En Castilla y León, España, hay una red de asistencia a las mujeres, que coordina y subvenciona en parte la administración autonómica, con unas 16 casas de acogida entre pisos de acogida y de emergencia, cuenta María Jesús Blanco Hermosa, directora del Centro de Acogida para mujeres víctimas de violencia de género, gestionado por la asociación Simone de Beauvoir, de Castilla y León.

Simone de Beauvoir, como era de esperar por su nombre, es una asociación feminista y se sostiene a partir de subvenciones. En el día a día, el trabajo en la casa consiste básicamente en “ofrecer un lugar de protección y de seguridad: nos coordinamos con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Otro aspecto muy importante es todo el tema legal tanto en cuanto a las medidas civiles como a las penales, lo que exige coordinarnos con las abogadas”, contó Blanco Hermosa a este diario.

Hasta que las mujeres encuentran trabajo y pueden reinsertarse en la vida social fuera de la institución, se trabaja para conseguir todas las ayudas y prestaciones sociales a las que tengan derecho.

“También lógicamente escolarizamos a las y los menores, apoyamos en el tema de salud, incluida la mental, porque algunas de ellas están en tratamiento psiquiátrico. Además, buscamos que se recuperen en su salud y en el cuidado de su cuerpo, algo que muchas veces han olvidado. Contamos con un convenio de apoyo emocional, pues depende de la administración, cuando ya comienzan a estar un poco mejor, a veces hay que trabajar adicciones, escaso control de la economía doméstica, etc.”, relató la directora del Centro, que es trabajadora social.

Paralelamente ofrecen talleres y actividades que buscan básicamente desarrollar el aspecto relacional, explican desde la asociación. Brindan una variada gama, como inglés, fotografía, autodefensa feminista, etc. “Cuando las mujeres se han empoderado un poquito –detalló–, se han organizado, cuentan con algún apoyo y/o ayudas o trabajo, se empieza a trabajar para la salida del centro y para su independencia, apoyándolas un poco, en función también de su habilidades (hay mujeres que no necesitan prácticamente apoyo y otras que no serían capaces de hacerlo sin nuestra ayuda, pues están muy tocadas por la violencia o por la vida).”