Desde Río de Janeiro

El fin de la URSS y del campo socialista hizo que Estados Unidos declarara el triunfo del mundo unipolar, bajo la hegemonía norteamericana. La globalización del modelo neoliberal se articuló con esta perspectiva, proyectando un mundo política y económicamente unipolar.

Sin embargo, esta expectativa cambió relativamente rápido. La alianza entre China y Rusia contradijo las esperanzas estadounidenses y apuntó en una dirección diferente.

China salía del largo período al que estaba condenada desde la invasión de las fuerzas británicas, que introdujo el consumo del opio -cultivado en la otra colonia británica, la India- y, con él, su declive. La vigorosa recuperación de la economía china impulsó, al mismo tiempo, el liderazgo de China en Asia y su proyección a otros continentes - América Latina y África.

El viaje de Lula tiene un enorme significado económico y político. En primer lugar, representa el fin del mundo unipolar, con el fin de la hegemonía norteamericana en el mundo. Los intercambios entre China, Brasil y Rusia fortalecen a los Brics y un mundo multipolar.

El viaje de Lula

Antes del viaje de Lula da Silva a China, Xi-Jinping estuvo con Putin en Rusia. Celso Amorim fue a Rusia y se reunió con Putin. Después de la visita de Lula a China, Lavrov viene a Brasil. En la agenda de las reuniones está ciertamente la paz en Ucrania, pero también las cuestiones económicas.

A nivel político, el tema inmediato es el acuerdo de paz para Ucrania. Brasil y China acordaron los términos que tienen que proponer para el fin de la guerra. Al mismo tiempo, el fortalecimiento de los Brics es un objetivo central, porque es en esta organización donde se concentran las fuerzas que luchan por un mundo multipolar.

En el plano económico, el objetivo central es la desdolarización de las relaciones económicas no solo entre los dos países, sino en el plano económico general. Un proyecto de creación de una moneda común para América del Sur, formulado por Brasil, avanzaría en esa dirección.

Pero un acuerdo más general, centrado en los Brics, con China y Brasil como sectores que lo impulsan, representa un cambio radical en las relaciones económicas internacionales. El dólar ha sido la moneda mundial desde el final de la Segunda Guerra Mundial, que consolidó la hegemonía norteamericana en el mundo.

De ahí el pánico de Estados Unidos y de todos los analistas que defienden sus intereses en los medios, con los avances -ya irreversibles- del proceso de desdolarización.

Brasil firmó 15 acuerdos con China, que diversifican las relaciones económicas entre los dos países, lo que representa un gran flujo de inversiones chinas en Brasil.

El año 2023 promueve así claramente el fin del mundo unipolar, con Estados Unidos como única superpotencia mundial. Nunca Estados Unidos estuvo tan aislado en América Latina, que siempre había sido la región de hegemonía privilegiada de Estados Unidos.

México, Colombia y Chile habían sido los países privilegiados de la alianza de Estados Unidos en el continente. Hoy, ninguno de ellos juega ese papel más. Los países menores permanecen, como Ecuador y Uruguay, con gobiernos conservadores. Nunca antes tantos gobiernos en América Latina se habían desviado del modelo neoliberal propuesto por Estados Unidos.

A ello se suma la consolidación de China como principal socio económico del continente. La presencia de Brasil en los BRICS, a su vez, expresa la presencia de América Latina en el principal espacio de construcción de un mundo multipolar.

El mundo no será el mismo después del viaje de Lula a China, los acuerdos firmados en ese viaje y, sobre todo, la estrecha colaboración entre los dos países. Lo que está claro es que se acabó el mundo unipolar y la hegemonía norteamericana que existía hasta hace poco en el mundo.