Saltó a la agenda mediática acusado de ser el lugar donde "reparten tierras de Mar del Plata a gente de La Matanza", donde se estaban "preparando tomas" y "asentamientos". Movilizó a vecinos de un barrio cercano que, extraña y coordinadamente, comenzaron a recibir noticias falsas sobre lo que se proyectaba en ese lugar. Derivó en una insólita denuncia por usurpación de tierras públicas del intendente Guillermo Montenegro contra funcionarios también públicos --el presidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), la directora de Promoción para el Acceso a la Justicia--, también contra el titular de la ONG Tercer Tiempo y el casero del lugar. La desinformación es tanta que al lugar se lo sigue llamando con un nombre que en realidad es el de un barrio cercano pero ubicado claramente en lotes diferentes, El Marquesado. ¿Qué se proyecta en las 150 hectáreas de Chapadmalal de las que tanto se habló y tan poco se sabe?

El Complejo Productivo Agroecológico se trazó en la Ruta Provincial N° 11, en el partido de General Pueyrredón, en terrenos cercanos a la costa que pertenecen al Estado y que permanecían sin uso, a pesar de distintas iniciativas allí iniciadas. La ONG Tercer Tiempo --que fomenta la inserción social a través del deporte y el trabajo con la tierra-- es la que firmó el convenio con la AABE, obteniendo en comodato el lugar primero por 180 días, para demostrar la factibilidad del proyecto, con la aspiración de obtenerlo por quince años más, si es aprobado, siempre en comodato. ¿Qué se planea allí? Un proyecto a pequeña escala de cultivo de alimentos libres de agrotóxicos, que pueda ser desarrollado por productores frutihortícolas que actualmente viven en condiciones precarias y pagando altos alquileres, y también ganadería y tambo a pequeña escala. Una organización cooperativa. Un lugar de formación que estará abierto a toda la comunidad. La posibilidad de abastecer con comida saludable a vecinos y vecinas de la zona a precios más bajos, sin altos costos de transporte. 

La relación con Juan Grabois --a quien se señaló como "instigador a la toma" en la acusación mediática-- aparece porque esos productores y productoras están organizados dentro del MTE. Pero son otras las entidades que actualmente avalan con su trabajo técnico, y con convenios ya firmados con estas instituciones, el trabajo que se viene realizando desde hace tiempo para arribar al comienzo de este proyecto: técnicos de las universidades nacionales de Mar del Plata, La Plata y Luján, y del Conicet.

El conflicto

El negocio de los lotes costeros del sur de Mar del Plata, que fue creciendo sin control --o con empuje-- del Estado desde hace décadas, y también un conflicto por el control de la sociedad de fomento del barrio El Marquesado y de la seguridad de la zona, aparecen como telón de fondo en la organización de una avanzada en contra de este proyecto. 

El sábado pasado, cuando productores, técnicos e integrantes de Tercer Tiempo fueron a hacer una primera visita al lugar, fueron abordados por un grupo de vecinos "muy exacerbados, con clara intención de hostigar", denuncia Maximiliano Alvarez, abogado de la ONG. "Se juntó gente en la tranquera, recibimos amenazas, escuchamos frases como ´negros de mierda, váyanse porque no son argentinos´. ´No queremos un asentamiento en Marquesado´", iban a reclamar esas personas. 

"Decir que vamos a hacer un asentamiento es subestimarnos. No queremos que los compañeros vivan en casas de chapa y madera, eso es lo que ya tienen. Ni siquiera sabemos cuántas familias podrán ir a quedarse a producir allí, ni cuándo, será un proceso paulatino que se definirá a partir de los estudios del uso del suelo que, justamente, fuimos a empezar a hacer", asegura. 

"Toda esta situación de conflictividad llegó cuando estábamos iniciando un trabajo muy serio de planificación de producción agroecológica en el predio", agrega Roberto Cittadini, profesor de la Universidad Nacional de Mar del Plata y doctor en Desarrollo Rural, ex coordinador nacional del Programa Pro Huerta y un técnico que ha llevado  una larga trayectoria de trabajo en el INTA. Describe el proyecto como "un modelo que rompe con el monocultivo, el daño al medio ambiente, la concentración de la tierra, la degradación de recursos naturales. Lo que hagamos en 140 hectáreas no va a ser una solución estructural, pero sí una muestra de que es factible producir de otra manera, mucho más virtuosa", establece. 

Y acota que "el proyecto se inserta en la tradición histórica del turismo social de los hoteles de Chapadmalal, porque en su origen tenían alrededor predios del Estado pensados para producir alimentos. Hubo una etapa en que había producción ganadera y matarifes para abastecer los hoteles". 

Un avance

Hubo una segunda reunión con los vecinos, donde se pudo explicar el proyecto. "Hubo una asamblea con gran participación, más de cien personas, muchos reconocieron que estaban mal informados. Fue un clima diferente, se pudo hablar, contar, despejar dudas", evalúa Cittadini. "Tenemos toda la vocación de comenzar y mostrar que es un modelo que redundará en beneficio de todos, porque además de lo agroecológico, el abastecimiento de cercanía significan costos menores de flete, y por lo tanto de producción", detalla. 

Cittadini describe las políticas activas que está teniendo Francia, un país en el que ha trabajado, para instalar pequeños productores en el llamado periurbano, alrededor de las ciudades, para producción agroecológica de abastecimiento. "No quieren hacer la revolución, buscan la solución a los problemas globales que hoy atraviesa la agricultura y la cuestión alimentaria. A eso apuntamos", ejemplifica. 

En la Argentina hay pocos ejemplos para citar; la colonia agrícola que organizaron productores ligados a la UTT en la localidad de Jáuregui, en Luján, en 80 hectáreas de un exinstituto abandonado, podría ser uno, pero no hay muchos más. La virulencia que despierta el mero anuncio de un pequeño proyecto que mostraría otra forma de producción y de organización, otro modelo a muy pequeña escala, llama la atención. O no tanto.