Novedades de campaña: en la tele dicen que después de las PASO el juez Claudio Bonadio meterá en la cárcel a Cristina Kirchner por el delito de “infame traición a la patria”. Jaime Durán Barba dice que tiene una encuesta que le da a Esteban Bullrich pegado a Cristina y en ascenso. El Indec anuncia que la economía empezó a crecer. La CABA sostiene que la pobreza disminuyó dos puntos en la ciudad. Durante toda la semana, los medios dijeron que los gobernadores peronistas se reunirían para arremeter contra Cristina Kirchner.

Pero resulta que el anuncio sobre la supuesta prisión de la ex presidenta esconde en realidad un debate interno de Cambiemos sobre la decisión de poner a Cristina Kirchner en el centro de la campaña. El sector más político de la alianza oficialista dice ahora que de esa manera la hicieron crecer y que deberían haber insistido en la fractura del peronismo. El presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó había avanzado en esa línea y ya tenía preparada una colectora peronista de Cambiemos. Durán Barba desechó esa línea de trabajo, Monzó fue exiliado de la campaña y más tarde surgió la famosa consigna del ecuatoriano: “No hablen de economía, centren en la corrupción y la herencia recibida”. Los focus group de Durán Barba pusieron a Cristina Kirchner en primer plano. Cambiemos llega a la recta final de la campaña con la decisión de no buscar más aliados en el peronismo, pero con la sensación de que hicieron crecer a su adversaria y con una discusión entre los candidatos funcionarios con el equipo económico y los bancos de Ciudad y provincia frenando la trepada del dólar para no recalentar más los ánimos en plena campaña.

En una ciudad donde aumentó exponencialmente la cantidad de personas en situación de calle, y donde de la misma manera aumentaron las personas que asisten a comedores populares, una ciudad donde UNICEF informó que la mortalidad infantil aumentó de los 6,0 de 2015 a 7,2 niños muertos por cada mil nacidos en 2016, resulta que en esa ciudad, el gobierno macrista asegura que la pobreza bajó dos puntos. Mientras en el resto del país pasa fácilmente los 32 puntos, en la CABA el macrismo mide 14 puntos de pobreza. Milagro porteño en el ejercicio de las estadísticas. Y el Indec anunció el crecimiento de la economía, al mismo tiempo que seguían cerrando sus puertas numerosas industrias y se producían despidos masivos. La percepción es opuesta a los números oficiales. Una dujovniada: el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, afirmó que “los salarios le ganan por goleada a la inflación” y una fargosiada: el ex consejero de la Magistratura por el oficialismo, Alejandro Fargosi denunció que las personas humildes que duermen en las calles de Buenos Aires están pagadas por punteros del kirchnerismo. Y detonó una lluvia de posteos macristas en las redes con esa mentira infame.  

El elector de la ciudad de Buenos Aires es el más cautivo del mensaje de las corporaciones mediáticas y es probable que muchos de ellos crean ambas afirmaciones a pesar de que sus bolsillos les digan lo contrario. Pero es muy difícil penetrar con esas mentiras en un conurbano donde los efectos de la política económica están haciendo estragos.

En ese contexto, Cristina Kirchner subió en las encuestas. La encuestadora Management and Fit, que fue la única que en junio arriesgó que Bullrich estaba un poco por delante de ella, informó ahora a un selecto grupo de empresarios que su última encuesta la mostraba adelante con más de siete puntos de diferencia sobre Bullrich. Para suavizar el trago amargo, agregó cifras de todo el país donde Cambiemos tiene desempeños más lucidos. Se mostró al presidente resignado a una derrota en el distrito más importante del país. Y de repente, aparece en Infobae una encuesta de Elypsis que lo pone a Bullrich, un candidato sin ángel, otra vez a un punto de Cristina. “Empate técnico”, dijo Durán Barba y ponderó que la muestra abarcó a 15 mil personas.

A esta altura, el juego de las encuestas resulta indescifrable. La mayoría ya le dan una ventaja a Cristina sobre Bullrich. Si se confirman esos números, la campaña de guerrilla en las redes y de apariciones relámpago en contacto directo con distintos grupos que realizó hasta ahora la ex presidenta le habrá asestado un golpe fuerte al oficialismo en un distrito que representa al 40 por ciento del electorado nacional. Las cifras pasan el 40 por ciento en algunas zonas y llegan al 55 por ciento entre los ciudadanos de condición más humilde. También los jóvenes constituyen una mayoría entre los votantes de Unidad Ciudadana. La aparición de Durán Barba con los números de esa súperencuesta, los anuncios del Indec y del gobierno de la CABA aparecen como intentos de cambiar el clima del último tramo de la campaña.

Hay un sondeo diferente. Según la cuarta edición del ránking H+K Social Index (HKSI) que elabora la consultora Hill+Knowlton Strategies, la precandidata de Unidad Ciudadana reúne 2465 puntos del llamado “H+K SI”, unidad de medida que se construye tomando como base la cantidad de seguidores, de posteos y de interacciones de posteo de cada perfil del candidato analizado en Facebook, Instagram y Twitter. Para que se tenga una idea comparativa, el candidato que le sigue, apenas llega a los 500 puntos. También tiene 500 puntos Elisa Carrió, la precandidata macrista que encabeza las encuestas porteñas. La presencia de Cristina Kirchner en las redes es cinco veces superior a la de cualquier competidor. Tiene sentido, porque la estrategia de Unidad Ciudadana fue priorizar casi en forma excluyente a las redes sociales. En contrapartida, los candidatos macristas tienen el respaldo de las grandes corporaciones mediáticas.

La presencia del gobernador cordobés, Juan Schiaretti, en Buenos Aires dio que hablar. Se anunció que el jueves se reunirían los gobernadores peronistas para despegarse de la candidata bonaerense. Varios opinadores lo dieron por seguro. Pero fue otra operación de la prensa oficialista, el jueves no se habló del tema, aunque todo el mundo sabe que varios de ellos no tienen buena relación con la ex presidenta. En cambio, lo que salió de esa reunión fue una crítica durísima al gobierno nacional por la coparticipación. El cordobés le solicitó fondos a Macri y el presidente le respondió que aumente los impuestos. La CABA tiene un lugar preferencial en la distribución de fondos y María Eugenia Vidal pidió que saquen 50 mil millones a las demás provincias para el Fondo del Conurbano. La relación entre el gobierno nacional y los gobernadores peronistas está en su peor estadio. Igual que los intendentes en su momento, la mayoría no hará grandes movimientos hasta que no aclare el plano nacional. La actitud de los gobernadores vale más que una encuesta porque su vida política depende de sus olfatos más que entrenados.

Por decisión propia, Cristina Kirchner estuvo casi dos años sin fueros y las denuncias en su contra se multiplicaron, pero no aparecieron pruebas ni dinero mal habido, ni propiedades no declaradas. Al revés que a la mayoría de los funcionarios actuales a los que les aparecieron sociedades offshore y negocios turbios. Es difícil que Bonadio decida encarcelarla en medio de una campaña en la que casi todos los pronósticos la dan como posible ganadora. Pero el proceso político es muy parecido al de Brasil, donde una justicia amañada sería la encargada de obstruir el camino de Lula hacia una nueva presidencia.

En este cuadro, Cambiemos ya empezó a minimizar el resultado bonaerense para mostrar resultados nacionales. Proyectando los votos que las encuestas asignan a Cristina Kirchner en Buenos Aires, Marcos Peña dijo que no tiene más del 12 por ciento. En la mayoría de las provincias, la base humilde del peronismo simpatiza con Cristina, igual que en el Conurbano. Cuando el kirchnerismo se separa de esa base que por tradición está estructurada en el PJ, tiene dificultades para pesar en el plano electoral. Para los gobernadores ese factor también es problemático. La integración de las listas en la provincia de Buenos Aires y en la CABA o en Santa Fe son ejemplos de esa confluencia y plantean formas distintas para resolver ese dilema, que es el principal dolor de cabeza en la política argentina. Porque es la carta de triunfo para unos y una amenaza para otros.