Lenin Moreno tuvo su primer encontronazo como presidente de Ecuador nada menos que con su vicepresidente. A poco de asumir en el Ejecutivo, el mandatario de Alianza País le quitó tareas a su lugarteniente, Jorge Glas. “Deróguese el decreto ejecutivo número 9 suscrito el 24 de mayo de 2017, retirándose así todas las funciones asignadas al vicepresidente de la República”, determinó el decreto enviado a la prensa por la Secretaría de Comunicación de Presidencia. Otro decreto, el número 100, señaló que también se apartaba a Glas del Comité Ejecutivo del Consejo Consultivo Productivo y Tributario, y del Comité para la reconstrucción de las zonas afectas por el terremoto de abril de 2016. Este es el último coletazo de un conflicto que avivan el ex presidente Rafael Correa y el actual mandatario y correligionario en Alianza País.  

Tras el anuncio de Moreno, el primero en reaccionar fue Correa, convertido en la práctica en su principal opositor. “Ups! El ‘diálogo’ sólo ha sido para los que odian la Revolución! Adelante, Jorge. Tómalo como una condecoración”, escribió el ex mandatario, en el poder entre 2007 y 2017. Desde que Moreno asumió la presidencia en mayo, Correa se mostró muy crítico con su forma de gobernar y por sus reuniones con adversarios y representantes de sectores que tradicionalmente se opusieron a su gestión, entre ellos la prensa privada y la dirigencia indígenas.

El ex mandatario calificó de entreguismo algunas acciones de Moreno, cuyo estilo es de menos confrontación y más mediático que el de su antecesor, quien sugirió además la existencia de un supuesto plan para destituir a Glas, uno de sus aliados más fieles. Radicado temporalmente en Bélgica, Correa deslizó hace algunos días la posibilidad de crear incluso un nuevo partido que resguarde los logros de la llamada Revolución ciudadana, ante el distanciamiento con Moreno.

El último episodio en el enfrentamiento entre Moreno y Correa se originó la semana pasada, cuando el mandatario, en una cadena nacional, divulgó datos “veraces, precisos y de acceso público” sobre la situación económica del país. “En mayo de este año, la deuda pública histórica del país, que incluye los gobiernos locales, alcanzó un monto agregado de 41.893 millones de dólares”, describió el presidente en un discurso a la nación. Dijo que también existían otros pasivos del Estado, como operaciones de corto plazo, pasivos de empresas petroleras, ventas anticipadas de hidrocarburos, que, entre otras, sumaban un monto aproximado de 8.000 millones adicionales.

Para contrarrestar supuestamente ese contexto, Moreno anunció un programa de contención del gasto público y estímulo a las inversiones para enfrentar el “grave escenario económico” debido al “grave endeudamiento” en que lo dejó su antecesor y correligionario, Rafael Correa.

El ex jefe de Estado respondió diciendo que el gobierno de Moreno estaba preparando “un paquetazo”, obedeciendo a la oposición. “Por definición, un mentiroso jamás va a decir que lo es, pero, pese a las formas, lo seguirá siendo”, sostuvo el ex presidente a comienzos de semana a través de su cuenta de Twitter. Sobre las denuncias en su contra, Correa aseguró que “el gobierno actual conocía perfectamente todas las cifras de deudas y pasivos, que, además, son públicas”, y que “mantiene el mismo equipo económico”, por lo que “hacer una cadena nacional para ‘anunciar’ lo que siempre supieron es tan solo parte de un show”.

A su turno, Glas responsabilizó a Moreno de implementar prácticas políticas clientelares, en coincidencia con las críticas de Correa. El vicepresidente, acusado de haber recibido sobornos de parte de ejecutivos de la empresa brasileña Odebrecht y opositores de Ecuador, sostuvo en una carta que “ahora se construye un escenario propicio para la corrupción institucionalizada”, y defendió nuevamente la lucha contra ese flagelo que, según él, se emprendió durante los dos gobiernos de Correa.

Ayer, Glas dijo que se mantiene en su cargo pese a la sanción de Moreno. “Indistintamente de que me hayan retirado funciones oficiales, sigo siendo el vicepresidente de todos los ecuatorianos. Seguiré trabajando junto a los pobres de mi patria”, afirmó en una rueda de prensa. Y sostuvo que seguirá luchando por la erradicación total de la pobreza.

Según el diario La Hora de Ecuador, en su primera alocución luego de conocerse las sanciones en su contra, el vicepresidente volvió a la carga contra el presidente, a quien acusó de entregar cargos del sector eléctrico a la familia del ex presidente Abdalá Bucaram. Glas insistió que no se alejará del Ejecutivo y que tiene pensado concluir el mandato de cuatro años para el que fue electo. Además, sostuvo que la quita de funciones responde a sus críticas y reiteró que no apoyará reformas a la Ley de Plusvalía y en medidas económicas en contra de la mayoría de la población.

“Me han retirado todos los encargos del presidente de la República por opinar, por criticar, por denunciar, por decir la verdad, por dar mi opinión”, sostuvo Glas. El vicepresidente ecuatoriano se quejó también de que le retiraron el permiso de utilizar el avión presidencial y dijo que colgará en la sala de su casa el decreto ejecutivo firmado por el presidente Moreno.

En pleno receso legislativo, la bancada de Alianza País se reunió de urgencia ayer para analizar el desencuentro provocado entre Moreno y Glas y para estudiar cómo hacerle frente a la profunda división que existe en sus filas entre los partidarios de Moreno y del ex presidente Correa. La Constitución ecuatoriana advierte que son atribuciones del vicepresidente reemplazar al jefe del Ejecutivo, en caso de ausencia temporal o definitiva, y ejerce las funciones que éste le asigne.

Para el politólogo, Esteban Nicholls, la medida adoptada por Moreno no quita del camino a Glas, sino que le saca ciertas atribuciones de tipo más bien formal. “Una forma mas efectiva de neutralizar la figura de Glas hubiera sido darle responsabilidades sin ninguna trascendencia, no quitárselas”, explicó. Otros analistas consideran que la crisis fue creada por el propio Glas para forzar una salida digna ante tantas acusaciones de corrupción.