. No solamente para interpelar a la justicia patriarcal que es parte de la dictadura en Perú, sino para ir construyendo la justicia feminista, para llevarla a los tribunales éticos feministas, a los espacios de justicia originaria. Nos parece necesario que desde esas otras justicias condenemos a Dina Boluarte, al Congreso y a toda la articulación del fujimorismo que quieren quedar invisibilizados y son los directos responsables de la masacre que está viviendo el pueblo peruano. La delegación se ha conformado teniendo en cuenta las experiencias de la delegación feminista que fue el 8 de marzo de 2010 a Honduras, y a la que fue en el 2019 a Bolivia, para enfrentar al golpe de estado en esos países. Para nosotras aquella delegación nos ayudó a resistir en ese momento tan difícil, de incertidumbre, para saber que “no estamos solas” no es una frase, que no hay fronteras para las luchas. Pensamos esta delegación a Perú desde distintos pueblos y desde la pluralidad de saberes, con hermanas médicas, abogadas, periodistas, radialistas comunitarias, trabajadoras sociales, educadoras populares, sanadoras. La Delegación nos permitió también encontrarnos a nosotras como feministas, para construir estos otros feminismos que son capaces de dolerse de la dictadura, de la masacre, capaces de acompañar a las organizaciones que se movilizan, y de reconocer y acuerpar a los pueblos originarios que están en la primera línea de la resistencia en este momento”.

La delegación plurinacional marchando en las calles de Lima por el día internacional de las trabajadoras.

El racismo, el clasismo, el patriarcado son componentes estructurales del golpe de estado en Perú, como lo han sido en otros países. Señala Avelina Rogel, autoridad espiritual del pueblo ecuatoriano, sanadora, integrante de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador): “Los mecanismos represivos que se están desplegando en Abya Yala y en el mundo entero, en los espacios donde se está sosteniendo la vida, de manera sistemática están dirigidos hacia los pueblos y naciones indígenas originarias, ya que nosotras, nosotros, somos y hemos sido siempre los guardianes de la vida, sosteniendo los bosques, las montañas, los llanos, el Amazonía, los valles, cuidando los ojos de agua, las lagunas, las vertientes, sosteniendo la diversidad de la vida. También somos campesinos, campesinas, productores de diferentes alimentos que llegan a nuestras canastas básicas para alimentarnos. Desde los aparatos represores, desde estos Estados neoliberales, patriarcales, lo que buscan es deslegitimar, invalidar la lucha social, a través de la estigmatización, el racismo, la violencia, e instalar en los imaginarios la idea del terrorismo, que estamos violentando de alguna manera el sistema, cuando es todo lo contrario. Creo que es necesario ir haciendo un análisis profundo de cómo están operando y cómo nos están dividiendo a través de los imaginarios que intentan implantar, para ir más allá de eso y poder abrazarnos y encaminarnos a nuevas formas de hacer, de construir espacios dignos, amorosos, y de ir conformando alianzas y vínculos, tejiendo la vida desde la base, desde las organizaciones territoriales.”

Travestis y trans contra el golpe

Fue parte de la delegación Quimey Ramos, activista trans travesti y defensora de derechos humanos de Argentina. Al finalizar realizó algunos análisis concentrados en la situación de la comunidad travesti trans: “A partir del golpe, la anulación de la garantía de ser sujeto de derecho para la generalidad de la población se traduce en un agravamiento de las condiciones de existencia de las comunidades más marginalizadas, como la travesti-trans, con especial encono para aquellas personas trans de las regiones racializadas, indígenas y campesinas. Existe una mafia principalmente compuesta de hombres-cisgénero que detectan a mujeres trans y travestis en situación de prostitución o que ejercen el trabajo sexual de forma autónoma -siendo esta actividad ilegal en Perú-, se presentan en las casas de sus víctimas exigiéndoles dinero (lo que ha sido llamado por la población como cobro de “cupo”) mediante amenazas activamente agresivas: golpes, abusos sexuales, humillaciones y vigilias en las puertas de los hogares de las víctimas, hasta que las mismas acceden a dar el dinero que los proxenetas exigen. Aquellas que se negaron fueron sometidas, debieron exiliarse internamente o, en varios casos, fueron asesinadas, sin que las agencias judiciales den cauce a las investigaciones correspondientes. A partir del golpe los casos aumentaron exponencialmente, contabilizando 8 muertas en lo que va del año. 

Mujeres de pollera en la marcha por el 8M

Lo explícito de la crueldad de las fuerzas armadas peruanas constituye un escenario de violencia extrema que parece habilitar el crecimiento de la violencia de otros grupos de crimen patriarcal organizado, que realizando actos de una pedagogía de la crueldad buscan adoctrinar mediante el miedo a aquellas trans y travestis que aún no se subordinan a su mafia, como en el caso del asesinato con brutal ensañamiento contra Rubí, ocurrido en el Callao, donde los agresores filmaron el asesinato por cuenta propia. Pero contrario probablemente a sus intenciones, esta acción fue causante directa de la primera movilización masiva en repudio a los transfeminicidios en el Perú el pasado 22 de febrero. Hoy en día, en la organización social peruana, a la vanguardia de la lucha hay travestis y otras disidencias formando parte de comités organizativos. Y a pesar de la innegable posición anti-derechos de Castillo, travestis, trans y otras disidencias se suman a la consigna de “asamblea constituyente” y en repudio al golpe, porque entienden que en su destitución hay un ataque de fuerte simbolismo racista y clasista que niega la posibilidad de que la clase trabajadora e indígena pueda tener a uno de los suyos en el gobierno. Así es como, aún en un escenario desalentador y profundamente sanguinario, un colectivo condenado hasta ahora a la segregación, el desclasamiento y el individualismo por defecto, se revele contra su destino y se sienta identificado aún en la diferencia, con los espacios de organización popular de trabajadores precarizades, campesinxs e indígenas como lo es actualmente la CONULP (Comité Nacional Unificado de Lucha del Perú)”.

Algunas conclusiones

En la mañana del 11 de marzo, la Delegación Plurinacional Feminista realizó una Conferencia de Prensa donde presentó las primeras conclusiones. Entre ellas se señala que “el golpe de estado perpetrado por la oligarquía peruana, con el apoyo de EEUU y de los poderes transnacionales, tuvo como objetivo colocar a un gobierno obediente a las oligarquías y sin escrúpulos para masacrar al pueblo. La dictadura peruana está sostenida por los responsables de las políticas extractivistas, por las industrias mineras y otras industrias ecocidas que pretenden amordazar las resistencias. El racismo estructural y el clasismo, son componentes fundamentales del coloniaje, con el que se golpea la subjetividad del pueblo en rebeldía para favorecer el despliegue de estas políticas extractivistas y el desarrollo del narcotráfico. No es casual que el golpe se produjo cuando Castillo se comprometió a revisar los decretos de ley que entregan los territorios peruanos a las transnacionales y a las concesiones mineras, y cuando se habían observado los 43 proyectos mineros y de hidrocarburos que el Congreso había solicitado que se dé viabilidad. (…) La derecha, y su brazo operativo, la CONFIEP (Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas), así como las instituciones financieras internacionales, no solo desean tener el poder económico, también quieren el poder político, el control de nuestros cuerpos, nuestros territorios, nuestras vidas”

Memorial en el local del Frente de Defensa del Pueblo de Ayacucho, Ayacucho.

Con relación a la represión, la delegación estuvo presente en distintas ciudades entrevistando a familiares de víctimas, de masacrados/as, fallecidos/as, heridos/as, presas/os. A pesar de que el gobierno reconoce una cifra menor, desde las comunidades y organizaciones de derechos humanos recibimos un registro de 90 personas asesinadas. En Apurímac, han sido 7 personas asesinadas, dos menores de edad, 6 menores de 20 años. En Cuzco, fue asesinado el dirigente Remo Candia en complicidad con las fuerzas públicas y el sistema médico, y existen 2 NN. En Arequipa hay tres asesinados, todos por herida de balas de parte de la fuerza pública. En Ayacucho son 10 los asesinados por impacto de bala por la policía y el ejército, entre ellos un menor de edad de 15 años, quién fue asesinado por auxiliar a un herido afuera del aeropuerto”.

El informe alerta sobre ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, torturas, persecución a dirigentes populares, criminalización de la protesta, infiltración de organizaciones populares. Se constata la represión con armas de guerras, gases lacrimógenos con sustancias desconocidas. En las represiones existieron francotiradores, tanquetas, uso de drones, se disparó desde helicópteros.

Se habla también de estrategias de encapsulamiento, por ejemplo, en los aeropuertos convertidos en bases policiales para reprimir la protesta y garantizar la continuidad de las actividades turísticas o mineras, defendiendo los intereses de las élites, oligarquías y grupos de poder, y la intervención de la Universidad de San Marcos que servía de lugar de acogida humanitaria a las comunidades ancestrales de Puno, Juliaca y otras poblaciones. Este hecho terminó con la detención ilegal de más de 250 personas. Se alerta sobre la represión a niñeces, mujeres embarazadas, y personas con discapacidades. Además, Desde la Asociación Nacional de Periodistas denuncian que al menos 90 periodistas y comunicadores sufrieron violencias, persecución e inhabilitación de su práctica.

Terruqueo

Toda persona que lucha por defender derechos es estigmatizada como “terruca”, nombre con el que se dice “terrorista”. Con este término, que remueve los temores que quedaron en la sensibilidad social como consecuencia de la dictadura fujimorista, se pretende legitimar toda represión, y restar solidaridad a los y las afectadas. Se habilitan también grupos especiales de represión, como los llamados Polos blancos, entrenados para provocar, amedrentar, deslegitimar la protesta, e instalar un discurso racista. Se habilita la actuación del grupo TERNA, Unidad de Inteligencia Táctica Operativa Urbana de la Policía Nación, especializado en infiltrarse en organizaciones criminales, al que se lo usa para intervenir las organizaciones sociales y movilizaciones, para llevar adelante detenciones y sembrado de pruebas.

Las mujeres indígenas, en la primera línea

“Ni golpes de estado, ni golpes a las mujeres”

“Las mujeres peruanas –señala el informe- sufren de manera especial las consecuencias del golpe de estado. Además de la represión, viven la sobrecarga de sostener la reproducción de la vida cotidiana. Esto significa alimentar a las familias fuertemente precarizadas. Las ollas comunitarias siguen siendo modos de organización colectiva de la alimentación. Pero son roles que caen sobre los cuerpos de las mujeres. El cuidado de la vida de las y los hijos e hijas, ahora frente a las amenazas represivas, la búsqueda de justicia por sus familiares represaliados, genera angustias y miedos que resienten la vida. En las movilizaciones y detenciones ha habido experiencias de violencia sexual contra las mujeres”.

La Delegación convoca a las “feministas del mundo a acuerpar a las mujeres originarias, campesinas, a las disidencias sexuales, en las luchas antipatriarcales, antirracistas, anticoloniales, anticapitalistas”.

La mirada de Micaela

En las paredes, en las banderas, en los rostros de las mujeres, aparecía una y otra vez la mirada digna y altiva de Micaela Bastidas. Las mujeres peruanas están hechas de dignidad, tienen en su memoria colectiva la rebeldía, la fuerza, la resistencia. Saben guerrear y saben también burlarse de los colonialistas que pretenden humillarlas.

En su silencio y en su grito piden que las escuchemos. El secreto tal vez sea que las miremos a los ojos, para descubrir y contagiarnos de su experiencia ancestral, originaria, que no puede ser derrotada, ni siquiera con la muerte.

La Delegación Feminista fue a acuerparlas, pero al hacerlo, al abrazarlas, recibió tanta emoción, tanta energía, tantas enseñanzas y aprendizajes, que quedan grabadas en el corazón, en la piel, en todo el cuerpo. No es fácil sostener la mirada de Micaela. No es fácil alejarse del Perú, de este corazón del Abya Yala. Ahí cada gota de dolor, riega la dura esperanza.