El fin último de la literatura es lograr momentos de felicidad para quien lee y para quien escribe. José Luis Rodríguez Zapatero confiesa que es un lector y autor feliz. Cuando habla de Jorge Luis Borges, la única religión que profesa con devoción, el brillo de su mirada proyecta y contagia esa fascinación que empezó en la década del sesenta en su casa natal de León, cuando un primo le dio El Aleph. El expresidente de España llegó a Buenos Aires para presentar su libro No voy a traicionar a Borges, publicado por editorial Octubre, el lunes 1 de mayo a las 19 en la sala Carlos Gorostiza de la Feria del Libro. “Si me preguntaran quién es el Einstein de la literatura, diría que es Borges”, subraya Zapatero, que también participará en la presentación del libro Objetivo Cristina. El lawfare contra la democracia en Argentina, este domingo, en el predio de La Rural.

“Borges no tuvo gran interés por la política”

“Me hubiera encantado abrazar a Borges. Me parece sano intelectualmente abrazar a alguien que tenga un pensamiento distinto al mío”, aclara este apasionado lector que en 2001 prologó una edición de Ficciones y conoció a María Kodama. A los 25 años Zapatero, que es miembro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se convirtió en el diputado más joven en la historia de su país y fue presidente de España entre 2004 y 2011. “Borges no tuvo gran interés por la política”, dice al comienzo de una conferencia de prensa que se extendió durante casi una hora. Y podría haber seguido hablando de Borges otra hora más, con calidez, entusiasmo y cordialidad. Como a muchos otros lectores, le llama la atención, como lo escribe en el libro, que el escritor en lengua castellana más vanguardista y más innovador haya sido un hombre conservador. Zapatero recapitula las distintas fases del pensamiento político de Borges, desde de la admiración que tuvo por la Revolución Rusa, pasando por el apoyo a las dictaduras de Augusto Pinochet y Jorge Rafael Videla hasta que reconoce a las personas perseguidas por la dictadura. “Solo hay una constante en su pensamiento político y es su antiperonismo visceral -recuerda-. La biografía condiciona el pensamiento político y creo que una cierta aristocracia intelectual de Borges explica su pensamiento más conservador. Yo afirmo en el ensayo que se preocupó más por los hombres que por el gobierno de los hombres”.

En el que fue su despacho presidencial en el Palacio de la Moncloa entre 2004 y 2011, ahí donde decidió el retiro de las tropas españolas de Irak, el envió de tropas a Afganistán y desde donde promovió el matrimonio entre personas del mismo sexo, que luego sería aprobada por el Congreso, tenía un retrato de Borges y otro de Bioy. “Mi relación con la literatura se resume en eso: solo Borges”, confirma por si había algún pequeño resquicio para la duda. “Toda la influencia de Borges en mí ha sido positiva, me ha acercado a la serenidad en la vida”, transmite con pasión su fervor borgeano y revela que cuando leyó el cuento “El inmortal” comprendió lo “desesperante” que sería la inmortalidad y asumió “la finitud con inteligencia”, que es como Borges lo hizo en ese relato. “Cada vez que quiero ser feliz releo a Borges”, agrega y lamenta que la vida sea finita y no pueda dedicar más tiempo a releer al escritor argentino.

Patrimonio universal

Zapatero, que también presentó la biografía de Borges de Alejandro Vaccaro en la Feria del Libro, comenta que leyendo el libro de Vaccaro descubrió que Borges define la muerte “como un sueño sin sueños”. “Nadie ha compuesto metáforas tan brillantes ni ha adjetivado con tanta fuerza como Borges. Debo decir que disfruto cuando escucho a (Mario) Vargas Llosa decir cómo no se le había ocurrido a él lo de la famosa ‘unánime noche’, quizá una de las adjetivaciones más elogiadas de Borges”, reconoce el expresidente español y destaca que es “muy borgeano” lo que está sucediendo con el legado del escritor argentino después de la muerte de María Kodama. No descarta que Borges haya dejado en algún sitio un testamento y cree que el Estado debería proteger ese legado. “Borges es un patrimonio universal que Argentina debería velar”, pondera y fundamenta con el hecho de que el autor de Ficciones está entre los tres escritores más traducidos en español, junto con Gabriel García Márquez y Miguel de Cervantes. “Mi pronóstico es que será el primero en no muchos años. Su obra es el inicio de una literatura diferente, anticipatoria y explicativa del mundo y del universo”, analiza el político español.

El mejor cuento de Borges es “El Aleph” para Zapatero. “Me fascina Beatriz Viterbo y estoy un poco triste porque se afirma que era Estela Canto. Yo pienso que Borges no quería que nadie supiera quién era Beatriz Viterbo -conjetura el político español-. Me encanta ‘El Aleph’ porque para mí es un cuento de amor, aunque se ha interpretado muchas veces como la gran ficción borgeana, como ese espacio que contiene todos los espacios, pero cómo se derrama, cómo se decanta ese amor de Borges hacia Beatriz Viterbo me parece fascinante; ese momento en el que ve la foto de Beatriz y dice ‘soy yo, soy Borges’ es espectacular”. No es mas que “un lector fiel” de Borges que ha cumplido un destino. Tanta pasión por Borges tenía que generar No voy a traicionar a Borges. “Qué más podemos hacer en la vida que homenajear, reconocer y consagrarnos a quien nos ha hecho ser felices”, exclama y cuenta que en la pandemia habló con la coordinadora de la colección de Ediciones Huso, la editorial española “de culto” donde publicó originalmente el libro en 2021.

De otra dimensión

La coordinador de Ediciones Huso le propuso escribir un ensayo sobre su escritor preferido. “Tendría que ser de Borges porque no voy a traicionar a Borges”, respondió entonces. De esa respuesta surgió el título. Admite que lo escribió “con temor” porque pensó que la crítica “iba a caer sobre mí”. Desde muy joven ha inducido a amigos y a amigas a leer al autor de Fervor de Buenos Aires. “Es muy difícil hacer que la filosofía te emocione y eso solo lo ha hecho Borges”, insiste y recomienda leerlo para “entender la vida y amar la literatura”. Podría citar ejemplos hasta altas horas de las madrugada, si lo dejaran. Pero se enfoca en el poema “Las causas”, especialmente en un verso: “los días y ninguno fue el primero”. “Que a alguien se le haya ocurrido definir de esa manera la eternidad es tan sublime que para mí no hay otro adjetivo. Entiendes la vida con Borges y amas el arte y la literatura”. Sugiere empezar con Borges por los cuentos “El Aleph” y “Emma Sunz” para luego saltar hacia poemas como “Las causas”, “El poema de los dones” y “Ajedrez”. También incita a escuchar alguna conferencia como “La ceguera”. “Borges dice que tiene una ceguera modesta; no es completa, es de un ojo sí, pero del otro no, y por tanto no puede presumir de la ceguera. Alguien que es capaz de poner esa ironía y esa creatividad literaria ante un problema como la ceguera es de otra dimensión; por eso todas sus opiniones políticas me han parecido completamente irrelevantes”.

Antiperonismo irredento

¿Cómo imagina un encuentro con Borges? Los ojos azules de Zapatero dibujan en el aire la escena que incluso cree haber soñado. “¿Qué le diría a Borges? Que soy un devoto; la única fe en la que he llegado a militar a fondo es tu literatura. Y tendría la tentación de preguntarle por qué ese antiperonismo tan irredento. No podría evitarlo”, reconoce con un sonrisa pícara. “Él siempre dice que el arte, que la literatura, no busca un mensaje social o político; es la belleza pura. ¿Qué mensaje tiene ‘unánime noche’? Ninguno, aunque tenemos la tentación de ver todo político en la vida, pero no es así. Borges es superior, para mí es el mejor escritor que ha dado la literatura en castellano y en todas las lenguas. Lo afirmo así, con una rotundidad inequívoca”, expresa el expresidente español que tiene “una pasión secreta” por Argentina y así como ha dedicado su vida a entender a Borges ahora quiere dedicar tiempo a entender a Argentina. “Un país que da un escritor como Borges no puede ser un país sencillo”.

Muchas de las citas políticas de Zapatero son ideas inspiradas en Borges. Una vez, en un debate parlamentario con José María Aznar, su contrincante político, le dijo: “No nos une el amor sino el espanto”. Le fascina el Borges prologuista y dice que lo más difícil para un político es el comienzo del discurso porque “la palabra en la política es casi todo”. Cita lo que leyó en “Prólogo con un prólogo de prólogos”: “Que yo sepa, nadie ha formulado hasta ahora una teoría del prólogo”. Esa frase de Borges la usó para presentar libros o a políticos, como uno más de los recursos borgeanos a los que apela en sus discursos. El único efecto negativo que asume que le ha provocado Borges es que le cuesta mucho leer otra literatura que no sea la de Borges. ¿Habrá segundo libro sobre Borges? “Hay cosas que me han quedado en el tintero; todos los días escribiría sobre Borges. Hay muy pocos días en mi vida en que no haya pensado en Borges; hay pocos días en mi vida que no haya recordado una frase, una palabra, un adjetivo, un verso”. El tigre ciego con los ojos amarillos que ilustra la portada de No voy a traicionar a Borges es una obra de Andrés Torres Rivas. “Borges es un personaje inventado por Borges, incluso cabría pensar si existió realmente, si no es una leyenda de la literatura o un autor apócrifo. Pero eso es lo fantástico de Borges, como esa página de ‘Borges y yo’, donde habla de Borges como un vanidoso y admite que ha escrito algunas páginas válidas. Con un talento excepcional, su biografía ha de ser una ficción. No puede ser de otra manera”, plantea Zapatero. Cada vez que está en Buenos Aires aprovecha para comprarse más libros sobre Borges y nuevas ediciones. “Quiero tener una biblioteca de Borges y todo lo demás meterlo en un cajón”.

En el devenir de su pasión borgeana surge una hipótesis. “Borges se hizo antiperonista el día que hubo una manifestación antiperonista bajo el grito ‘alpargatas sí, libros no’. Si Borges oyó eso, automáticamente se hizo antiperonista porque él es el hombre libro”, argumenta Zapatero. “A lo mejor su antiperonismo era una provocación. Quizá solo la madre de Borges supiera realmente cuáles eran las últimas y las íntimas convicciones de Borges. Él decidió ser una ficción en sí mismo y hacer la mejor ficción de la historia”, sostiene y puntualiza que la legión de borgeanos en el mundo tiene el deber de descubrir más cosas de Borges. “Siempre me ha producido mucha intriga por qué decidió morir en Ginebra, qué mensaje nos quiso dar, qué relato falta ahí, qué cuento está por escribir”, manifiesta el expresidente español que asegura que los políticos son novelistas por la extensión de sus discursos y se pregunta “por qué usar cientos de palabras para lo que se puede decir en una frase”. Descree de las ideas que no caben en una frase. “Descreer es muy borgeano también”, resalta y vuelve a insistir: “En la literatura, el escritor que más se ha acercado a la perfección es Borges”.

Recuperar consensos republicanos

Hacia el final de la conferencia expresa que el atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández le pareció “un hecho grave, un acto de violencia frío, deliberado, ante los ojos del mundo”. Así como su pasión en la vida intelectual y literaria es Borges, su pasión política es la no violencia. “Yo no seguía mucho la política argentina, pero a partir de ese día (el atentado) me puse a seguir la política argentina; no se imaginan hasta qué punto conozco a los integrantes de los copitos y todos los periodistas que combaten de un lado y del otro”, se posiciona Zapatero, “un hombre muy respetuoso” del estado de derecho y la independencia judicial. “Me preocupa mucho la hipótesis de que el lawfare pueda existir”, advierte y comenta que vio dos cosas que lo hicieron participar del libro Objetivo Cristina. “La imparcialidad es apariencia de imparcialidad; que representantes del sector judicial estuvieran haciendo deporte con un rival de Cristina Fernández de Kirchner, no me parece bien. Soy un experto también en Lago Escondido”, ironiza el expresidente de España.

 

“Cuando una parte de la sociedad es capaz de decir que Cristina Fernández de Kirchner es lo mejor y la otra lo peor, esto anticipa cosas no buenas. Cuando vi el atentado, pensé: voy a intentar ayudar. Los límites de eso que se llama la grieta tienen que reconsiderarse y es necesario recuperar consensos republicanos”, sugiere Zapatero, uno de los pocos políticos europeos que se pronunció a favor de la inocencia de Luiz Inácio Lula da Silva, cuando fue condenado por el juez Sérgio Moro. “En democracia tiene que haber una verdad común”, propone el político español que ve con preocupación como “hay una polarización de tal calibre que no merece la pena”. El juicio a Cristina en la llamada causa Vialidad, “adolece del problema serio de la imparcialidad”, según Zapatero. “Hay que extremar la imparcialidad cuando se trata de una persona que está en una tarea política, igual que el político debe extremar su independencia de los jueces. En mis ocho años de presidencia jamás hablé con un magistrado del Tribunal Supremo. No tomé café ni fui a jugar al fútbol. Esto es muy importante porque las formas dan el ser a las cosas en democracia”, concluye Zapatero.