Cada cierto tiempo el Kun Agüero se desmelena. Puede con todo. Se lo merece. Padece el extraño síndrome del "horror vacui": donde el cerebro percibe una ausencia, coloca una prótesis. Rellena los huecos con realidades imaginadas. Si las ortopedias emocionales resultarán tan visibles como las físicas las estaríamos disimulando todo el rato. El Kun es un experto en fabricar prótesis emocionales. "Yo no lo veo al peso. Hay que dolarizar, y el peso a tomar por culo", sentenció en unas nuevas declaraciones. 

El aprendiz de economista se apropió de una expresión muy castiza, muy española, para mandar a nuestra moneda, simple y llanamente, a la mierda. Lo dicho, para el Kun el peso es una "ausencia", y necesita ya de una prótesis. Su pulsión libertaria lo sitúa en plena simbiosis con el arquero Milei, esa dupla futbolística de nuevos y antiguos economistas neoliberales. Esta última "gracieta", al Kun lo mete de lleno en la Modernidad. Es algo a lo que nos tiene acostumbrado. 

Hace exactamente un año también nos aconsejaba dolarizar el sistema financiero argentino. Algo muy aplaudido por sectores del establishment. "Lo de Agüero es ejemplificador. Es un pibe que viene de abajo, nació en un barrio muy humilde pero salió al mundo y conoce lo que pasa. Hasta los sectores más humildes del país se están dando cuenta. Lo del Kun es importante, por que empieza a marcar el camino", declaraba Leandro Marcarian. Uno se pregunta a qué camino y a qué mundo se refiere Marcarian. Desde luego a este no. Muy pocos países tienen sistemas financieros dolarizados. Otro, uno más, con ensoñaciones de prótesis emocionales.

Hace unos meses el Kun dejaba caer otra perlita. "Saben lo que es el patrimonio", preguntaba en su canal Twitch. "Es todo lo que vos tenés en el mundo. Hay países que por tener plata en tu cuenta te cobran anualmente. Yo no lo veo. No me convence que pagues un porcentaje anual del patrimonio que vos tengas". Una vez más, Agüero "no lo ve". Y cuando no lo ve, se desmelena. El ex jugador argentino se refería al impuesto de patrimonio tan vapuleado desde la revolución conservadora de los años 80. Por estas expresiones recibió un caluroso apoyo de Ricardo López Murphy: "Lo que dice Agüero es impecable. El estado debe dejar de saquear a los contribuyentes con impuestos". 

Lo que realmente quería decir el ex ministro de economía es que el estado debe dejar de saquear con impuestos a los contribuyentes salvajemente ricos. Dejó de decir -zorro viejo- que la mayor parte de los contribuyentes no alcanzan el corte, por lo tanto no pagan impuesto a la riqueza. Algo que no coincide con el informe que presentó Oxfam Intermon en Davos, titulado: "Las desigualdades matan", donde concluía que el impuesto al patrimonio estaba en niveles testimoniales, por no decir nulos, comparados con el 90% de presión fiscal patrimonial del gobierno estadounidense de Franklin D. Roosevelt o la Gran Bretaña con anterioridad a la llegada de Margaret Thatcher. Con la frase " la desigualdad mata" inicio el sociólogo sueco Goran Therbor su libro más afamado: "Los campos de exterminio de la desigualdad". Según su informe, durante la pandemia, los 10 hombres más ricos del mundo duplicaron su fortuna personal, pasando de 700.000 a 1,5 billones de dólares. A un ritmo de 1.300 millones al día.

Lo que el kun Agüero debe saber (sino que se lo explique López Murphy que de esto sabe bastante), que el viejo liberalismo hace tiempo que mutó en "neo" y abandono su parte escasa de humanidad. Que los ricos son cada vez más ricos, y cada vez pagan menos impuestos. Un hombre de la villa como el kun lo tiene que saber. Aunque hoy la villa le quede muy lejos. Tan lejos, como los bajos impuestos que paga la riqueza extrema sin domesticar.

(*) Ex jugador de Vélez, clubes de España, y campeón Mundial Tokio 79.