Tras la balacera del martes a la noche contra una sucursal del Banco de Santa Fe en Granadero Baigorria, el mensaje escrito que quedó en la escena del tiroteo aludió en clave de acusación y amenaza al diputado provincial Maximiliano Pullaro, quien rápido llamó este miércoles a conferencia de prensa e interpretó la situación como una represalia por su prédica sobre la necesidad de ajustar el control a presos de alto perfil para combatir el delito violento ordenado desde las cárceles.

"Estas amenazas no me van a hacer callar, pero por supuesto que preocupan", indicó el ex ministro de Seguridad, y agregó: "Las organizaciones criminales, a quienes nosotros detuvimos, no nos van a hacer ir hacia atrás".

Las balas arreciaron pasadas las once de la noche del martes contra la vidriera del cajero del banco situado en Rivadavia y Chacabuco, a una cuadra de la Municipalidad de Granadero Baigorria, y a cuadra y media de la comisaría 24ª. Una vecina contó que el estruendo la sorprendió en la puerta de casa, cuando fue a abrirle a su hija, y al percatarse de que las detonaciones eran balazos, juntas se metieron a la casa. 

La policía recogió en la calle 9 vainas servidas de proyectiles que dejaron sendas huellas sobre los vidrios del cajero automático en el que por fortuna –y dado lo avanzado de la noche– no se encontraba ningún cliente.

La balacera preocupó, además, porque en la madrugada anterior había ocurrido un ataque similar contra la sucursal del mismo banco, pero en Villa Gobernador Gálvez. Fue el tercer ataque a balazos contra la entidad en dos meses. El primero había ocurrido el 8 de febrero, en una sucursal de Ayacucho al 5500.

La diferencia es que en el atentado de antenoche, los pistoleros llegaron en moto y depositaron dos mensajes escritos en un cesto de papeles: uno alusivo al jefe narco Esteban Lindor Alvarado, y otro referido a Maximiliano Pullaro. 

Las cámaras de seguridad registraron el momento en que un motociclista estaciona frente al local bancario, su acompañante desciende, arropado más para ocultar su identidad antes que por el frescor de la noche. Tiró los papeles de los mensajes, y enseguida sale a la vereda para descerrajar la andanada de disparos.

La esquela que aludía a Alvarado, condenado a prisión por homicidio y asociación ilícita en Ezeiza, lo advertía de supuestas traiciones de compañeros de reclusión. El mensaje dirigido al diputado Pullaro decía: "Dejá de hablar de los narcos si todos sabemos que vos y tu hermano son narcos", algo que poco después el propio Pullaro desmintió y lo atribuyó a una represalia mafiosa por su posición frente al crimen organizado.

El fiscal José Luis Caterina tomó intervención. En torno suyo descartaron a priori que la balacera tuviera relación con el banco en sí, sino que fue el escenario elegido para que el hecho cobrara difusión en la prensa durante la jornada. Y lo lograron.

"Las amenazas no me amedrentaron ni cuando denuncié narcos siendo diputado ni cuando los metimos presos siendo ministro. Vamos a seguir adelante para que los que faltan caer, caigan, y que los que están presos, estén aislados. Sé que no estamos solos", desafió el radical por Twitter en un párrafo digno de la campaña que lo tiene embarcado para disputar la candidatura a gobernador por el frente opositor que se está armando en la provincia.

El mensaje captó de inmediato una extensa réplica de expresiones de solidaridad en el ámbito político, empezando por el Comité Nacional de la UCR y una comunicación oficial de la Cámara de Diputados de Santa Fe.

Horas después, en conferencia de prensa, Pullaro afirmó: "Las organizaciones criminales no quieren que hablemos de ellos, que demos sus nombres y apellidos, esto indudablemente los expone y hace que la Justicia tenga que actuar permanentemente. Vamos a seguir de la misma manera, enfrentando al narcotráfico en Santa Fe".

"Seguramente –continuó–  esto se debió a los planteos que hago sobre las condiciones de detención de los presos de alto perfil y sobre la política criminal que se debe llevar adelante". 

El precandidato de la coalición opositora aprovechó para enumerar amenazas anteriores, como legislador y como ministro de Seguridad durante la gestión de Miguel Lifschitz. "No nos van a amedrentar", aseguró.

Por último, fustigó a la gestión Perotti en seguridad al responsabilizarla por la impunidad con la que se suceden las balaceras como nueva variante mafiosa en la escena rosarina. "El mensaje de impunidad que le expresan al gobierno provincial es que pueden hacer lo que quieran", reprobó.