Candela Blanco es una periodista feminista y activista de la diversidad corporal que realizo un sondeo en La Rioja para entender como está la provincia en términos de desigualdad en el acceso a la vestimenta y confirmó que la mayoría de la población no puede encontrar ropa de su talle.

De acuerdo a la encuesta realizada a 263 personas Candela pudo observar que al 59,3 por ciento de los consultados le cuesta encontrar ropa de su talle frecuentemente o siempre. No es un dato menor que más del 75 por ciento de los encuestados tienen entre 22 y 40 años. De la investigación también surgió que a un 34,6 por ciento a veces les pasa no encontrar el talle que buscan, y sólo un 6,1 por ciento respondió nunca haber tenido esta dificultad. A su vez el 55,5 por ciento de las personas dijo que frecuentemente o siempre encuentra las prendas que quiere en talle único.

En diálogo con La Rioja/12 la periodista explicó que “en este contexto aparece la Ley N°27.521, conocida como la Ley de Talles, sancionada en 2019 y reglamentada en 2021. Impulsada por los activismos de la diversidad corporal, esta normativa tiene como objetivo establecer un Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI) a partir de las medidas y dimensiones que resulten de un estudio antropométrico que debe reflejar las corporalidades de este territorio”, resaltando que “hasta el momento fabricantes y marcas de indumentaria de Argentina vienen implementando tablas de origen europeo o en muchas ocasiones directamente el famoso talle único”.

Candela alerta que “el cuestionamiento sobre el cuerpo ideal y los patrones hegemónicos de belleza son una pata fundamental de este debate porque la industria de la indumentaria y la moda son parte de la cultura que los promueve". 

Según su experiencia, la periodista relata que "no hay nada más incómodo y humillante que el momento en el que algún comerciante te mira y dice para vos no hay”. Y remarca como se ha naturalizado esto como una realidad inalterable, “al punto que incluso evitamos ir a los lugares donde sabemos que no tienen nada para nosotrxs”.

“Necesitamos entender que vestirse es un derecho que tiene que ser garantizado para todas las personas del país”,  afirma la activista, y sostiene que ese “para vos no hay”, es un acto de discriminación que agrava o se suma a otros actos parecidos que la persona puede vivir en muchos ámbitos de su vida por el tamaño, peso o forma de su cuerpo. “No son situaciones aisladas. Es una discriminación y desigualdad estructural, como la desigualdad de género“, explica Candela y advierte que “en el Mapa de Discriminación del INADI, se puede ver que uno de los mayores tipos de discriminación que viven lxs argentinxs es por cuestiones estéticas o corporalidades diversas.”

¿Y la ley?

Idealmente la Ley de talles viene a ampliar derechos para que las personas puedan encontrar un talle que sea acorde a su cuerpo y no sufrir discriminación en el intento. Sin embargo, el camino hacia ese objetivo avanza lento.

Una vez que esto ocurra, por un lado, las provincias deben adecuar sus normativas teniendo en cuenta esta ley y por otro se establecería el modo de etiquetar los talles, exponerlos debidamente, informar a las personas sobre sus derechos y difundir las reglamentaciones.

Al mismo tiempo hay un artículo que contempla el trato digno e informa que se puede denunciar prácticas abusivas que sufran quienes compran en los establecimientos comerciales o en la operación de compras a distancia.

Todo esto estaría controlado por la autoridad de aplicación que es la Secretaría de Comercio Interior del Ministerio de Desarrollo Productivo y las respectivas áreas en cada provincia.

Lo que queda

En el medio de estadísticas y leyes que tardan en implementarse, queda el impacto que este hecho social genera en las personas. La exclusión sistemática que viven algunos cuerpos como, por ejemplo, los gordos, tiene consecuencias en la salud mental y emocional "más si es algo que sufrís durante toda la vida, desde la infancia hasta la vejez. Como sostiene Estruch, la mayoría de las personas sienten que su cuerpo es un problema antes de pensar que en realidad es la industria o la cultura obsesionada con cierto tipo de cuerpo", dice.

Los resultados de una encuesta nacional de AnyBody reflejan que el 36 por ciento de las personas respondió que cuando les cuesta encontrar talle se sienten tristes porque su cuerpo no encaja. En La Rioja el resultado fue similar, el 33,1 por ciento respondió lo mismo.

En el apartado de la respuesta “Otra”, algunos riojanos comentaron que cuando no encuentran ropa en su talle también reaccionan de otros modos, como buscando en otros locales, otras provincias o internet.

Dos años pasaron desde la sanción de la Ley de Talles (N° 27.521), uno desde su reglamentación y aún se espera su implementación. Encontrar una amplitud de talles en la indumentaria y calzado de Argentina es una odisea a la que hay que enfrentarse cargando un escudo contra la frustración. El acto de vestirse es mucho más que solo efectivamente cubrir el cuerpo con algo. Es una forma de expresión, de construir identidad y además, un derecho humano reconocido por tratados internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos en el artículo 25 o el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 11. En estos instrumentos, vestirse es uno de los factores elementales para garantizar un nivel de vida adecuado.

Hablar de cuerpos y vestimenta nos lleva casi directamente a pensar en una situación cotidiana que sufre una gran parte de la población: la dificultad para encontrar talles.

Según informó una encuesta realizada por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (Cipdh, Unesco), en febrero pasado, siete de cada diez argentinos no encuentra ropa o calzado de su talle, y el 86,6 por ciento encuentra con frecuencia prendas solo en "talle único".