Los bancos europeos registraron un viernes negro en las bolsas de valores, luego de que el Deutsche Bank, principal entidad de Alemania, temblara con una caída que llegó al 14 por ciento y terminó en el orden del 8,5 por ciento. Asimismo, los seguros de default de esa empresa tocaron sus máximos desde 2019, reflejo de la alta demanda por parte de inversores que especulan con su caída.

En lo que va del año, el Deutsche Bank acumula una desvalorización del 20 por ciento, impactado por la crisis que disparó la caída del Silicon Bank de los Estados Unidos y que forzó una reestructuración societaria del Credit Suisse en manos de su competidor, el UBS. Pero además, el Deutsche, de forma similar al Credit Suisse, viene de años de problemas financieros y hasta escándalos de corrupción.

El resto del sector bancario también pasó una jornada difícil. El Commerzbank alemán cayó un 5,5 por ciento, mientras que las acciones de los bancos italianos Intesa y Unicredit perdieron el 2,4 y el 4,1 por ciento, respectivamente. En tanto, el noruego Nordea bajó 8,5 por ciento; el holandés ING, 3,7 y el BNP Paribas y Société Générale, ambos de Francia, 5,3 y 6,1 por ciento, respectivamente. En España, bajaron el Santander (3,0), el BBVA (4,4) y CaixaBank (2,9 por ciento).

Crisis y cumbre

En medio de la cumbre de mandatarios de la Zona Euro, el Canciller de Alemania, Olaf Scholz, hizo lo que el libreto marca: salió a tratar de tranquilizar a los mercados. "El Deutsche ha reorganizado y modernizado su modelo de negocio. Es un banco muy rentable. No hay motivo para estar preocupados", dijo el sucesor de Angela Merkel.

A raíz de la turbulencia financiera y las dudas sobre en qué medida las instituciones europeas están a salvo de un contagio financiero masivo, uno de los temas centrales de la reunión de la Eurozona fue el fortalecimiento de la unión bancaria

La titular del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, dijo que "necesitamos progresar y completar la unión bancaria y seguir trabajando para crear un verdadero mercado de capitales europeo”. En tanto, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo que "hemos aprendido de crisis pasadas y la zona euro es donde los bancos son más sólidos".

La UE alcanzó la unión bancaria en 2014. El objetivo declarado de esta medida es "que los bancos sean sólidos y puedan resistir a futuras crisis financieras, resolución de los bancos inviables sin recurrir al dinero de los contribuyentes y armonizar normas en el sector financiero".

La unión bancaria cuenta con un "código normativo único", que establece un conjunto de obligaciones para unos 8300 bancos de la UE, entre ellas los requisitos de capital y garantías para los depósitos. Este texto elimina diferencias legislativas, iguala protección para consumidores y condiciones de competencia entre las entidades.

Impresiones

"El escenario de fondo es la persistencia de un sistema financiero altamente interconectado, fuertemente apalancado en mercados especulativos y con reglas insuficientes de capital y absorción de pérdidas por riesgos sistémicos. Toda la regulación financiera global diseñada por Basilea debería estar expuesta a revisiones con miras a reconstruir un sistema financiero que sea realmente un lubricante para la economía real", señaló el ex director del Banco Central, Pedro Biscay.

En un artículo publicado en el Financial Times, el analista Kevin Thozet consideró que "claramente, la pregunta central es quién será el próximo en caer. Lo que estamos viendo es que los participantes del mercado están testeando en dónde está el eslabón más débil del sector bancario".

En tanto, un informe publicado por analistas del Citigroup indicó que "el riesgo es que los titulares de los medios tengan impacto en la psicología de los depositantes, más allá de si el razonamiento inicial es o no correcto".

Para el reconocido economista griego, Yanis Varoufakis, "la crisis bancaria actual es diferente. De hecho, es peor que la de 2008 porque ninguno de los organismos reguladores de Estados Unidos y de Europa puede decir que están sorprendidos por lo que sucede. Los reguladores y los bancos centrales sabían todo: sabían que el modelo no podría sobrevivir a una subida de las tasas de interés de largo plazo junto a una salida intempestiva de depósitos. Sin embargo, no hicieron nada".

A pesar de la crisis bancaria, la Reserva Federal de los Estados Unidos acaba de aplicar otra suba en la tasa de interés de 0,25 puntos, hasta un rango de 4,75 al 5 por ciento. Se trata del noveno aumento de la tasa en el último año, con el objetivo de atacar la inflación. En tanto, la semana pasado había hecho lo propio el BCE, con un incremento de 0,5 punto que llevó al tipo de interés hasta un 3,5 por ciento.