El operativo policial en torno al clásico rosarino tuvo notorias fallas que derivaron en agresiones a los jugadores de Central por parte de hinchas leprosos tanto en la llegada del micro al estadio como en el ingreso al campo de juego, cuando les lanzaron bombas de estruendo y elementos de pirotecnia. Por otro lado, las puertas del Coloso fueron cerradas antes de tiempo por la gran cantidad de hinchas que por momentos ingresaron en malón, prácticamente sin ningún tipo de control.

El primer inconveniente se produjo durante la llegada del colectivo que trasladaba a los jugadores canayas. Faltando una hora y media para el partido, y con una gran cantidad de hinchas leprosos ya en los alrededores del parque Independencia, el micro ingresó al predio por calle Morcillo custodiado por varias camionetas policiales. En ese momento, los futbolistas auriazules llegaron cantando y golpeando los ventanales del colectivo y hasta se observó a integrantes de la delegación asomándose por el techo y agitando sus camisetas. Esto generó la ira de varios hinchas que esperaban para ingresar a la cancha, quienes respondieron violentamente arrojándole piedras al colectivo y provocando la rotura de varios vidrios (ver foto). La policía decidió responder disparando balas de goma a los violentos -en un sector donde también había familias- y se produjeron corridas. Finalmente, los efectivos de seguridad armaron una especie de túnel con sus escudos para que los jugadores de Central puedan bajar y entrar a los vestuarios.

Cuando los dos equipos salieron a la cancha y se preparaban para ingresar simultáneamente desde un costado cercano a la platea, el arquero Broun recibió el impacto de un objeto contundente en la cara –un elemento de pirotecnia que estaban usando varios hinchas- y sufrió un corte en el pómulo derecho. Por esa razón tuvo que ser atendido por el personal médico del plantel que le terminó poniendo un apósito en el lugar de la herida. Finalmente, el portero auriazul llevó tranquilidad y dio el visto bueno para poder comenzar el partido. En el mismo momento que sucedió el incidente con Broun, se arrojaron varias bombas de estruendo hacia el lugar donde estaban los jugadores de Central. 

 

Por otro lado, el ingreso de los hinchas de Newell’s a la cancha fue por momentos caótico, al punto tal que la policía liberó la entrada cuando se acumulaba gran cantidad de personas, suspendiendo la solicitud del DNI en el control de Tribuna Segura y el cacheo que suele hacerse previo al ingreso. A su vez, esto generó que muchas personas que no tenían entrada o carnet pudiesen ingresar libremente, colmando todas las tribunas en poco tiempo, lo que derivó en la determinación de cerrar los accesos de varios sectores antes de la hora prevista. Ante esto, muchos hinchas rojinegros que habían abonado su entrada o contaban con el carnet para ingresar se quedaron sin la chance de entrar al estadio, lo que generó un gran malestar que incluso derivó en algunos disturbios que fueron reprimidos por la policía disparando balas de goma.