A la vera del Paraná, un trío de grúas y sus brazos articulados bailará al compás de “Voces de primavera” de Strauss. Quien se acerque a las escalinatas de Parque España (Sarmiento y el río), hoy a las 17.30 (en caso de lluvia, pasa a mañana a la misma hora) no sólo verá lo que tal vez nunca imaginó, sino que participará de Rascacielos, la premiada video performance de Ainelén Bertotti Burket. “No te voy a mentir, un poquito nerviosa estoy, pero manteniendo la tranquilidad, o de lo contrario no se puede resolver”, dice con voz calma la artista a Rosario/12.

La convocatoria al público es abierta, para que la gente se sume y comparta con imágenes propias lo que sucederá. Una coreografía quizás inusitada, sobre todo por sus protagonistas mecánicos y la escala propuesta. Bienvenida, por esto y tanto más, la tarea de Bertotti Burket: su mirada poetiza a la ciudad; y esto es algo que, se sabe, Rosario necesita. Rascacielos resultó ganadora del Premio Artes Performáticas de Amigos del Bellas Artes + Arthaus, y de la convocatoria Plan Fomento 2022 de Industrias Creativas Santa Fe. “Cuando pensé en Rascacielos, lo primero que hice fue hablar con mi amiga Aimé (Irupé Fehleisen), artista y productora. Una tardecita, pintando, le dije: ‘Amiga, tengo esta idea; sé que es un delirio pero me encantaría hacerla y que fueras la productora’. Lo primero que charlamos fue que quería un equipo, porque para mí es fundamental la construcción colectiva, el intercambio, me interesa mucho la mirada de las otras personas porque creo que así es cómo van tomando forma otras cosas”, continúa Ainelén Bertotti Burket.

Oriunda de Venado Tuerto, artista visual y carpintera con estudios en Bellas Artes (UNR), algunas de las exposiciones colectivas donde participó fueron: Bienal de Arte Joven (Centro Cultural Recoleta, 2022), Premio a las Artes Visuales FNA (CCK, 2020), Bienal UNL (2018), Firenze Biennale (Florencia, Italia, 2017 y 2019); su más reciente muestra individual fue La energía de las cosas (Subsuelo Galería, Rosario, 2019). “Sin dudas, Rascacielos es mi apuesta más fuerte en cuanto a obra. Si bien me interesa mucho el espacio y los formatos grandes, nunca había hecho algo con este nivel de producción. Yo confiaba en la idea, sabía que era muy difícil y complicada, pero estaba decidida a que fuera posible. Así, una cosa llevó a la otra, la presentamos en una y otra convocatoria, y eso hizo que marzo fuera el momento de realizarla”, continúa.

-La performance será registrada de manera audiovisual, o sea que también es un rodaje.

-Es una video performance. Lo que va a quedar registrado es el proyecto que ganó este premio de Arthaus y Amigos del Bellas Artes, que es el Premio Artes Performáticas. Fue la primera edición que se realizó, y yo presenté este video, que se va a estar exponiendo en mayo en Buenos Aires, en una de las salas de Amigos del Bellas Artes, al lado del Museo Nacional de Bellas Artes.

-Y por eso la idea de invitar al público en general, para que también sea partícipe.

-La invitación es un poco para observar cómo sucede un rodaje pero también para que las personas registren y encuentren sus propios puntos de vista, para que puedan ser parte de esta obra. Mi idea es trabajar un poco con archivos para la muestra de Buenos Aires, posiblemente a partir de algo de lo que vaya saliendo del día de la perfo o después. Así que es probable me ponga en contacto con algunas personas por ese material, porque me interesan los distintos puntos de vista y las diferentes formas de abordar un registro; no serán iguales los registros de mi familia, de mi mamá, a los de quien hace fotografía, o los de un familiar de los operarios. Creo que va a estar bueno.

-¿Se trata de una acción continua o de un desglose por planos?

-La idea es trabajar una secuencia completa, con toda la coreografía de una sola vez. Estoy trabajando con una coreógrafa, Virginia Brauchli, y ensayando con los operarios. Pero si falla el dron, una cámara o una máquina, corte, arrancamos de nuevo o se repite una parte. La idea es que sean los siete minutos de una sola vez, por eso se insiste en la puntualidad del evento.

-Así como el dron, ¿hay otras cámaras?

-Hay un dron y dos cámaras fijas, éstas tienen planos definidos, uno es frontal y el otro medio en escorzo. Y estoy terminando de definir si los operarios van con alguna GoPro.

-¿Cómo recibieron la propuesta los operarios de las grúas?

-El vínculo con los chicos es hermoso y estoy muy contenta porque no sabía con qué me iba a encontrar, con cuánta resistencia, ya que se trata del mundo de la construcción. Cuando nos conocimos y conversamos sobre la obra, me interesaba saber si les gustaba la música, si les gustaba bailar, ¡uno de ellos baila muy bien cumbia cruzada! Lo que se les pidió es que incorporaran algo que hubieran vivenciado, como bailar el vals en un cumpleaños de 15 o lo que fuere, para que lo incorporaran en su saber, el de manejar y dominar la máquina. Ellos aportan un montón y sugieren qué hacer cuando, por ejemplo, necesitamos ahorrar unos segundos. Hay un cruce de saberes y de aportes, en pos de la obra, que está buenísimo.

-Además de carpintera, tenés también un vínculo con las máquinas que viene de familia, ¿no?

-Si bien me encuentro activa en mi producción como arista visual, yo vivo de la carpintería; y vengo de una familia ligada a la construcción y la albañilería. Cuando era chiquita, acompañaba a mi abuelo a manejar la excavadora, y el chiste de la familia era que yo me quedaba dormida en su falda, y en un momento donde las excavadoras no tenían aire acondicionado, eran abiertas, con tierral y sacudidas. Pero estaba fascinada con sus brazos gigantes, ¡imaginate para la escala de una niña de 6 años! Siempre me gustaron las máquinas, creo que hay una cuestión colectiva muy fuerte, de fascinación, con las grúas y el movimiento del brazo que se despliega en cámara lenta, del cielo.

En el texto curatorial, Mariana Rodríguez Iglesias señala: “Rascacielos se propone como el primer paso en una investigación para elaborar y dar forma a relaciones no jerárquicas y de diálogo colaborativo entre cuerpo y máquina, entre los saberes sensibles y la aparatología de la técnica y las funciones, entre la libertad expresiva y sus condiciones materiales”. Algo que se articula con una necesaria pregunta de la artista: “¿Qué pasaría si las máquinas imitaran otros comportamientos humanos, como besarse, abrazarse, dibujar o bailar?”. Rascacielos cuenta con idea y dirección de Ainelén Bertotti Burket; los performers Luis Alberto Blando, Andrés Segovia y Marcelo Franco; asesoría coreográfica de Virginia Brauchli; diseño sonoro de Martín Actis; video de Juan Pablo García, David Santarelli y Florencia Meucci; fotografía y archivo de Juan Pablo García; fotografía de Virginia Molinari y Cecilia Reynoso; viola y dirección de cuarteto de cuerdas de Lucas Maldonado (cello: Claudia Di Giannantonio, violín: Hernán Rodríguez, Nahuel Chiarella); y producción ejecutiva de Aimé Irupé Fehleisen.