La Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, una vez más, está a la vanguardia y esta vez no por sus investigaciones de calidad. De manera reciente, incorporó a una profesora adjunta de matemática a su plantel docente. La novedad es que se hizo a partir de una convocatoria sin precedentes: el llamado a cubrir el cargo fue exclusivamente dirigido a mujeres. Se realizó con el propósito de comenzar a equiparar la disparidad de género entre profesionales al frente de las aulas en esa disciplina, donde el 76 por ciento de los profesores regulares son hombres.

“La selección se llevó adelante y ahora hay una profesora más dando clases de matemática en la Facultad”, explica la bióloga (UBA) y divulgadora Eugenia López, en un video que desde la Universidad compartieron para comunicar la noticia.

En la actualidad, si se analizan las cifras que componen la comunidad académica de la Facultad, el 45 por ciento corresponde a mujeres y el resto a hombres. Esa paridad relativa no guarda relación, sin embargo, cuando lo que se examinan son los porcentajes de acceso a cargos de mayor jerarquía en los departamentos docentes. En el departamento de Matemática, esa situación se agudiza: de la totalidad de graduados, solo el 37.5 son mujeres; de la totalidad de docentes auxiliares, solo el 41.5 por ciento; de la totalidad de docentes regulares, solo el 24 por ciento. En concreto, de 46 profesores, solo 11 son mujeres.

La referente del Conicet y del feminismo, Dora Barrancos, felicitó la decisión a través de sus redes sociales y expresó: “Es un paso gigante el que dio la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Haber llamado a un concurso con cupo pleno y destinado a ser completado por una académica, invita a conmemorar una medida de acción positiva”. Y continuó: “Aún en los espacios más equitativos, todavía existen discrepancias enormes. Que nadie se sienta agredido, no se trata de vulnerar ningún principio constitucional”. Desde su óptica, solo se trata de un llamado exclusivo que busca combatir la carencia de mujeres en el campo de la matemática.

Un camino difícil

Las dificultades para acceder a un cargo de profesora regular se relacionan con aspectos ya conocidos y comunes a otros trabajos. La maternidad y los cuidados familiares que recaen en las figuras femeninas constituyen algunos de los factores de perjuicio más recurrentes.

Más allá de que hoy la UBA da una buena noticia, el recorrido hacia la apertura de un concurso de cupo pleno no fue sencillo. “Cuando hablamos del tema por primera vez en 2019 en el Departamento de Matemática hubo muchísima resistencia, no solo por parte de los hombres sino también por parte de las mujeres. El argumento era que los cargos docentes debían obtenerse por méritos y que los méritos eran independientes del género”, recuerda y cuenta a Página/12 Teresa Krick, exdirectora del Departamento de Matemática y hoy a cargo de la Secretaría de Concursos de la Facultad. Luego completa: “También se solía argumentar que era absolutamente discriminatorio, así como anticonstitucional. Se discutió mucho y como éramos un grupo reducido el que sostenía que debía haber un cambio, no se avaló nuestra postura”.

Después de la pandemia, la preocupación creció y en 2021, afortunadamente, la perspectiva mayoritaria se revirtió. “Incluso, ocurrió que algunos de los que antes habían votado en contra, luego votaron a favor de esta clase de concursos”, destaca Krick. Y agrega: “Se presentan más varones que mujeres. En general, las mujeres sienten incomodidad, o bien, anticipan que les será más difícil ganar el cargo. Como presentarse a un concurso es un gran estrés y exige un gran trabajo prefieren no hacerlo”.

Acciones positivas para desarmar estereotipos

Si los profesores son siempre varones, se reproduce un imaginario que contribuye a robustecer la brecha. Esencialmente, el mensaje “la matemática es cosa de varones”, se revestía de fundamentos de tipo jurídico, en la medida en que se solía argumentar que decisiones de este tipo iban en contra de las normas.

Por la desigualdad histórica, hay colectivos que necesitan de la Constitución Nacional herramientas para equilibrar una situación determinada. Esto es: instrumentos directos que apuntan a nivelar un escenario desfavorable hasta que el contexto se equipare. Según el artículo 75 (incisos 22 y 23), se reconoce con jerarquía constitucional a la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW), y se refiere a las denominadas “acciones positivas”. La apertura de un concurso como este cumple con estas características.

Aunque no existían antecedentes relacionados con instituciones universitarias domésticas, sí los había en universidades de otras partes del mundo. En 2021, la Universidad de Chile, por ejemplo, realizó una modificación similar sobre su régimen de concursos para ingresar a la carrera académica. A partir de un decreto, la casa de estudios determinó: “Podrá convocarse a concursos destinados de manera exclusiva a mujeres u hombres, siempre que se constate que las jornadas completas equivalentes del cuerpo académico de una Facultad, Instituto o Departamento corresponden a un porcentaje igual o inferior al 40 por ciento de hombres o mujeres, a quienes ocasionalmente se dirigirá exclusivamente el concurso”.

La novedad vinculada a esta incorporación es el resultado de un trabajo sostenido que la Facultad realiza desde 2016, a través de su Programa por la Igualdad de Género de la Secretaría de Promoción de la Equidad y Géneros de la UBA. “No creo que un solo suceso como este pueda cambiar todo, pero sí puede funcionar como señal de que efectivamente algo está pasando. Puede funcionar para que se abra el debate y se comience a prestar atención a este tipo de aspectos. Estoy muy orgullosa y muy contenta de lo que sucedió”, subraya Krick.

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