El gobierno de Nicolás Maduro encara las elecciones de hoy para una Asamblea Nacional Constituyente con dos objetivos inmediatos: lograr la concurrencia más alta posible y evitar cualquier escaramuza con la oposición.

La meta doble de Maduro se debe a que los opositores ya anunciaron que ni siquiera participarán de los comicios. La apuesta de los dirigentes Leopoldo López, Henrique Capriles y Julio Borges, nucleados en la MUD, la Mesa de Unidad Democrática, es que la ANC termine formándose con la menor legitimidad de origen posible. 

Aunque el chavismo no estableció oficialmente su cifra deseada de asistencia, este diario pudo saber que el gobierno se sentirá más cómodo si la concurrencia a las urnas supera el 30 por ciento. 

La oposición se plantó ante este escenario mediante la realización, el 16 de julio último, de un referéndum no formalizado. Según los opositores, participaron más de siete millones de venezolanos. Según el chavismo la cifra sería tramposa porque se habría obtenido con la suma de quienes contestaron las tres preguntas de la consulta. La oposición habría tomado la votación como las cifra de quienes acceden a una página web cuando no hay discriminación entre el total de consultas y las consultas hechas por un usuario con identidad única. Si las cosas efectivamente sucedieron como sostiene el gobierno, habría que dividir la cifra por tres para llegar a la cantidad de votantes y no quedarse con la cantidad de votos. Entonces el desafío de hoy consistiría en superar los dos millones y medio de votantes. Una cifra menor no significaría el fin del gobierno pero lo dejaría en una mayor situación de debilidad. Según el Consejo Nacional Electoral están en condiciones de votar casi 20 millones de personas. Exactamente 19.477.387.

Voto mixto 

Las elecciones para la ANC, la iniciativa más audaz de Maduro para ganar oxígeno y huir hacia adelante en medio de la crisis económica, la escasez, los 100 muertos en las calles durante este año y el plan de la MUD de barrer al gobierno, tienen una característica distinta de otras votaciones, dada por quiénes y cómo votan. 

Los venezolanos elegirán hoy a 500 asambleístas. De ellos, 364 serán candidatos presentados desde sectores. Entre otros el productivo, el empresarial, el campesino, el laboral y el educativo. Los otros 173 serán representantes territoriales al estilo inglés, sobre la base de circunscripciones uninominales. El ciudadano puede votar un candidato sectorial y uno territorial. 

Maduro afirmó en la convocatoria que el gobierno se propone tres objetivos.

El primero, “lograr la paz y la justicia, transformando el Estado y cambiando todo lo que haya que cambiar”. 

El segundo, “establecer la seguridad jurídica y social para el pueblo”.

El tercero, “perfeccionar y ampliar la Constitución pionera de 1999”. 

El artículo 347 de la Constitución vigente establece que “el pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario”. Y agrega: “En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”. 

La oposición objeta que esa transformación del Estado pueda introducir cambios, por ejemplo, en el Poder Judicial o en la Procuración. El Gobierno replica que mientras el pueblo vote no se estaría vulnerando el artículo 347.

Para los opositores, el fantasma es que el chavismo gobernante pueda terminar disolviendo la actual Asamblea Nacional. Con mayoría opositora, la AN llegó a desafiar a la Presidencia conformándose a sí misma como otro Poder Ejecutivo. Llegó al punto de nombrar una Corte Suprema paralela y proyecta designar un gobierno completo para buscar luego el reconocimiento internacional. Maduro contestó arrestando a varios de los jueces designados. 

Según dijo el jurista Hermann Escarrá en diálogo con TeleSUR, la ANC busca “adicionar los programas sociales, las conquistas sociales y reorganizar el Estado”. Afirmó que no disolverá los poderes existentes sino que coexistirá con ellos. Una alusión, tal vez, a una futura competencia entre la ANC y la Asamblea Nacional. Dijo Escarrá que “lo que está planteado es un diálogo superior en medio del gravísimo conflicto y de la violencia en la que comienza a desenvolverse la situación en Venezuela”. 

La pulseada por la legitimidad de origen no es solo doméstica. También es externa. Un sector fuera de Venezuela considera que la convocatoria misma a la ANC supone la ruptura de cualquier negociación y debería implicar mayores sanciones. Lo integran, entre otros, nada menos que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; el presidente colombiano Juan Manuel Santos y el secretario general de la Organización de los Estados Americanos, Luis Almagro.

Otro sector, en cambio, acepta el derecho de Maduro a llamar a las elecciones de hoy. 

Apoyos

El documento más valorado por el gobierno salió de la Organización de las Naciones Unidas. El viernes 28 de julio la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos llamó a “garantizar la paz durante las elecciones pactadas para el domingo con el objetivo de elegir a la Asamblea Nacional Constituyente”. A través de su portavoz Liz Throssell, la Oficina que encabeza desde 2014 el jordano Zeid Ra’ad Al Hussein pidió manejar las eventuales protestas opositoras “en sintonía con los estándares internacionales en materia de derechos humanos” y solicitó a la oposición “manifestarse sin violencia”. Cero cuestionamiento a la ANC como mecanismo constituyente.

Uno de los negociadores que ayudó al diálogo interno durante 2016, el ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, reveló en un comunicado su opinión de “Venezuela vivirá horas trascendentales”. Dijo que “deberán transcurrir en paz”, sin conflictos internos. “El derecho a abstenerse, el rechazo a una consulta electoral, son tan incuestionables como el derecho a votar, pero el ejercicio de un derecho solo es legítimo cuando es pacífico”, escribió Zapatero en obvia referencia a la oposición. Después de pedir “esfuerzos decididos de negociación”, Zapatero opinó que “el primer responsable es el gobierno, y a él apelo para que la facilite con nuevos gestos, aunque sin la voluntad y la determinación de la oposición nada será posible”. Aunque es un clásico socialista europeo, Zapatero no hizo objeción alguna al régimen de votación que se aplicará hacia la Constituyente. Se diferenció así de su antecesor Felipe González, quien comparó la representación sectorial con el modelo franquista. 

Pese a que no parece dispuesto a elevar el perfil en Sudamérica, el gobierno ruso de Vladimir Putin mantiene lazos cordiales con el de Maduro. Horas antes de las elecciones para la ANC el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso emitió un comunicado en el que recuerda que “Rusia siempre abogó por la resolución de la crisis venezolana a través de medios políticos, en el marco de la ley y sin intervención externa”. Sobre los comicios el texto dice: “Esperamos que las elecciones se celebren sin provocaciones y de acuerdo con la ley venezolana, así como que sirvan para la estabilización de la situación política interna del país”. 

En cuanto a China, el perfil político no es activo pero el económico está vigente. No solo no anunció sanciones sino lo contrario. Firmó con Venezuela convenios por 580 millones de dólares para el desarrollo minero en níquel y carbón.

“La primera tarea de la ANC debe ser liberarnos de la dependencia petrolera y consolidar a ampliación de nuevas fuentes de riqueza internacional”, dijo Maduro en la última reunión del Consejo Nacional de Economía creado en enero de este año. “Si la tarea de la constituyente de 1999 era detener la desnacionalización y recuperar la soberanía sobre el uso de los recursos naturales, hoy tenemos la tarea de conquistar la soberanía agroalimentaria y la tarea de conquistar y construir la soberanía de divisas”, dijo.

Ataques 

Venezuela corre contrarreloj en una competición donde los ojos se posan también sobre qué ocurre en los Estados Unidos, principal destino de sus exportaciones petroleras. Trump decidió medidas de castigo personal contra 13 funcionarios del gobierno venezolano y la administración estadounidense ya dejó establecida su amenaza de no comprar más petróleo venezolano. Entretanto dos empresas de refinación, Valero Energy y Marathon Petroleum, ya hicieron saber que tienen el plan de trabajar con un petróleo cada vez más liviano. De ese modo dejarán de necesitar el crudo pesado que importan de Venezuela y otros miembros de la OPEP, la Organización de Países Exportadores de Petróleo. 

El canciller venezolano Samuel Moncada, que reemplazó a Delcy Rodríguez, ahora candidata constituyente, denunció a la MUD por su apuesta a las sanciones económicas y la restricción en la compra norteamericana de petróleo. 

Moncada también difundió un documento del Aspen Security Forum del 20 de julio en el que participó Mike Pompeo, director de la CIA, la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos. “Tenemos mucha esperanza de que pueda haber una transición en Venezuela y la CIA está haciendo todo lo posible por entender lo que pasa y comunicárselo a nuestro Departamento de Estado”, dijo Pompeo ante una pregunta de Vanessa Neumann, de la consultora Asymetrica, formulada luego de considerar que Maduro podría terminar encabezando un régimen parecido al cubano o ser derrotado. “Hablé con los mexicanos y los colombianos en Ciudad de México y en Bogotá”, dijo Pompeo sin ofrecer más precisiones.

En una Sudamérica hostil a partir de la posición de los dos países mayores, Brasil y la Argentina, Venezuela viene de esquivar una suspensión efectiva del Mercosur, un bloque donde ya está suspendida de manera temporaria. El viernes 21 de julio el presidente Mauricio Macri y el canciller Jorge Faurie no consiguieron la expulsión virtual de Venezuela por la negativa de Bolivia a firmar un documento final de condena y la insistencia exitosa de Uruguay de no incluir esa condena en el texto que emitieron los países fundadores (la Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil) con el agregado de Chile, México y Colombia.

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