Dada su confirmación definitiva de que no se va a presentar, sería muy deseable que toda la energía política militante se dirija a la candidatura que no solo exprese al kirchnerismo, sino que también impida un debilitamiento político que puede llegar a ser muy importante.

Es el final de las interpretaciones, de la hermenéutica tan propia del peronismo y el comienzo de las decisiones.

La responsabilidad clarísima de la Corte con respecto a su proscripción exige que en lugar de solo denunciar su nefasta actuación como grupo de tareas del macrismo, surja por fin la construcción de un proyecto capaz de generar un estado de movilización general hasta las elecciones y luego continuar la reinvención del movimiento nacional y popular. Un liderazgo nuevo, autorizado solo por el proyecto que representa. Si es posible esto, hablarán los acontecimientos.

La otra posibilidad es asumir que su proscripción invalida el proceso electoral y la actual democracia. Esta segunda opción debe ser manejada con prudencia.