El ambiente de rugby comenta y repudia una jugada que se vio en el Super Rugby Pacific, en el encuentro entre dos equipos australianos. En el partido entre Queensland Reds y el ACT Brumbies se produjo una jugada que se ha viralizado.

El 52-24 final en favor de los Brumbies resultó anecdótico frente a la acción de uno de jugadores del equipo vencedor. Angus Blyth, un segunda línea de más de dos metros de altura y 120 kilos, embistió al wing Corey Toole. Iban 9 minutos de partido. Toole saltó para tomar una pelota lanzada al aire. Decidió lanzar la pelota para saltar en su busca.

Cuando quiso patear, recibió el impacto de Blyth, un tackle alto que dejó al wing en estado de conmoción. Toole trató de levantarse, lo hizo, pero conmovido por el golpe. Dos compañeros se acercan y lo frenan. La jugada, analizada en cámara lenta, muestra que Blyth no podía bloquear el remate y embiste hasta con la cabeza.

La decisión arbitral, tras revisar el video, sorperendió. El referí le sacó tarjeta amarilla, esto es, lo dejó afuera del partido por 10 minutos, cuando para todos correspondía la expulsión.

Los médicos revisaron a Tooole y quedó establecido que no podía seguir jugando. Rige un protocolo que impide que jugadores que estén con conmoción cerebral o estados similares permanezcan en cancha. 

Ahora, Blyth podría enfrentarse a una dura sanción. Máxime cuando la jugada se viralizó. Los comentaristas de rugby no ahorraron críticas por el tackle y reclamaron por que no hubiera sido expulsado. 

Está estipulado que si se genera un jugada violenta y deselal que implica riesgos físicos, derivará en una tarjeta amarilla y que en los 10 minutos de sanción se puede revisar por video para, eventualmente, ser expulsado. Eso no sucedió y derivó en las críticas al árbitro