Desde Brasilia

¿Qué será del futuro de Jair Bolsonaro y Donald Trump?. Parte del destino de los referentes ultraderechistas de América comienza a jugarse esta semana.

Joyas y relojes

El miércoles, en Brasilia, el excapitán se presentará ante la Policía Federal que investiga por qué se apropió de joyas valuadas en varios millones de dólares que Arabia Saudita obsequió al estado brasileño y que él escondió en una finca del excampeón mundial de Fórmula 1, Nelson Piquet. El escándalo de las joyas, relojes para él y collares de diamantes para su joven esposa Michelle, causó estragos en la imagen del cacique derechista.

En el Partido de los Trabajadores, del presidente Luiz Inácio Lula da Silva , sospechan que las alhajas son la punta de una madeja de corrupción. Serían el soborno dado por los árabes que a pagaron sólo 1,8 mil millones de dólares por una refineria de petróleo brasileña cuyo valor de mercado es de 3 mil millones.

"Habrá muertos"

El próximo martes, un día antes de la cita de Bolsonaro con la policía, en Nueva York, Trump se presentará ante la Fiscalía por haber comprado el silencio de una actriz porno, Stormy Daniels, sobre relación que mantuvieron hace dos décadas. El magnate, en carrera hacia un nuevo mandato, incitó a una revuelta de sus simpatizantes contra la Justicia. "Habrá muertos" a raíz del proceso declaró Daniels, al diario británico The Times, asegurando no temer al violento expresidente pelirrojo de 78 años, treinticuatro más viejo que ella.

¿Bolsonaro será arrestado? Quienes conocen la intimidad de Bolsonaro hablan de su temor a ir preso por alguna de las dieciséis causas sustanciadas en varios foros, incluso el Supremo Tribunal Federal. Él mismo admitió que puede acabar entre rejas en una entrevista que leconcedió al diario estadounidense The Wall Street Jornal durante su estancia de casi tres meses en Orlando, Estados Unidos, iniciada el 30 de diciembre, dos días antes de la toma de posesión de Lula, a quien se rehusó entregar el bastón de mando.

En todo caso que Bolsonaro sea detenido por éste o alguno de los otros procesos en curso no parece probable en el corto plazo. Jueces del Supremo reconocieron temer un levanamiento de militantes ultras si su líder fuera preso. Recuerdan que el 8 de enero pasado miles de bolsonaristas invadieron los palacios de la Presidencia, el Congreso y el Supremo exigiendo la deposición de Lula. El alzamiento imitó la toma del Capitolio trumpista de 2021. Parece más probable que el Tribunal Superior Electoral declare inelegible a Bolsonaro para las presidenciales de 2026 por los delitos cometidos en los comicios de octubre, cuando intentó sabotear la votación.

Serio y disgustado

Al retornar a Brasilia, en la mañana del jueves pasado, no se lo veía exultante, como cuando instó al dar un golpe de Estado frente decenas de miles de seguidores en actos realizados el año pasado en Brasilia y Rio de Janeiro.

Al contrario, lucía serio, por momentos con una sonrisa de compromiso y evidentemente disgustado cuando debió atravesar los controles aduaneros siguiendo la rutina de cualquier pasajero. Sin las prerrogativas de las que gozaron él y los militares que introdujeron ilegalemente las joyas durante su gobierno.

Golpe de 1964

Uno de los motivos tenidos en cuenta por Bolsonaro al decidir que su regreso a Brasil  el 30 de marzo, sería estar presente al cumplirse el aniversario del golpe que derrocó al presidente Joao Goulart el 31 de marzo de 1964. Durante los cuatro años de su gobierno cívico-militar, instituyó la conmemoración en los cuarteles del movimiento sedicioso que implantó la dictadura imperante hasta 1985, sucedida por un gobierno civil, del presidente José Sarney, tutelado desde los generales.

Con Lula fue archivada la celebración de la dictadura y el nuevo jefe del Ejército, general Tomás Paiva hizo saber oficiosamente a los militares en servicio que serían sancionados en caso de pronunciarse sobre el tema.

En una abierta provocación al gobierno democrático el general retirado, Walter Sousa Braga Neto, publicó una nota el viernes exaltando la deposición de Goulart y la gesta de 1964 contra el comunismo. Horas antes de divulgar ese bando Braga Neto se había reunido son su jefe político, Bolsonaro, en la sede del Partido Liberal, en el centro de Brasilia.

Militares y civiles

Al reivindicar el golpe a través de un hombre de confianza como es Braga Neto, Bolsonaro envió una señal a la corporación castrense donde sigue gozando de popularidad. Es conveniente recordar que el exjefe del Ejército, general Julio César de Arruda fue destituído por Lula debido a su complicidad con el levantamiento del 8 de enero.

Refrendar su influencia entre los militares tal vez le sea más fácilque garantizar detrás de sí el apoyo de los 58 millones de ciudadanos que lo votaron en octubre, cuando Lula lo derrotó por apenas dos millones de sufragios.

Familia y poder

De las tantas leyendas construídas en torno del expresidente, una habla de su apego a las costumbres cristianas y a la familia tradicional. A través de una activa penetración en las redes sociales se inventó un relato idílico de Los Bolsonaro, como si fueran una versión tropical de la serie televisiva La Familia Ingalls, sobre pioneros norteamericanos puritanos del siglo diecinueve. 

En uno de los encuentros con evangélicos en Orlando, el mes pasado, el expresidente siguió ese guión cerrando su sermón con el lema "Dios, Patria, Familia y Libertad " y en otro ensalzó a su esposa, y hasta lloriqueó por ella. Pero lo cierto es que en la Familia Bolsonaro no impera la armonía y lo que predomina son las disputas de poder. Toda Brasilia sabe que los tres hijos del expresidente, el senador Eduardo, el diputado Flavio y el concejal Carlos son enemigos de su madastra Michelle, nombrada hace una semana líder del ala femenina del Partido Liberal por el jefe de esa agrupación Valdemar Costa Neto.

Chismes y versiones

Tampoco sería muy amable la convivencia entre el propio Jair y la exprimera dama Michelle,según surge de algunos gestos de ella: como el haber retornado a Brasil en enero dejando a su esposo sólo en Estados Unidos. Fuentes del Partido Liberal han dejado trascender el disgusto de Bolsonaro con el titular de esa agrupación, Costa Neto, para quien Michelle sería una buena "sucesora" del bolsonarismo en las presidenciales de 2026.

Saliendo de la telaraña de versiones y chismes hay un dato factual que generó una cuña en el matrimonio: ella tiene ambiciones propias, como quedó demostrado con los espacios de poder que ha construido para sí, al hacer campaña por la senaduría de la pastora Damares Alves y del pastor André Mendonca como juez del Supremo. Ambos electos para tales cargos.

Michelle, casi 30 años más joven que su esposo, podría ser una amenaza a las ambiciones de éste con miras de 2026: ella tiene una alta aprobación entre los votantes de derecha y menos rechazo que su cónyuge entre los electores de centro. Tal vez por eso un mes antes de volver a Brasil el exmandatario le prohibió, y ella acató, hacer giras giras sola por varios estados.