La 47° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires vivió este jueves un emotivo momento cuando se inauguró la sala Horacio Gonzalez, en el pabellón Ocre, con un homenaje en el que participaron amigos y colegas del ensayista, que murió en junio del 2021.

Con la presencia de su compañera Liliana Herrero en primera fila, amigos, colegas y alumnos, leyeron fragmentos de sus textos, de sus libros y sus entrevistas. En este contexto, la socióloga, investigadora y docente, María Pía López resaltó el lugar de la ficción en González y destacó que “fue un escritor de novelas a destiempo”.

Entrevistada por AM750, Pía López recordó que si bien sus primeros intercambios con González se dieron en el marco de la Facultad de Ciencias Sociales, donde él era docente, el primer recuerdo que tiene del intelectual es durante un recital de Liliana Herrero.

Luego, ambos establecieron una relación de trabajo muy fructífera que López rememoró con mucho cariño: “Después fuimos compañeros de muchas aventuras. Editamos revistas juntos. Escribimos juntos. Y estuvimos muchos años juntos cuando Horacio dirigía la biblioteca y yo dirigía el Museo de la Lengua”.

Consultada sobre el porqué del homenaje a Horacio, explicó en Aquía, allá y en todas partes: “Las marcas de Horacio González en la cultura son muchas. Era una persona que producía un anudamiento muy fuerte entre el compromiso político y la crítica intelectual”.

“Era alguien que no temía hablar con la lengua de la crítica en cualquier situación. En asambleas, en reuniones políticas, en meses de gestión. No dejó nunca de poner en juego lo que él era como intelectual y profesor”, agregó.

Y, mientras que en La Plata estaba por hablar la vicepresidenta en recuerdo de los 20 años del triunfo electoral de Néstor Kirchner, comentó: “Fue el director de la Biblioteca Nacional cuando Néstor era Presidente. Por eso, que sea en estas fechas, es importante también. Horacio hizo lo que decía Néstor siempre. No dejar sus convicciones en la puerta”.

“Su estilo de pensar, con mucha complejidad, con mucha osadía. Lo otro es que nunca fue un escritor académico cerrado en una institución. Siempre se pensó como un intelectual público con mucha capacidad de intervenir en todas las discusiones y asumir todos los riesgos en esas discusiones”, comentó.

Y finalizó: “Tenía una enorme generosidad para establecer diálogos colectivos. Era como si su vida entera estuviera en estado de asamblea. No solo es el lado intelectual el que está en los homenajes, sino también esa sensibilidad con la que fue construyendo lo común”.