De las muchas y variadas visitas de Enrique Alcatena a Rosario, una de ellas fue en 2003, invitado por Leyendas, la convención de historietas que se organizaba en el Centro de Expresiones Contemporáneas. Al caminar la bajada Sargento Cabral –junto al dibujante Horacio Lalia–, Alcatena miraba con placer, sea por la belleza de la zona como también por su tranquilidad. Cuando ingresó a las instalaciones del viejo Hotel Savoy, quedó atónito: “Es un lugar para dibujar”, dijo. ¿Qué imágenes habrán despertado aquellas paredes, detenidas como lo estaban en el tiempo?

Nombrar a Alcatena (1957, Buenos Aires) implica un efecto recíproco con el guionista Eduardo Mazzitelli (1952, Lomas de Zamora). La colaboración entre ambos, de un sello distintivo y autoral, los situó entre las grandes duplas de la historieta argentina. Sus obras circulan por el mundo, y lo notable es que aun cuando el destino de publicación estuvo siempre en Italia, casi la totalidad de las páginas que las integran –y son muchas– logró publicación local; un mérito diferencial, que habla del vínculo logrado con el público lector. Algo que de algún modo se relaciona con aquella visita a Leyendas, hace 20 años, cuando los vaivenes de la época afectaban a la historieta de una manera crítica, con las grandes editoriales cerradas, con una nueva generación que apostaba por la autoedición; con ellos, con quienes comenzaban y persistían, Alcatena siempre estuvo atento y en contacto. Leyendas, justamente, era organizado –junto a Milenario Comics– por la Asociación de Historietistas Independientes de Rosario.

Por estos días, el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa y el Museo de la Ilustración Gráfica presentaron la muestra virtual Alcatena-Mazzitelli: Un fantástico viaje juntos, alojada en el sitio web del CCRF, con curaduría de Hugo Maradei y Gonzalo Cadenas e imágenes y videos de Nicolás Brun. Entre páginas que seleccionan algunas de sus obras, se agregan fragmentos de entrevistas y apreciaciones críticas que permiten referir a la que es una de las mayores duplas de la denominada “escuela de la historieta argentina”. En este sentido, Mazzitelli/Alcatena forman parte del panteón que integran, entre otros, Oesterheld/Pratt, Trillo/Altuna, Barreiro/Giménez, Wood/Olivera, Oesterheld/Breccia, Sampayo/Muñoz, Trillo/Risso.

La producción del tándem es vasta, se remonta a 1989 y continúa. Fue en ese entonces cuando realizaron Pesadillas, para revista Skorpio; no se conocían personalmente, ya que Editorial Record acostumbraba a mediar la relación entre guionistas y dibujantes. La fusión entre ambos –habrá que reconocer la picardía del editor Alfredo Scutti– fue de combustión espontánea. Mazzitelli tenía ante sí a un dibujante sin par, quien venía de trabajar con otro maestro del relato, Ricardo Barreiro, en historias como El mago y La fortaleza móvil. Luego, cuando Skorpio publicó Travesía por el laberinto, una historia de largo aliento con múltiples cruces y referencias –sus páginas están ausentes de la muestra virtual, se las extraña–, entre los dos finalmente fluyó lo que se intuía: la creación de mundos propios, delineados desde una interacción permeable. Es decir, las historias de Mazzitelli abrían puertas a la imaginería de Alcatena, cuya formación visual remite no sólo al estudio de los dibujantes y la narrativa del cómic, sino a un saber cultural que comparte con el guionista y hunde raíces en mitologías variadas, de oriente a occidente. La potenciación fue mutua. Como señala el dibujante en uno de los textos de la muestra: “yo ya sé lo que va a escribir, él ya sabe lo que voy a dibujar: es una especie de simbiosis la que hemos logrado”.

Hexmoor.

Creaturas imposibles, situadas en sueños o anomalías históricas, con héroes improbables, en un blanco y negro que roza el expresionismo, con dibujos que encuentran nexos en una gran familia, que va de Harry Clarke –el más famoso ilustrador de los cuentos de Poe– a Carmine Infantino –quien delineó a muchos de los héroes de la DC durante los ’50 y ‘60–. El abanico que abre Alcatena es amplio. Otro tanto sucede con su concepto de narrativa y que la muestra permite apreciar: de la secuencia más tradicional, entre cuadritos; a la variación de las viñetas y la composición de páginas integrales, siempre sorprendentes. A la vez, circulan en ellas detalles, personajes secundarios o citas gráficas, que acompañan las peripecias del héroe y alertan sobre algo más, como señas de otras historias probables, apenas esbozadas, que corren en paralelo y de las que tal vez nunca se sepa nada; lo que importa, en suma, es el entramado onírico donde habitan.

Por su parte, las historias de Mazzitelli –quien integró equipo creativo con muchos dibujantes célebres como Arturo del Castillo, Lito Fernández, Lucho Olivera, Enrique Breccia– funcionan como el gran fresco que el dibujante precisa para desplegar sus luces y sombras. De narración precisa, conforme a una escuela de la escritura hoy tal vez desaparecida –esto es: la del oficio, la del mes a mes, y con una poética que le distingue–, Mazzitelli alumbró decenas de situaciones y personajes; se trata, en suma, de uno de los más importantes guionistas argentinos. La estructura de sus relatos es nítida, desbrozada en cuantos capítulos sean necesarios –en algunos casos, de una cantidad seguramente estipulada por la editorial; en otros, desarrollados desde el acuerdo con el dibujante–, a partir de una cantidad de páginas predeterminada, en donde la unidad dramática debe ser clara y en un doble sentido: como entrega unitaria al tiempo que acorde con el famoso continuará. Tal cuestión, invariablemente se pierde en los tomos que recopilan cualquiera de estas historietas; las revistas, parece ser, son cosa del pasado.

A propósito de la obra publicada en el país, vale destacar aquellas que cuentan con la edición de sellos rosarinos; la editorial local Puro Comic publicó, junto con el sello Historieteca, dos títulos: El Ziggurat (2019) y 35 Calaveras (2021); recientemente, editorial Rabdomantes sumó a su catálogo Los Reyes Chacales (2022). Si de conseguir estos y otros libros se trata, basta con ir a cualquiera de las librerías de cómics de la ciudad; hay muchos, y son todos excelentes.

Enlace a la muestra virtual: https://ccrf.gob.ar/cartelera/un-fantastico-viaje-juntos/