¿Qué es la lealtad para Zeballos? "Me hablan de lealtad y no saben amar / También me hablan de rap y no saben rapear / Hablan de alcohol y no saben bancar / Hablan de má' y no saben na'-na', no saben na'-na', no saben de mí", explora en su último single, el que lo trajo nuevamente al país envuelto en una gran expectativa por parte de sus miles de seguidores. Así llenó el sábado el C Complejo Art Media en Buenos Aires, y prosigue su gira por el país.

Lealtad es entonces para Agustín Zeballos el título de su canción más reciente, nueva escala de cara a la salida de un cuarto larga duración cuyo proceso no pretende apurar. Porque el MC uruguayo de 22 años está siempre en el pico más alto de su carrera. Su nombre ya no es un secreto bien guardado para los amantes del hip hop cancionero en castellano, hoy está en el cuadro justo entre la pisada firme y otro gran salto.

"Me han ofrecido de todo, cambiar mi estilo y mi apodo, hablar de tiro' y robo'", enuncia en otra estrofa del mismo tema, dejando en claro que para él vender sus temáticas sería tan indigno como hacerlo con su sonido. Así se cimentó el éxito que se prueba por millones de reproducciones en plataformas digitales. Sensible, directo, melódico y un poquito raspador, ¿es ése un tipo de rapero que gusta a mucha gente?

Es, en principio, un rapper de tono particular pero no disonante, y flow como el que puede encontrarse en algún pasaje de Wos. La fuerza introspectiva de sus líricas y su sonido cruza de r&b, funk y boombap con densidad rioplatense devuelven un resultado particular que se ajusta al momento explosivo de la música urbana hoy. Siempre hay lugar para una versión más rioplatense de algo; más, si ese algo es lo que suena en todos lados.

Iniciado en el universo hip hop a través del freestyle en su Montevideo natal, Zeballos se fue apropiando de técnicas y recursos que supo explotar bien en batallas escritas, género hasta hace poco relegado en esta parte del continente, y hoy en notorio crecimiento como alternativa a las competencias improvisadas. Muchas de sus habilidades pueden verse en batallas como la que sostuvo en 2018 contra Wise, en la Plaza Varela de su ciudad natal.

Después de un paso arrollador por Argentina en 2022, cuando agotó de una tres Niceto en Buenos Aires, llenó en Rosario, Santa Fe y Córdoba, el MC volvió a cruzar el río para reforzar la coalición. Ahora toca este viernes 31 en La sala de las Artes (Rosario), el sábado 1° en Club Paraguay (Córdoba), el domingo 2 en Elvis Bar (Río Cuarto), el jueves 6 en Comuna Club (San Luis), el viernes 7 en Mamadera (San Juan) y el sábado 8 en 23 Ríos (Mendoza). Antes, pasó por la zona de Chacarita, que está cada vez más palermizada.

El artista consiguió uno de los atributos más complicados de su gremio: la expectativa. Este año llegaba con algo de música nueva en forma de sencillos y una puesta en escena distinta, con banda en vivo en lugar de soundsystem. Un giro ya común entre los jóvenes raperos de esta parte del mundo, donde la propuesta del soundsystem pareciera no terminar de llenar casilleros cuando la reputación se agranda, por lo que la banda en vivo aparece como una opción de toque más profesional y comprometida con la música. Cuestión de gustos.

El número previo fue su coterráneo vieja escuela, Mili Milanss, un personaje que está en la cultura hip hop desde 2002, fue su productor en variadas ocasiones y con quien generó feats resonantes. Mili sí se plantó delante de un soundsystem con mucha impronta rapper y un flow particularmente despreocupado que lo vuelve especial, presentando temas como Hello Tyson, de Telonero, Vol.2, su último disco.

Zeballos probando sonido antes del show en C Complejo Art Media | Foto: Alejandra Morasano

"¡Olé, olé, Zeba, Zeba!", cantaban las más de 4 mil personas que coparon el C Complejo Art Media. 21.19 aparecieron el cantante y su -ahora sí- banda para el vivo: bajo, batería, guitarra y trompeta, más pistas y las vocales de respaldo de Gavo, conocido en el freestyle como Punisher, ex campeón de BMD. Asimetría, de su disco epónimo de 2020, abrió la conversación y soltó: "Vení, mírame un rato, paso de raperos tibios / Jah, quiero en la calle los libros / En épocas donde ver por los demás es martirio / Elegí esconderme en las palabras desde que era un niño".

Pero la conexión fue realmente completa con Desayuno Ice, single editado a mediados de 2021 en el que la banda desplegó todo su potencial, permitiéndole al cantante moverse con la plasticidad de un gusano por encima de la base. La vibra rioplatense fue in crescendo con el avance del show, que partió desde lo más rapero hacia las fuentes de cierto rock uruguayo de los 2000. Sonaron Lealtad y Dando vueltas, sus dos últimos sencillos; y Mili participó de temas como La presión o Eclipse.

El show cerraría rápido, apenas tres minutos pasada la hora. Antes sonaría Nadir, el hit viral que multiplicó su nombre por las redes, con un evidente toque wosístico. "Quedan dos temas, no les voy a mentir", se sinceró el protagonista. Se refería a Money y Báilalo lento y, efectivamente, aunque se amagó a pedir por algo más, las luces de la sala bajaron mucho más rápido el martillo de la noche. La energía del público quedó flotando en el ambiente; el cantante y su banda se guardaron el último pucho para las nuevas paradas en suelo argentino.